El modelo económico K

Sangría y aves de rapiña

En esta nota, Presman realiza un análisis del conflicto entre el campo y el gobierno, y sus implicancias sobre la imagen y la gestión de la presidenta Cristina Fernández.

Por Hugo Presman

Las aves de rapiña se alimentan de cadáveres. Sobrevuelan a los moribundos esperando que la muerte de la señal para iniciar su tarea sobre la carroña. En las últimas semanas diferentes pájaros rapaces revolotearon sobre un gobierno que no encuentra el torniquete que evite detener la sangría, en la precisa caracterización del sociólogo Horacio González.
Las evaluadoras de riesgo, famosas por su infalibilidad para el error, aumentan las calificaciones desfavorables y, como la remake de una pesadilla, vuelve el tormento del riesgo país.
Los gurúes económicos retornan con sus monotemáticas recetas elaboradas alrededor del verbo "ajustar". El jefe de investigaciones del BCP Securities, Walter Molano, afirma: "Ya no es una cuestión de si los Kirchner serán derrocados, sino de cuándo lo seran". El título del suplemento económico de La Nación del 14 de agosto grita: "Wall Street advierte que es alto el riesgo de un default". Ese mismo día reapareció el ex senador y presidente de la Nación, Eduardo Duhalde.
"Por sobre todas las cosas-dice el matutino fundado por Bartolomé Mitre- el ex presidente cree que debe liderar el rearmado de un peronismo de centro derecha para dar pelea en las elecciones legislativas del año que viene y evitar, así, una derrota del PJ en las presidenciales del 2011. Para el rediseño del PJ el ex presidente cree que será necesario el apoyo del campo, al igual que grupos de poder industrial. Desde la política pura, Duhalde considera que pueden ayudar tanto Mauricio Macri como Francisco de Narváez o Felipe Solá." A la tarde, el ex gobernador de Buenos Aires comentó por el canal 3 de Rosario que Néstor Kirchner padecía deterioro psicológico y aseguró que "su gestualidad es similar a la de Hitler y Mussolini".
La tregua agrícola concluye. Los ganadores ya no quieren meramente volver al 11 de marzo. Eduardo Buzzi y Alfredo de Ángeli parecen dos atletas fuera de forma que compiten, lejos de las Olimpiadas, para dilucidar quién es más duro.

