Sobre Saddam Hussein

Chiítas y sunitas

La polémica ejecución del ex dictador iraquí Saddam Hussein todavía sigue dando que hablar en el mundo árabe. En un programa transmitido en la red televisiva ‘Al Jazeera’ presentaron a un simpatizante del ex presidente iraquí (sunita) y a un ex miembro de la oposición (chiíta). Durante el debate se realió un estudio de opinión en vivo: la mayoría de los televidentes (de distintos países árabes) votaron en contra de la ejecución de Saddam.

Por Jorge Hasper (Desde Israel)

Las razones varían: el presidente egipcio Mubarak se quejó del momento elegido (durante uno de los días de la Fiesta del Sacrificio – ‘Eid el Adja’) y del comportamiento de los verdugos.
La oposición a Mubarak -los Hermanos Musulmanes- desvirtuaron la legitimidad del juicio, y las pruebas que conectan a Saddam con crímenes de lesa humanidad. El presidente libio Muamar Kaddafi fue más allá llamando al duelo nacional y declaró que construirá una estatua en memoria del ex presidente iraquí.
Pero la ejecución implica algo más profundo aún: el fortalecimiento de los chiítas, que antes del 2003 tenían solo un país: Irán.
Después de la invasión norteamericana a Irak y las elecciones, los chiítas pasaron a ocupar el gobierno allí luego de centurias de monopolio sunnita en el poder. Y por si fuera poco, en El Líbano, el Hezbollah chiíta pone en jaque al gobierno y el orden establecido.
Y este orden implica que por la constitución de 1936, basada en un censo de población, los puestos de Presidente y Primer Ministro deben ser ocupados por un cristiano maronita y un musulmán sunnita.
Los chiítas no tenían representación de acuerdo a la constitución. Pero hoy, los números y las armas hablan, y por ello hay quienes temen a Hezbollah, y no son precisamente los habitantes del norte de Israel…

El nuevo eje chiíta

Frente a esta realidad, el presidente egipcio como el Rey jordano hablaron del peligro de la creación de un eje chiíta que compita por la hegemonía en el Medio Oriente, cuando la base es Irán, Irak, y se extendería hasta El Líbano.
Hay quienes hablan de una conspiración norteamericana con el objetivo de debilitar a los sunnitas, y otros hablan de un complot americano-sionista, lo cual no queda claro qué asidero tiene.
¿En qué medida Israel tiene interés en la creación de un eje chiíta Irán-Irak-El Líbano? ¿En qué la favorece? Pero como es públicamente conocido, las teorías de conspiración no deben mostrar pruebas o lógica alguna.
El eje chiíta es todavía una idea que todavía no ha llegado a concretarse: en Irak los «insurgentes» destruyen mezquitas chiítas, mercados, ponen bombas en la vía pública y -por sobre todo- se concentran en matar chiítas.
Al parecer, la política desplegada es la que esbozó Abu Musab El Zarqawi, el ex jefe del Al Qaeda en Irak: matar a los chiítas para luchar contra la ocupación norteamericana. Y de esta manera, paradójicamente, es más seguro ser un soldado estadounidense, en Irak, que ser chiíta.
En El Líbano, mientras tanto, el gobierno de Fuad Seniora no cayó por lo que Hassan Nasrallah no es, aún, premier. La idea del eje chiíta tendrá que esperar.