¿Cuál es en líneas generales su análisis de la Causa AMIA hasta hoy?
Creo que la causa AMIA pasó por momentos muy distintos. Fueron superponiéndose diferentes capas geológicas a lo largo de los años. Hay una causa AMIA madre, y después está la causa del encubrimiento del atentado. Muchas veces las interconexiones entre las dos causas han generado temas y situaciones nuevas en las que se han confundido.
Un ejemplo patente de esto es que el Tribunal Oral Federal no 33, que supuestamente iba a juzgar la causa AMIA, terminó siendo un juicio en gran parte sobre el encubrimiento y no sobre la cuestión de fondo. A partir de la sentencia, tuvo que volverse para atrás y desandar muchos caminos relacionados con los sucesivos encubrimientos por parte del Estado, y por ciertas complicidades institucionales, que generaron gran pérdida de tiempo y energía.
A nivel de la percepción social y la de muchos familiares, parece una causa que nunca se va a resolver y en la que nunca se avanzó. Yo sostuve, desde un comienzo, la responsabilidad iraní en el atentado. Mucho antes de ser planteado por el Estado argentino, mi aproximación vino de mi especialización en el Medio Oriente.
¿Está de acuerdo entonces con la postura del fiscal Nisman?
En gran parte sí. Sin embargo, si bien sostengo la pista iraní, creo que ésta no necesariamente excluye la pista siria. Creo que ambas ideas no son antagónicas, como mucha gente piensa. Diría que este caso es una especie de combo, con responsabilidades compartidas. Es imposible que Siria no hubiese estado enterada, pero -en todo caso- su rol se limitó a dejar hacer. Por otro lado, no caben dudas que la responsabilidad estatal es de Irán.
¿En que elementos de la causa se basa para designar a Irán como responsable?
Yo me involucré mucho en la investigación de los dos atentados. Fui uno de los primeros periodistas en llegar al escenario del atentado en la Embajada de Israel. Antes de eso, fui especialista en temas de Medio Oriente. La dinámica operativa del terrorismo del Hezbola y del Medio Oriente era familiar para mí, cuando no era conocida la agrupación en Argentina. Para explicar el atentado a la AMIA, me remonto al atentado contra la Embajada de Israel. Primero, porque ese atentado se dio de una forma muy particular, en un contexto de muchas expectativas por los acuerdos de paz en Medio Oriente. Si se hubieran concretado los acuerdos de la época, probablemente Siria, que controlaba Líbano en el momento, habría terminado desarmando el Hezbola. Fue entonces que Hezbola, operando en el Líbano y bajo dirección iraní, decide la formación de comandos autónomos fuera del Medio Oriente. No sólo en Argentina, sino en varios lugares del mundo, como la frontera EEUU – Canadá.
Fueron comandos que existieron, operaron y fueron desactivados por las autoridades de distintos países del mundo. La diferencia fue que en Argentina se produjo la implantación terrorista, en particular en la Triple Frontera, nunca siendo desactivados ni descubiertos en mayor medida, mas allá de lo que sabemos sobre las actividades del clérigo Moshen Rabbani y actividades de algunas mezquitas. En Suecia conocí en detalle la desactivación de actividades terroristas que tenían como sede una mezquita de Estocolmo, cuya planificación era casi idéntica al atentado en Argentina.
Creo que comparando ambos atentados -AMIA y Embajada-, desde los puntos de vista técnicos, logísticos y el mensaje que se intentaba llevar en ambos ataques, hay un salto cualitativo pero un denominador común.
¿A qué se refiere?
Si comparamos el uso de vehículos en uno y otro atentado, uno se da cuenta de que en el ataque a la AMIA se intentó superar las fallas que hubo en el episodio anterior. En el caso de la Embajada de Israel, el auto fue rastreado muy rápidamente. Era un auto legal comprado en una concesionaria. En el caso de la AMIA, se clonó el auto, convirtiéndolo en un ente muy difícil de rastrear. Hasta el día de hoy, el fiscal Nisman terminó el rastreo sobre el chasis, existiendo todavía cuatro chasis posibles para el coche-bomba. Esto implica que los autores del atentado a la AMIA aprendieron del atentado en la Embajada en el 92.
Son datos generales, pero hubo además muchas señales de alerta. En una publicación británica, parte del grupo de publicaciones de The Economist, llamada Foreign Report , un alto funcionario no identificado del Hezbola, anunciaba: "Esperen a que termine el Mundial de Fútbol. Vamos a cometer un atentado y no necesariamente lo vamos a reivindicar". Esto fue publicado antes del atentado. Habla claramente del papel cumplido por Hezbola.
¿Cree que Hezbola y el gobierno iraní necesitaron de una conexión local en el atentado?
En mi libro El Tercer Atentado, relato una explicación más extensa de las expectativas iraníes hacia el gobierno de Menem. Hay que remontarse más atrás y pensar en el papel cumplido por Argentina en el tráfico de armas durante el conflicto Irán-Irak. Argentina tenía trato con ambas partes, y esto era conocido por ellas por sus servicios de espionaje.