El modelo sojero

El largo conflicto entre el gobierno y sectores del campo fue la disputa entre socios y actores de un modelo agrícola con centro en la soja que ya cubre el 56 % de la superficie sembrada. El gobierno lo fomentó y los actores agropecuarios dirigieron sus esfuerzos, como es lógico, a la actividad de mayor rentabilidad.
El primer intento precario para revertir la tendencia fue la ya famosa resolución 125. El participar del mismo modelo en diferentes proporciones, explica las alianzas que en otras épocas hubieran resultado impensables entre la Federación Agraria, la Sociedad Rural y Confederaciones Rurales. Pero, si quedaba alguna duda, la reunión de la Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa (Aapresid) en Rosario, que se viene realizando desde hace 16 años, despeja cualquier interrogante.
Eduardo Buzzi ha concretado este año varias rupturas históricas: por primera vez estuvo en el palco de apertura de la fiesta anual de la Sociedad Rural y ahora debutó en Aapresid, la cumbre sojera a la que criticaba cuando no tenía a sus actuales socios y aliados, por "añorar el capitalismo salvaje". El presidente de la Federación Agraria se abrazó con el presidente de la reunión, Gastón Fernández Palma, y se llevó fuertes aplausos cuando afirmó: "Luciano Miguens no es Alfredo Martínez de Hoz. Es sólo un liberal que a veces piensa como un socialdemócrata". Fernández Palma criticó la presidencia de Cristina Fernández por "poner en práctica teorías mutantes y sin sustento como las retenciones móviles". Su abierto posicionamiento político se alejó de la pregonada asepsia de otros años donde la consigna era "la soja no es un grano sino un nuevo paradigma en la gestión agropecuaria".
En otros paneles, Víctor Hugo Morales entrevistaba en tono intimista a Alfredo de Ángeli recibiendo honorarios por ocho mil dólares, mientras el "filósofo griego" Mariano Grondona levantaba el entusiasmo del público al afirmar que los bolivianos son unos cavernícolas porque volvieron a votar a Evo Morales. Otra confirmación obvia: el ex co-equiper de Neustard no añora la libertad de la Grecia de Sócrates, Aristóteles y Platón sino su esclavitud. Unos días más tarde, el profesor se viste de gaucho jacobino y titula su editorial dominical "Por qué el campo unido ya no será vencido" y sostiene que "el campo, casi sin saberlo, ha iniciado una revolución". Luego lo explica, esta vez sin recurrir a Marx ni al modo de producción asiático, como otras veces: "Lo que había comenzado como una protesta sectorial terminó por convertirse así en un fenómeno nacional: la resistencia pacíficamente contundente de toda la sociedad a un Estado que cínicamente, en su propio nombre, la explotaba" Y concluye con una cita que Guizot en pleno siglo XIX lanzó a los franceses: "Enriqueceos"
No podía faltar Elisa Carrió, no debidamente correspondida, quien después de recordar sus dotes proféticas, sostuvo que el nivel de las retenciones no debería superar el 25%. También participaron el promotor periodístico de la soja, el ingeniero Héctor Huergo que dirige Clarín Rural, el politólogo Gustavo Martínez Pandiani quien ahora tiene un programa de televisión con la ex productora de Bernardo Neustad, Clara Mariño, y dos columnistas de la editorial Perfil, propulsora del slogan "periodismo puro".
Aapresid es importante auspiciante de varias emisoras y periodistas. Invierte por ejemplo en Radio Continental (del Grupo Prisa), que se autocalifica como "la radio que escucha el campo argentino". Tiene por supuesto un periodista especializado, Alejandro Cánepa, en un desembozado papel de propagandista agrario.
Según la Agencia de Noticias Comprometida con Latinoamérica: "El otro hombre de acción del "campo" en Continental, es el antiguamente respetado periodista y escritor Mario Mactas, que por estos días, transmite su programa, "El toque Mactas", desde el mismo predio de la Rural, destacando a cada momento que los rostros de quienes recorren la exposición, son de felicidad. Ergo, quienes no van a la muestra son unos infelices".
También en los inicios de la sojización, este ex alumno del Nacional Buenos Aires supo distinguir lo que para él se convirtió en el período más rentable de su carrera periodística: no dudó en ligarse a los más importantes pooles sojeros y vendedores de agroquímicos. Y lo hizo directamente a través de Aaprecid, Acrea y Acta, para convertirse en la primera voz que los representó en los medios masivos. Tiempo después extendió su actividad cuando formalmente fue nombrado director de Contenidos de la revista y página web de la Fundación Darse Cuenta. Entre los integrantes de esta fundación se pueden distinguir apellidos como Grobocopatel, Llambías y Monsanto, entre otros.
Mactas, tiene también el mérito de haber colaborado junto a Ricardo Cánepa, para que más del 60% de la pauta publicitaria de Radio Continental esté copada por anunciantes ligados directa o indirectamente a la agroindustria. Esta invasión publicitaria llenó las arcas de la emisora, convirtiendo en un excelente negocio la inversión que significó su traspaso de Telefónica al Grupo Prisa, también español. La siembra directa, la soja transgénica y el glifosato de Monsanto es la tríada del boom sojero.

La sangría gubernamental

El gobierno padece una enorme crisis política en cuyo desarrollo se combinan, en proporciones variables, sus aciertos y errores. Los primeros se concentran fundamentalmente en los treinta meses iniciales del gobierno de Néstor Kirchner, que luego administró ese capital consiguiendo vivir de su renta. Resulta prudente recordar, como facturas que hoy pasa el establishment, que no cumplió cabalmente con ninguna de las condiciones del memorando de rendición que le exigió Claudio Escribano, directivo del diario La Nación, antes del 25 de mayo del 2003, con la advertencia que en caso contrario no duraría un año. Las mismas eran: 
-"La Argentina debe alinearse con los Estados Unidos"
-"No queremos que haya más revisiones sobre la lucha contra la subversión"
-"No puede ser que no haya recibido a los empresarios".
-"Nos preocupa la posición argentina con respecto a Cuba, donde están ocurriendo terribles violaciones a los derechos humanos".
-"Es muy grave el problema de la inseguridad. Debe generarse un mejor sistema de control del delito y llevarse tranquilidad a las fuerzas del orden con medidas excepcionales".
Cristina Fernández ha sido objeto de la mayor embestida que un gobierno ha padecido desde el año 1983. La derrota en el conflicto con las agrupaciones patronales representativas del campo produjo un efecto demoledor. Congregó a la oposición detrás de la entelequia "campo", creando un enemigo importante que cuenta con un poderoso aparato mediático y el apoyo de algunas franjas de las clases medias urbanas y rurales. Originó una dispersión parlamentaria, la caída de un ministro de Economía, un jefe de Gabinete, un secretario de Agricultura. Exteriorizó claramente la fragmentación larvada del justicialismo que va incubando una oposición interna antikirchnerista.
El establishment y sectores de la oposición actúan como las aves de rapiña esperando que el gobierno se convierta en cadáver. El justicialismo, donde los métodos kirchneristas de cooptación combinados con el mal trato derivado de la estrategia montonera amigo-enemigo, han producido rencores y odios exarcebados, la sangre que pierde el gobierno fuertemente herido produce el revuelo típico de los tiburones al olerla.
Se ve complicada la posibilidad de revertir una paliza electoral en el 2009, que lo dejaría en situación aún más difícil que las que padecieron Alfonsín y Menem en 1987 y 1997 respectivamente. Buena parte de la sociedad descree de la palabra gubernamental abonada en el enorme efecto que sobre la credibilidad ha producido la destrucción del INDEC.
La debilidad enorme del gobierno se refleja en la inusual fortaleza de una figura gris como el vicepresidente Julio Cesar Cleto Cobos, que en una actitud insólita se presenta como una cuña de la oposición en el Poder Ejecutivo. Desde ahí teje su red de alianzas para un regreso triunfal al radicalismo del que fue expulsado, catalizando el significativo apoyo urbano que tuvo el conflicto agropecuario y el entusiasmo provisorio que despierta su figura en los sectores involucrados.
A todo eso se suman crecientes problemas económicos. Pero a diferencia de las crisis tradicionales, donde lo financiero precipita lo político, en este caso es lo político lo que erosiona la solidez económica.

