Un día después de que 2 atentados suicidas causaran 16 muertos en Jerusalem y Tel-Aviv, el Ejército israelí volvió sobre su política de ejecuciones selectivas. El objetivo, en este caso, era Mahmud al Zahar, uno de los cinco dirigentes más importantes de Hamas, quien resultó herido levemente luego de que un F-16 lanzara una bomba contra su casa en Gaza. En este ataque no tan selectivo, a juzgar por sus resultados, pereció su hijo mayor, de 23 años y un guardaespaldas y resultaron heridas otras 20 personas.
Luego del ataque, las brigadas Al Qassam, brazo amado de Hamas, amenazaron con atentar contra edificios públicos y privados en Israel.
«Israel atacó viviendas de dirigentes palestinos y transgredió una línea roja. El enemigo sionista debe cargar con la responsabilidad de atacar nuestras casas», subrayaron voceros de Al Qasam.
Qorei, por su parte, calificó el bombardeo como un «un cobarde intento de asesinato israelí».
El primer ministro israelí, Ariel Sharón, es esperado hoy -viernes- en Jerusalem y su primer acto será una reunión con los el pesonal jerárquico y político de los organismos de Seguridad y de Defensa donde no se descarta una operación a gran escala contra Hamas.
Desde que comenzó la Intifada II, en septiembre de 2000, 3.474 personas han muerto, 2.595 palestinos y 818 israelíes.
Poco después del ataque las Brigadas Al Qassam, el brazo militar de Hamas, reivindicaron los dos atentados del martes y afirmaron que estos demostraban que pueden alcanzar sus objetivos “donde y cuándo queramos”.