Antes de la implantación de células iraníes en Argentina, podemos mencionar la apertura de IRNA, agencia oficial de noticias iraní, en Buenos Aires. Comandos iraníes viajaron, no sólo en Argentina sino en muchos países del mundo, bajo la cobertura de IRNA o de la televisión iraní. Atentados desactivados en Francia fueron desactivados porque quienes viajaban habían sacado pasajes consecutivos a nombre de la televisión estatal.
¿Cree entonces que la conexión local está relacionada con la Televisión iraní?
Digo que hay que tener en cuenta varios factores. En primer lugar, la necesidad iraní de tecnología nuclear. Además, la necesidad iraní de compra de cereales y de aprovisionamiento de armamentos, hicieron de Argentina un país atractivo. Con la llegada al poder de Menem, se esperaba de Argentina una postura internacional favorable al mundo árabe y musulmán, expectativas que fueron traicionadas por la alianza de Menem con EEUU en la Guerra del Golfo y la adopción de una actitud de alianza incondicional con Estados Unidos, la cual representa también una alianza con Israel.
Tuve el privilegio, los primeros días de julio de 1994, de viajar a Israel para una cobertura periodística. Pude entrevistar al por entonces Canciller de Israel (hoy Presidente) Shimon Peres. En conversaciones off the record con el Ministerio de Relaciones Exteriores, les comenté que me parecía un gravísimo error que Israel no fuese querellante en la causa del atentado a la Embajada. La Embajada era territorio israelí, obligando al Estado de Israel a ser querellante ante la justicia argentina. Decidió no serlo, colocando a las instituciones judías como querellantes. Fue por varias causas, algunas jurídicas y otras políticas. Entre las políticas, dijeron que no querían incomodar al gobierno de Menem. Según ellos, Menem resulto ser el presidente argentino que más hizo por Israel. A Alfonsín lo habían invitado muchas veces a visitar Israel y se había rehusado.
Les dije que no entendían las implicancias políticas que tenía no ser querellantes, además de mezclar a las instituciones judías argentinas. No me considero clarividente, pero de alguna manera algo sabía inconscientemente. A una semana voló la AMIA. Después del atentado, los funcionarios me llamaron y me dijeron Off the record, "tenías razón". Israel consideraba respecto del atentado a la Embajada que con quienes había que saldar cuentas estaban en Líbano o Irán. Pero hubo grandes errores en cuanto a la evaluación política interna que en Argentina significaba la impunidad en el primer atentado. No se aportó a la investigación de manera de desactivar la célula y conocer los detalles del atentado. Esa logística quedó intacta en Argentina. Por eso pienso que los atentados están vinculados, con matices de diferencia porque se aprendió de los errores y se corrigieron en el segundo atentado.
¿Cómo evalúa la actitud de los diferentes gobiernos con respecto a la investigación?
Creo que Menem sabía que Irán era el responsable. El gobierno de Menem mantuvo muchas negociaciones secretas con Irán. El atentado a la Embajada se produce cuando Menem suspende el envío de material nuclear a Irán. Curiosamente, Irán, que tenía el derecho de comenzar una causa judicial con el gobierno, nunca lo hizo, hasta mucho después. Desde el punto de vista del derecho, tenían toda la posibilidad. Al no hacerlo, quedaba evidente que el atentado fue una consecuencia de esa disconformidad.
El gobierno de Menem, con Guido Di Tella como canciller, mantuvo reuniones secretas donde se hablaba eufemísticamente de compensar a Irán por la suspensión del contrato nuclear. Entre líneas, hablaban de que no se involucrara a Irán en el atentado. Esta idea se continuó a lo largo de los gobiernos de De la Rúa y, en algún sentido, de Duhalde. Creo que el gobierno de Kirchner tomó el tema de diferente manera, aunque funcionarios a los que respeto mucho, como el ex canciller Rafael Bielsa, gente con mucha responsabilidad, desconfiaba de la conexión iraní.
Desandar el camino tan signado por encubrimientos, es mucho mas difícil que haberlo investigado de entrada. Hay una gran cantidad de energía desaprovechada en rastrear las facetas de encubrimiento.
Creo que hubo avances, fundamentalmente en el rastreo de las comunicaciones. Podemos ahora construir un cuadro de situación. Entre los avances, está ahora en el centro de la mira las conexiones entre Kanoore Edul, Telleldín y el vendedor de autos Monjo; y el papel jugado por Moshen Rabbani. En la parte medular de la causa, sin embargo, no se logró avanzar: dónde y cuándo se armó el coche-bomba, por ejemplo.
¿Qué expectativas tiene con respecto a la decisión de la Corte Suprema de Justicia de reabrir la investigación?
