La responsabilidad de Chávez y sus consecuencias

En Venezuela - pero tambien en otros países- se acrecentan las sospechas sobre el atentado contra una sinagoga como una acción provocadora de opositores a Chavez. Sin embargo, en esta nota, nuestro colaborador presenta una mirada distinta de los hechos y del proceso político que les precedió.

Por Bruno Kusevitzky

A pocos días del ataque vandálico y antisemita que sufrió la sinagoga principal de Venezuela “Tiferet Israel” por parte de sujetos armados no identificados, su presidente Hugo Chávez, acusó a opositores de ser los responsables de dicho acto. La oposición venezolana anteriormente, junto con varios medios de comunicación privados, insinuaban que era el mismo gobierno de Chávez quien estaba detrás de estos hechos.
Independientemente de la autoría de los mismos, el presidente venezolano, ya sea por irresponsabilidad o por intenciones concretas, es su autor indirecto. En sí, los lazos cercanos que lo unen a Irán parecen haber quedado en segundo plano, para dar paso a las declaraciones y actos negativos frente al Estado de Israel. Estos, datan desde 2006, cuando tuvo lugar el conflicto armado entre Israel y Hezbolla. Calificaciones que provenían de la boca del mismo caudillo venezolano comenzaban a hacerse comunes “Estado genocida”, “asesino”, “fascista”, y cuando no, comparaciones con la Alemania Nazi. Cuando Israel regresó a ser el centro de la escena mundial con su incursión a Gaza, Chávez, que había “enfriado” su agresiva retórica para con Israel (que la misma no la realizaba con ningún otro país de los restantes que el estado venezolano mantenía relaciones), por supuesto la retomó. Esta vez, en una medida sin precedentes,  expulsando al embajador de Israel en Venezuela, Shlomo Cohen. La cancillería israelí le respondió al caudillo con la misma moneda: le dio 72 horas al encargado de negocias de Venezuela en Tel Aviv para que abandone Israel. Luego, el canciller venezolano Maduro recibió a dichos diplomáticos como “héroes” y expresó que dicho suceso era un honor ya que la mencionada expulsión provenía de un Estado “criminal” como Israel. Los gobiernos de Venezuela y Bolivia fueron los únicos gobiernos del mundo que cortaron relaciones con Israel luego de su incursión a la franja de Gaza.
Sin embargo, las acciones de Chávez no terminaron allí. Días antes del ataque a la sinagoga, el presidente de la comunidad judía venezolana denunció en Israel que en Venezuela se comenzaba a respirar aires antisemitas. Precisamente, entraban en escena los que realmente tienen gran incidencia respecto de cómo una población tiene una determinada visión del mundo: los medios de comunicación. Muchos de los que son financiados por el estado venezolano publicaron en los pasados días varios artículos totalmente demonizantes y agraviantes contra Israel y los mismos judíos venezolanos. Aporrea, un sitio web informativo, totalmente declarado chavista y de gran repercusión en los círculos bolivarianos, convocaba a manifestarse no solo contra la embajada de Israel en Caracas, sino contra las instituciones judías, llamando a cerrar las escuelas pertenecientes a dicha comunidad, llamando a boicotear y “escrachar” a venezolanos de origen judío junto con sus empresas. Paralelamente, la cadena de noticias TeleSUR (propiedad del estado venezolano mayormente junto con varios estados latinoamericanos, entre ellos el argentino), publicó en los recientes días caricaturas con fuerte contenidos xenófobos y antisemitas, propios de la Europa anterior al Holocausto. Por supuesto, referían al conflicto entre Israel y Hamas, pero en las mismas caricaturas no se omitían las clásicas invocaciones sobre el “poder y la dominación judía mundial”, judíos vestidos de negro y con narices ganchudas, estrellas de david asociadas con sangre y bombardeos, etc… (Ver gráficos).
Sin embargo, a esta altura es un misterio si el mismo Hugo Chávez, mientras transcurrían los hechos, no medía las consecuencias que podrían traer sus acciones antiisraelies para con la población de su país. Cabe preguntarse entonces, si el hombre promedio de clases populares de Venezuela puede llegar a distinguir separadamente los conceptos de “gobierno de Israel”, “Estado de Israel”, “israelíes”, y por último a la “comunidad israelita” de Venezuela.
Independientemente de la postura ideológica contraria a Israel que pueda y tenga derecho a tener el presidente de Venezuela, innecesariamente trasladó el conflicto de Medio Oriente a Latinoamérica. Hugo Chávez deberá (como ya lo expresó) tomar cartas en el asunto, desempeñar su papel como presidente e investigar este ataque. Aún así, por más que el caudillo y su gobierno hayan sido o no los responsables directos del acto vandálico y antisemita, sí se le puede imputar la responsabilidad al haber creado innecesariamente un caldo de cultivo de odio y reacio a su comunidad judía dentro de la sociedad venezolana (sociedad siempre elogiada por su histórico ausentismo de antisemitismo), a dar a entender a gran parte de los sectores populares venezolanos  que otro estado que no tiene fronteras físicas ni disputas bélicas con Venezuela, es en términos islámicos el “Gran Satán”. Todo esto, ayudado por los medios de comunicación estatales venezolanos.
Estas fueron las consecuencias.