Opinión:

Un camino lleno de baches

Varios son los problemas que afronta la clase política israelí en la persona de algunos de sus más altos dirigentes. Beilin recorre ese camino desde la mirada del partido que lidera desde el campo de la paz, Meretz.

Por Yossi Beilin (Desde Israel)

En el frente palestino, el desarrollo más preocupante ha sido la violencia que estalló entre el Hamas y Al Fatah. Estas son malas noticias para los palestinos y para Israel, que necesita un único y estable socio palestino para poder avanzar en el proceso político.
Dados los resultados electorales de enero de 2006, el único gobierno posible es una coalición nacional que incluya a Hamas y a Al Fatah y quizás, también, representantes de varios partidos más pequeños.
En vez de esperar por una milagrosa desaparición de Hamas, Israel debe apuntar a su integración en un gobierno de unidad, siempre que ese gobierno califique dentro de la comunidad internacional.
En el frente sirio, el desarrollo más interesante es el informe del diario ‘Haaretz’ sobre los entendimientos para un acuerdo de paz formulados en una serie de reuniones secretas, no oficiales, sostenidas en Europa entre septiembre de 2004 y julio de 2006.
Desafortunadamente, Olmert reaccionó al informe negando categóricamente su contenido y rechazando sus implicancias, sugiriendo que (él) está determinado a desechar cualquier oportunidad para un compromiso de paz con Siria.
Incluso si el informe de ‘Haaretz’ fuera inexacto, o si los entendimientos en sí mismos no fueran aceptables para el gobierno, Olmert hubiera hecho mejor si tanteaba o preguntaba en vez de reafirmar una política que parece determinada a decirle sólo no a la paz.

La mirada interna

En parte en respuesta al punto muerto en el proceso de paz, Israel experimenta un período de introspección profunda.
Dominando la agenda interna, las semanas pasadas se conoció el anuncio del Fiscal General de Israel en el que declaraba su intención de acusar al presidente Moshé Katzav.
Meretz cree que, bajo las circunstancias, Katzav debe renunciar aunque, como ciudadano, tenga derecho a la presunción legal de inocencia hasta que se pruebe lo contrario. Como presidente del Estado de Israel, Katzav debe observar el estándar normativo más alto y, por lo tanto, renunciar al cargo. Desgraciadamente, en respuesta al anuncio del fiscal general, Katzav desdeñó los cargos contra él afirmando que se trata de una gran conspiración, culpando a la policía, los medios, a la Knesset y la oficina del Fiscal General.
Sólo por ese discurso, Katzav debe renunciar sin demora. Sin embargo, sólo pidió una licencia, negándose a abandonar su puesto. En respuesta a esa acción, Meretz está liderando una iniciativa para acusar a Katzav.

Los cambios posibles

Sin importar si se requiere una mayoría especial en la Knesset para expulsar al Presidente, su mandato de 7 años terminará en julio, y la pregunta de quién lo sucederá está ganando terreno. En este aspecto, la potencial candidatura de Shimon Peres está revolviendo las aguas políticas en la forma de una propuesta para enmendar una de las Leyes Básicas de Israel. La enmienda cambiaría la elección del presidente en el plenario de la Knesset de un voto secreto a una votación abierta. Me opuse a esta enmienda propuesta, que implica cambiar ‘ad hoc’ una Ley Básica y -lo que es peor- ‘ad hominem’ también.
Una Ley Básica no puede ser cambiada por una persona. Mi objeción a la enmienda no solo es constitucional sino también política, ya que creo que una votación abierta haría a la presidencia parte del “botín de la coalición” que ya está afectando adversamente a la política israelí.
De hecho, la misma enmienda propuesta ya es justamente eso, con el Primer Ministro Olmert indicando que apoyará con todo su peso el esfuerzo de aprobar la enmienda en conjunto con la entrega adicional de carteras al partido de Avigdor Lieberman (Israel Beiteinu) y el nombramiento de un ministro de Bienestar Social.

Los investigados

Katzav es sólo uno de varios líderes israelíes que están bajo investigación o, como en el caso de Haim Ramon, condenados.
Olmert también enfrenta una investigación de su conducta en la privatización de un banco (Bank Leumí) en 2005, y tanto él como el ministro de Defensa, Amir Peretz, están esperando los resultados de la Comisión Winograd que revisa lo actuado en la guerra de El Líbano.
Al mismo tiempo, varios escándalos de corrupción están manchando el aire nacional, el más nuevo es por una investigación a la autoridad de impuestos en Israel, por tráfico de influencias.

No es una buena imagen, pero es la que nos impulsa (en Meretz) a continuar nuestra campaña contra la corrupción política.
Aunque la corrupción no sea un asunto llamativo para convocar al público, debemos ubicarlo en nuestra más alta prioridad, si somos francos con nosotros mismos y con los valores que perseguimos.