Los dirigentes esperaron la comunicación que nunca llegó , ni siquiera el siguiente viernes 29, en ocasión de una nueva celebración del shabat.
El acuerdo fue producto de negociaciones en las que le hicieron saber su descontento producto de las reiteradas declaraciones públicas que exponían a la comunidad, y porque se enteraban de sus dichos por los medios sin considerar, siquiera, los riesgos a los que podía estar exponiendo al Templo de Libertad.
Cansados de esta situación, algunos prefieren no tener el compromiso de tener que seguir avalando -sin su acuerdo previo o consenso- los dichos y posiciones públicas de Bergman quien, en este mes de enero, se encuentra de vacaciones y, en la comunidad dicen que seguirá así, por todo el 2007. Al menos para ellos.