El modelo económico con algunos síntomas de fatiga

El modelo económico kirchnerista no es otro que el de los noventa convenientemente emparchado. Los retoques realizados le dan un margen de racionalidad del que carecía la convertibilidad. La devaluación que produjo el mercado al implosionar la convertibilidad, junto con la pulverización de los ingresos fijos permitió una notable recuperación económica con seis años de crecimiento a tasas chinas.
La gigantesca devaluación fomentó la exportación y creo una barrera a las importaciones. La recesión que acompañó a la peor crisis económica de la historia argentina llevó a un lentísimo traslado de la devaluación a los precios. La capacidad industrial ociosa permitió responder a la creciente demanda sin grandes inversiones. Los excepcionales precios internacionales de los productos primarios ayudaron a conseguir, por primera vez en forma sostenida, logros largamente reclamados pero nunca obtenidos por la ortodoxia económica: superávit comercial y fiscal junto con reservas considerables.
Pero también el gobierno ayudó con varios ejes centrales. Estableció la preeminencia de la política sobre la economía, recuperó el papel mediador y regulador del estado sin reconstruirlo, fijó retenciones importantes en materia agropecuaria y petrolera, que volvieron mucho menos regresivo el sistema impositivo, ante la negativa de sustituirlo por uno nuevo que afecte, por ejemplo, a la renta financiera, minera o a la transferencia de acciones.
La gestión de Fernández se alejó también de las "relaciones carnales" (manteniendo acercamientos y fricciones con los EE.UU), se opuso al suicidio del ALCA, renegoció con quitas la deuda externa, y estableció relaciones fundamentales con los nuevos gobiernos que cambiaron el aire colonial latinoamericano. Produjo algunas estatizaciones, un sistema de subsidios redistributivos sin priorizar la mejoría de los servicios que tiende crecientemente a desmadrarse, disminuyó la pobreza y en forma significativa la desocupación, con la limitación de los empleos precarizados o por debajo de la línea de pobreza. Pero básicamente, no cambio la matriz exportadora y exteriorizó la carencia de políticas planificadas en materia agropecuaria, industrial y financiera.
Este modelo positivamente emparchado del heredado de los noventa, pero con grandes limitaciones, fue caracterizado con precisión por el sociólogo marxista brasileño Emir Sader: en el caso de Argentina y Brasil hay una flexibilización del modelo y una ruptura en Ecuador, Bolivia y Venezuela. Tal vez habría que limitar la viabilidad de la experiencia de Correa que no sale de la soga al cuello con la dolarización.
El modelo flexibilizado argentino sigue siendo una piedra enorme. La gigantesca deuda externa a la que se le mejoró los plazos, se convirtió en buena parte en moneda local con la contra que la mitad se encuentra indexada por el coeficiente de estabilización monetaria. La creciente inflación reconoce entre sus causas la suba permanente de los conmodities, los fijadores de precios (que son oligopólicos en prácticamente todas las ramas de la producción) y que a través de los mismos se libra una contienda por la distribución del ingreso
La inflación ha erosionado el tipo de cambio y las importaciones crecen a un ritmo sostenido. También ha limado algunos de los índices positivos como la disminución de la pobreza obtenida en los primeros cuatro años. El endeudamiento a tasas exorbitantes, un sistema financiero orientado hacia el consumo en detrimento de la producción y el haber prácticamente completado la capacidad ociosa implican que se debe abordar otra etapa que no parece ser visualizada por un gobierno acorralado.
El economista Carlos Leyba, integrante del equipo de José Beer Gelbard en el tercer gobierno de Perón sostiene en la revista Debate del 16 de agosto: "Se ha desacelerado la línea del progreso: lo que debe bajar ( inflación, pobreza) sube o se estanca; lo que debe subir ( producto, inversiones) se desacelera o se estanca …..En el promedio, el 60% de las inversiones ha estado destinado a la construcción. La inversión en maquinarias y equipo ha merodeado- en el programa- el 25%. La estructura de la inversión no refleja un patrón productivo" Una mirada diferente es la del economista Jorge Schvarzer, del Plan Fénix quien sostiene: "El sector agropecuario aportó al crecimiento del producto el 10%, mientras que el sector industrial aportó más del 20%. Es más, el incremento de las exportaciones industriales, del 2002 a este año, equivale al saldo de la balanza comercial. En otras palabras, si no hubieran crecido las exportaciones industriales estaríamos con un balance comercial igual a cero"
La falta de un programa agropecuario es lo que le ha impedido al gobierno tomar la iniciativa después de la profunda derrota concretada en el Congreso.
Aún en estas condiciones muy desfavorables, el gobierno ha tenido los reflejos necesarios para votar correctamente en la reunión preparatoria de la Ronda de Doha destinada a avanzar en la liberalización del comercio internacional. En palabras de Carlos Leyba: " En realidad, (la ronda de  Doha) está destinada a la construcción de la economía del mundo de las empresas multinacionales. O el retorno, vía acuerdo mundial, del Consenso de Washington". Esta noticia despreciada por la prensa nacional o considerada por Joaquín Morales Solá como un nuevo castigo al campo, en declaraciones de economistas del establishment internacional, como Fred Bergsten significa:  " El  primer fracaso de un acuerdo multilateral desde la década del 30".

