La Alta Comisionada de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Louise Arbour, pidió el miércoles al presidente de Irak, Jalal Talabani, que no ejecute a Barzan Al Tikriti y Awad Al Bandar, haciéndose eco de una apelación que hizo la semana anterior después de que las sentencias de muerte de Hussein y los otros dos acusados fueran refrendadas por una corte de apelaciones.
Pese a su apelación, Hussein fue ahorcado el sábado 30 de diciembre, provocando críticas internacionales por las burlas e insultos contra el ex líder iraquí mientras esperaba en el cadalso con un nudo corredizo alrededor de su cuello, al igual que temores sobre la equidad del juicio. Ahora, Al Tikriti, el medio hermano de Hussein y ex jefe de inteligencia, y Al Bandar, ex jefe de la Corte Revolucionaria de Irak, esperan que se lleven a cabo sus sentencias de muerte.
Ban se metió en dificultades el martes 3, en su primer día de trabajo como secretario general, cuando no expresó una condena de la ONU por la ejecución de Hussein tras decir que la pena capital debería ser una decisión que concierne a cada país.
En referencia al ex dictador iraquí, Ban Ki Moon dijo que “Saddam fue responsable de cometer crímenes horrendos y atrocidades inexplicables contra el pueblo de Irak; nunca debemos olvidar a las víctimas de sus crímenes”. Sin embargo, luego de las críticas recibidas por sus declaraciones, apoya la gestión de funcionarios de la ONU para postergar las ejecuciones de los coacusados de Hussein.
La ONU tiene una postura oficial de oposición a la pena capital legada por el predecesor de Ban, Kofi Annan, quien frecuentemente la reiteró. Un diplomático enviado en misión a Irak, Ashraf Qazi, la refrendó una vez más el sábado luego que el ex dictador iraquí fue ejecutado.
Michele Montas, portavoz de la ONU, expresó el martes que «la política de la ONU aún es contraria de la pena capital». Al día siguiente, la vocera dijo que Ban reconocía el debate en curso por una total erradicación de la pena de muerte, contra la cual se declaró la mayoría de los estados miembros de la ONU durante el último debate en la Asamblea General hace varios años.
La pena de muerte es legal en la patria de Ban, Corea del Sur, tal como en Estados Unidos, Rusia, China y gran parte del Medio Oriente.
«Su opinión es que deberíamos presionar por la abolición de la pena capital pero que deberá ser un proceso lento», expresó Montas.
«Hasta que se resuelva este asunto, el secretario general respeta el derecho de los estados miembros de tener sus propias posturas al respecto», añadió.
Al mismo tiempo, Montas dijo que “Ban cree vehementemente en la sabiduría del Artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos la cual establece que ‘todos tienen derecho a la vida, la libertad y la seguridad personal’”.
«En ese contexto, él respalda totalmente el llamado hecho por Louise Arbour al gobierno de Irak para que éste no llevase a cabo las sentencias impuestas por el alto tribunal iraquí», dijo la portavoz.
