Gaza, desde la vereda de enfrente

Creer en la paz mientras caen los misiles

Ezaquiel (Lito) Jantzis nació en octubre de 1951 en Buenos Aires pero, desde abril de 1973, es miembro de Nir Itzjak, un kibutz que limita con la franja de Gaza. Militante del partido Meretz y activista de Paz Ahora, Jantzis compartió, en diálogo con NUEVA SION, su percepción de la crisis bélica, desde el escenario mismo de los hechos.

¿Como ven las cosas por ahí?
Es medio complicado. Como habitante de la zona, creo que no había otra alternativa para parar esta mala mano que venía del Hamas, que nos estaban tirando decenas de misiles por día.

¿Se redujo la cantidad de misiles?
En esta última semana hubo un poco menos, pero desde que empezó la incursión de ejército israelí, la primera semana fue muy dura. Ahora están tirando proyectiles de largo alcance, hacia Beer Sheva, Ashkelon, Eilat… Y no dejan de tirar en Sderot, donde todos los días hay heridos y casas destruidas. No son las mismas fotos que se ven de la Franja de Gaza, pero para nosotros es suficiente. Había que terminar con eso de alguna forma.
Yo como pacifista no creo que las guerras se solucionen con más guerras sino con tratados, con acuerdos entre los que están luchando. De los dos lados del cerco viven pueblos que son como hermanos: trabajan la misma tierra, viven en la misma zona. Pero ahora parece muy probable que en esta guerra se logre un cese de fuego -que esperemos esté garantizado por la comunidad internacional y los países árabes más moderados para que sea duradera-. Si esto llega a ser así, los pacifistas tendremos un problema ideológico muy grave, porque esta guerra habrá tenido solución con otra guerra. La tira de misiles habrá parado solamente con estas batallas.

¿Qué opina de las críticas internacionales que está recibiendo Israel?
Hay un problema bastante grave. Y es que en el caso de la Franja de Gaza no se trata de un grupo terrorista ni guerrillero. Es un gobierno que está elegido en forma democrática el Hamas. Con elecciones que fueron controladas por la comunidad europea.
No nos vamos todavía porque queremos obligar a Egipto a que asuma su papel internacional en la frontera con la autonomía en Gaza y que no permita lo que permitió durante tantos años. Esos mismos que mandaron a Israel a Gaza como títere de la comunidad internacional, lo están presionando hoy para que termine pero con Egipto adentro, dentro del pacto.

¿Cuáles son los objetivos de Israel en estas represalias?
Uno es parar los mísiles. Otros son destruir al Hamas e incorporar a Egipto en el tema. El primero todavía no se sabe si se va a conseguir todavía. En cuanto a Hamas, es muy posible que se lo haya golpeado muy fuerte, pero históricamente sabemos que al terrorismo lo disuelven sus propios pueblos, no todos los de afuera. Y en cuanto a Egipto, yo creo que toda la tensión internacional que hay sobre Israel es para obligar a Egipto a terminar con esta desgracia que ellos han permitido, que el Hamas se haya armado tan terriblemente y esté dominando hoy la franja de Gaza y ha llegado al punto que ha llegado.

¿Por qué se está demorando la retirada?
Hay una discusión dentro del gabinete israelí. Livni, la ministra de Relaciones Exteriores quiere una retirada. Por otro lado, el primer ministro Ehud Olmert, quiere salir de ahí con un acuerdo. Y el ministro de seguridad, Ehud Barack, quiere salir con algún alcance militar, para ganar algo él también a nivel político. Así que es muy difícil separar todas estas cosas y ver realmente por que no nos fuimos todavía.

¿Cuál es la posición de Meretz?
Al principio estuvo en contra de la entrada, después no se puso en contra a nivel publico. Y 4 o 5 días antes de que entre infantería y la gente de las FFAA terrestres entrasen a la Franja, se posicionó a favor de conseguir un acuerdo político. Por un lado hay una sensación de que hay que terminar, no se puede salir así. Hay que salir con un papel firmado entre Egipto y alguien que apoye el pacto: Francia, EEUU, la ONU, etc. Pero alguien debe avalar el pacto. 

¿Cómo sigue la vida en el kibutz?
Nuestro kibutz decidió seguir manteniendo la vida cotidiana. Lo que no hicimos fue porque la municipalidad y el ejercito no nos dejaron. Sólo se fueron unas 8 o 12 mujeres con algunos chicos que estaban con temor y el kibutz se organizo en una forma muy firme. Fue uno de los pocos que se quedo trabajando en las fabricas y en la agricultura en la plena época de cosecha. Toda la falta de trabajo generada por empleados que no pudieron llegar por ley o temor fue cubierta con compañeros del kibutz que se reclutaron a trabajar en donde hacia falta. También abrimos los refugios, y hay mucha gente que durmió ahí Otros lo hicieron en las casas de los chicos, que son cubiertas antimisiles.

T.L. – M.R.