Sangría y aves de rapiñas

Gobierno acorralado en una sociedad que gira a posiciones extremadamente conservadoras. Pérdida importante de su base de sustentación. Modelo económico que muestra algunos síntomas de fatiga. El establishment que se alinea con "el campo" en el intento de desplazar o acotar a un gobierno que más allá de las ventajas que le ha proporcionado y ganancias suculentas que ha obtenido no le resulta confiable. Franjas de clases medias virulentamente opositoras. Sistema de medios vertebradora de una oposición política sin peso espécifico. Pérdida de viabilidad en el Congreso para pasar proyectos imprescindibles como la Ley de Radiodifusión, sospechada además de haber muerto por un nuevo arreglo con el grupo Clarín. Endeble construcción política, con base extremadamente conservadora para intentar sostenerse, avanzando. Aves de rapiña externa y tiburones internos que perciben la debilidad y avanzan. Algunos groseros hechos de corrupción que perforan banderas sostenidas por el gobierno y minan su confiabilidad en un clima de profunda desconfianza. Funcionarios como el de la Superintendencia de Salud o la Secretaría de Transporte sobre los que existen fuertes sospechas que "han confundido" la nostalgia del retorno a los setenta con un ejercicio permanente de transitar el camino con estaciones de peaje llamadas retornos. Algunos comportamientos del ex presidente expresados en gestos y actitudes que revelan que es un boxeador carente de estrategias y a veces  hasta del temple para combatir contra las cuerdas. La propuesta de renuncia presidencial que trascendió luego de la derrota parlamentaria es un ejemplo.  Se desempeña aguerridamente  en condiciones extremadamente desfavorables mientras conserva la iniciativa y se encuentre en el centro del ring. 
Panorama extremadamente complicado. Los que hacen el juego por izquierda como alternativa superadora, deberían saber que cualquier salida futura es por derecha, enterrando lo mejor de lo que se recuperó en estos años, desde la presencia del estado a la estrategia continental. Lo que vendría es mucho más mercado. Ahí solo rige la ley del más fuerte. Ese mercado que nunca actúa como ave de rapiña hacia los gobiernos que le responden incondicionalmente y hasta son capaces de sostener cadáveres funcionales como modernos Mio Cid. Los tiburones justicialistas organizan una salida por derecha. Una concertación del pasado para afrontar el futuro. Propuesta tan avanzada como la que propone "el socialdemócrata" Luciano Miguens: " La Sociedad Rural es hoy parte de una vanguardia transformadora"