A la memoria del Profesor Gregorio Klimovsky

Por Noe Davidovich


 Creo cumplir con esta nota un acto de justicia a la memoria del Profesor Gregorio Klimovsky recientemente fallecido. Muchos fueron los artículos que hacían referencia a la trayectoria universitaria del recordado profesor y docente universitario. Estas notas aparecidas con motivo de su lamentable muerte no recalcaron su labor dentro de los ámbitos judeo argentinos.
Fue Klimovsky un judío orgulloso que no escatimó en ningún sentido su participación en nuestra vida institucional comunitaria. Lo hizo voluntariamente y lamento que las circunstancias en que se desenvuelven nuestras actividades no hayan reflejado debidamente su aporte de filósofo, semiólogo, en el esclarecimiento de los problemas que agitan nuestro desenvolvimiento.
Cuando en las reuniones del Congreso Latinoamericano, rama del Congreso Judío Mundial, apareció como disertante su figura, esa para los que estaban en esa labor, una personalidad no claramente conocida para el establishment judío. Pero su capacidad de intelectual pudo al poco tiempo apreciarse todo el aporte de su enjundia de su amplitud de criterio para abarcar los conocimientos y casi permanentes problemas de las comunidades judías latinoamericanas.
Su compromiso con la sociedad argentina como integrante de la CONADEP (Comisión Nacional de Desaparecidos) reflejó  también su lucha por el esclarecimiento de los desaparecidos durante las dictaduras militares. Esto fue difundido en las notas necrológicas aparecidas con motivo de su deceso. Su pasión universitaria y su identificación con los postulados de una universidad abierta y pluralista le valieron el respeto y la consideración de sus colegas y alumnos.
Es entonces que a estos recuerdos de su dilatada trayectoria hizo volver a recordar que en diferentes ocasiones acudimos para que nos acompañe en nuestra labor tanto institucional como partidaria en el ishuv argentino.
Klimovsky era una persona de una sencillez destacable. Quien se encontraba con él en algún café de Buenos Aires podía darse cuenta de su afabilidad y de no dilatar su participación en nuestras luchas dentro de la comunidad a nuestro requerimiento. Fue así que nos acompañó en las listas del Congreso Sionista Mundial, que presentaba el entonces Mapam-Haschomer Hatzair y no vaciló en integrarlos, sin reserva alguna.
No impuso para ello el lugar dentro de la misma, con la modestia que lo caracterizaba y tampoco acompañar a la delegación que participó en Jerusalén a las reuniones del Comité de Acción Sionista, cuerpo ejecutivo del referido Congreso, como un compañero más.
Todo ello no era un obstáculo para que desarrollara su labor en el ámbito universitario. Recuerdo que en aquel entonces muchas fueron las notas aparecidas en los diarios  porteños con artículos periodísticos que no en poca medida aportó desde su formación científica.
Cuando el que escribe estaba en la presidencia del Comité Argentino del Tejnion, Instituto Tecnológico de Israel le formulé la invitación para integrar el Comité Asesor Académico de esa institución, el Profesor Klimovsky aportó sus experiencias para el desarrollo entre aquella Alta Casa de Estudios y la ciencia argentina en beneficio de esa rama del saber.
En otras circunstancias, a nuestra invitación para la creación de la Academia Judeo Argentina , proyecto que lamentablemente no prosperó porque invitado a integrarlo, junto con otros intelectuales, como Bernardo Ezequiel Koremblit por razones desconocidas, no se concretó.
Hubiera sido un aporte para el rescate del aporte de la Comunidad a la sociedad general.  El y otros intelectuales se habían comprometido desinteresadamente y vale la pena repetir esta último término para mostrar la generosidad de su parte en obras que hubieran significado reunir décadas de labor, desde ámbitos diferentes a la construcción de la Argentina actual.
También se recalcó que cuando la AMIA en nuestro período (1999-2002) lo convocamos para ayudarnos en la labor de recordar, con reclamo de justicia, a los miles de judíos argentinos que fueron víctimas de la dictadura militar en especial medida, Gregorio Klimovsky fue de los primeros en acudir a nuestra solicitud.
Finalmente, estas líneas expresan el respeto, la simpatía y la admiración que sentí frente a un ser dotado no solo en su aspecto científico, sino y sobre todo humano. Su ejemplo debe servirnos de guía y de modelo para los que modestamente contribuimos para que esta Comunidad Judía Argentina alcance el respeto y consideración en la sociedad de la que formamos parte.
Sea su memoria venerada y recordada.