Aldo: en estos momentos de tanta euforia, donde estarás disfrutando de tu holgado triunfo en las elecciones de la DAIA, mientras alguna tía le comenta a sus vecinas que te conoce, el teléfono no para de sonar y aparecen amigos que ya no llamaban, es cuando necesitás una voz de afuera que te ayude a reflexionar antes de hacer una macana.
Y aunque no te conozco Aldo, he visto a tus antecesores -que aparentemente te apoyan- y me siento en la obligación moral de escribirte como un amigo que quisiera ayudarte antes que sea tarde.
Por eso te digo, Aldo Donzis, mejor no asumas.
Si no tenés pensado hacer una autocrítica fuerte a los que te precedieron
Si estás más preparado a cruzar la Plaza para pedir perdón, que a pedir perdón a los de la Plaza (léase Memoria Activa).
Si pensás quejarte que el gran Rubén (Beraja) puede ir preso y no te vas a quejar que Jorgito (Kirzenbaum) sea testigo de Galeano.
Si no querés una DAIA combativa e independiente.
Si no vas a investigar lo que pasó.
Si vas a transar con todos los que te votaron (recordá que no te votó la gente sino algunos dirigentes que no representan a nadie).
Si no querés cambiar la historia, sino repetirla…
Entonces Aldo querido, mejor no asumas.
Seguí con tus cosas, tu gente, tu familia y tu laburo y no te arruines ni nos arruines la vida.
Disfrutá de saber que ganaste y a tiempo no ejerciste, para lo cual se necesita una valentía que otros no tuvieron.
Si en cambio sentís que la decisión de ser presidente está tomada, quiero que sepas que estaremos atentos, monitoreando lo que hacés y lo que dejás de hacer, y ojalá que la próxima carta pueda ser de apoyo, llena de elogios y de esperanza, y no la misma que tuve que escribir en su momento a quien te precedió, que en tu caso se titularía “Renunciá Aldito”.
Depende de vos.
Humildemente
Roberto.