Creo que es un muy buen fallo. De alguna manera, tiene un aspecto ejemplificador en no legitimar la impunidad. Concretamente, depende de la pericia ampliar las redes de la investigación a áreas todavía no explotadas. Por ejemplo, creo que todavía existen fallas en lo jurídico en Argentina. Todavía no es claro como se judicializan las pruebas provenientes de los servicios de Inteligencia. Por la mala experiencia con estos servicios, mucha información se descarta por ser, por ejemplo, testimonios de opositores iraníes, o por desconfiar de su fuente. Para que la información de Inteligencia tenga valor jurídico, tiene que haber reglas claras, que en el resto del mundo existen. Sería importante que la Corte Suprema profundice en esto. En un país cansado de encubrimiento e impunidad, podría disipar la imagen de que esto es una operación de encubrimiento más.
Un ejemplo de esto es el tema del supuesto suicida. Proviene de información de inteligencia que, a mi saber, no se convirtió en prueba efectiva. No sirve para una condena. Como periodista, puedo tener muchos indicios, evidencias periodísticas sobre el papel de Irán, datos, etc., pero esto no quiere decir que sólo mi testimonio sirva para condenar a alguien.
Para ser judicializable, tiene que pasar por determinado proceso. Si a mí me llaman a declarar, puedo dar mi nombre y dar o reservarme mis fuentes, pero en el caso de la Argentina no está claro cómo se debe proceder con la información proveniente de la Inteligencia, con la excepción de las escuchas telefónicas.
¿Cree que este problema de confiabilidad en lo obtenido por los servicios de Inteligencia tiene que ver con negligencia o complicidad?
Creo que es una combinación. Estamos viendo que, inclusive muchos de los funcionarios que participaron de la investigación, fueron cómplices del terrorismo de Estado. Otros tenían antecedentes antisemitas, pudiendo haber envenenado la causa. No hay tradición en Argentina de servicios y legislación de Inteligencia honesta y dedicada a proteger a los ciudadanos, sino más bien dirigida a vigilar a la ciudadanía y saber de su intimidad que en la protección. Nunca hubo un mea culpa, de los servicios de Inteligencia. Fui testigo de escuchas telefónicas de sospechosos que decían "Hablan idiomas arcaicos que la SIDE no está en condiciones de decodificar". Idiomas arcaicos que presuntos terroristas pueden hablar, son árabe o farsi. Pretender que haya terroristas de Medio Oriente que hablen porteño perfecto es ridículo.
Con respecto a la dirigencia comunitaria judía, ¿cuál cree que fue la actitud hacia la investigación?
Hubo una gran menemización de la dirigencia comunitaria de la época. En función de eso, se trasgredieron límites. Se pensaba que cualquier cosa que Galeano sacara de su lugar retrasaría la investigación. Se terminó avalando prácticas que demostraron ser improcedentes de Galeano. Se terminó logrando lo que se quería evitar. Se temía que sacando a Galeano la causa volvería a foja cero. Defendiendo a Galeano, la causa terminó en foja cero de alguna forma. Para peor, la dirigencia comunitaria quedó comprometida con las actitudes improcedentes de Galeano.
El nombramiento de Jorge "Fino" Palacios al frente de la Policía Metropolitana está alimentando un debate relacionado con la presunta participación del policía en el encubrimiento de la causa. ¿Qué opina sobre el nombramiento?
Me resulta penoso que un ex funcionario de la DAIA, actual funcionario de Macri, Claudio Avruj, haya fogoneado el nombramiento de Palacios sabiendo que él va a ser procesado por el Juez Ariel Lijo. No está resuelto el procesamiento, pero el pedido está, y el debería haberle dicho a Macri que no era un paso conveniente. Por lo que sé, Avruj le dijo a Macri que había que ganarle de mano al juez. La DAIA no puede objetar porque le otorgó a Palacios una medalla. Es curioso que el caso de Palacios es el primer tema en 15 años en el que las agrupaciones de familiares (Familiares y Amigos de las Víctimas, Memoria Activa y APEMIA) están unificados en la misma postura, reclamando que él no puede liderar la policía. Quien esté familiarizado con el funcionamiento del juzgado de Lijo, sabe que si Palacios fue indagado es porque hay fuertes evidencias que apuntan a su responsabilidad en el encubrimiento. Probablemente, Palacios fue una ficha en un mayor encubrimiento, recibiendo una orden y cumpliéndola. La influencia de Munir Menem hizo que la SIDE levantara todas las escuchas telefónicas a la familia Kanoore Edul, el sospechoso que fue aparentemente protegido por Menem, Anzorreguy y Palacios. En esa misma cadena, seguramente fue que le dijeron a Palacios "allaná, pero avisá antes". Esto de todas formas no le quita la responsabilidad al policía. En todo caso, ante la duda de su inocencia, lo sensato y digno habría sido esperar la resolución del juez y no nombrarlo justo después de las elecciones. Macri aseguró antes de las elecciones en la Legislatura que no nombraría a Palacios.