El gobierno de la República Islámica de Irán, liderado por Mahmoud Ahmadinejad, continúa generando preocupaciones, tanto para Israel, el pueblo judío, como para Argentina y la comunidad internacional. Esta vez, tiene que ver con la designación al puesto de Minitro de Defensa a Ahmad Vahidi, nombre asociado con el fundamentalismo islámico, y uno en la lista de nombres de personas buscadas por su involucramiento en la planificación del atentado a la AMIA en julio de 1994.
Vahidi lideraba en ese momento la Brigada Quds de la Guardia Revolucionaria iraní, cuya función, dicen informes, es la de “organizar, entrenar, equipar y financiar movimientos revolucionarios islámicos fuera de Irán”. Los informes apuntan a él como uno de los responsables del atentado. Debido a las acusaciones en su contra, es buscado no sólo por la justicia argentina, sino que también se ganó pedido de captura por parte de la INTERPOL, junto con otros jerarcas iraníes y libaneses.
Según el libro “El tercer atentado” del periodista Walter Goobar, la Brigada Quds, por ese entonces a cargo de Vahidi, realizó no menos de 70 misiones de reconocimiento en Argentina a partir de principios de 1993, como parte de preparativos ante el atentado, en conjunto con la Embajada iraní (especialmente a través de su Agregado Cultural, Moshen Rabbani, vinculado a la compra de la camioneta Traffic) y el Ministerio de Inteligencia y Seguridad en Teherán.
De acuerdo al informe del fiscal Alberto Nisman, Vahidi fue parte de una infame reunión de autoridades iraníes el 14 de agosto de 1993 en la ciudad de Mashah, donde se discutió y aprobó la ejecución del atentado contra la mutual judía ubicada en la calle Pasteur.
No es sólo por la AMIA que Vahidi no es querido en el mundo. Informes internacionales también lo señalan como un personaje importante dentro del programa de misiles de Irán, y sus intentos de obtener potencial nuclear. Estas sospechas llevaron, en junio del 2008, a un documento emitido por la Unión Europea, solicitando el “congelamiento de bienes” relacionados con Vahidi y que se impida su entrada o tránsito por territorio europeo.
A principios de este mes, el Parlamento iraní confirmó la decisión del gobierno, con una mayoría de 227 votos positivos sobre un total de 286, mientras que otros candidatos a puestos ministeriales, como los de Energía, Educación y Bienestar Social, fueron rechazados.
Luego de la votación, se pusieron escuchar varios gritos de “¡Muerte a Israel!” por parte de los diputados iraníes. Hablando con la prensa, el flamante Ministro de Defensa afirmó: “Mi nombramiento es una bofetada decisiva a Israel”.
El Presidente de AMIA, Guillermo Borger, calificó el nombramiento de “vergonzoso e insultante”. La DAIA, condenando el nombramiento, también expresó en un documento que "la decisión adoptada por el presidente iraní, quien niega sistemáticamente el Holocausto y llama a la destrucción del Estado de Israel, constituye un incalificable agravio a las víctimas de la masacre y sus familiares, a la comunidad judía argentina y a la República Argentina y su sistema judicial y debe merecer la más categórica condena del gobierno nacional y de la comunidad de naciones democráticas".
Sergio Burstein, de Familiares y Amigos de las Víctimas, dijo: "Esta designación es una provocación. No debería sorprender, esto es Irán, Irán se ríe del mundo. Este señor es uno de los que planificó el atentado”
El hecho de que Irán haya decidido contar con Vahidi, según los informes un especialista en establecer vínculos con otras organizaciones terroristas y en la planificación de atentados, como figura central de la política de “defensa” de Irán, parece indicar que la República Islámica planea promover su agenda “revolucionaria” en el mundo, sin importar el costo.
Con este nombramiento, Irán se aísla todavía más de la comunidad internacional y se crea un impedimento más hacia la desnuclearización del régimen de Jamenei y Ahmadinejad. La tensión aumenta, como también el desconcierto frente a una realidad crecientemente compleja y de mayor intransigencia.