La matanza, en una calle repleta de cientos de niños, representó un atentado sin precedentes que podría desatar nuevos enfrentamientos entre facciones rivales.
«Me he quedado sin palabras. Las palabras cesan ante la magnitud de este crimen», dijo a la agencia noticiosa ‘The Associated Press’ Baha Balousheh, padre de los niños asesinados, quien no se hallaba en el automóvil atacado.
Hace una década, Balousheh fue integrante del grupo que realizó severos interrogatorios en un operativo para combatir a la milicia islámica del partido gobernante Hamas.
Un custodio y tres de los hijos del funcionario de inteligencia, de entre 6 y 10 años, murieron en el atentado, informaron directivos de un hospital. Cuatro personas más resultaron heridas por el ataque en la calle Palestina, flanqueada por nueve escuelas.
El automóvil recibió al menos 30 impactos de bala.
Decenas de simpatizantes de Al Fatah trataron de bloquear la calle, mientras gritaban: «Que Alá nos ayude a vengarnos de los asesinos».
Altos funcionarios del servicio de inteligencia, leales al partido Al Fatah del presidente Mahmud Abbas, acusaron de la matanza al grupo fundamentalista islámico Hamas.
Pero Hamas negó toda responsabilidad en el ataque, ningún grupo se lo atribuyó.