Ante una nutrida concurrencia, el pasado sábado 4 de noviembre, al mismo tiempo que se realizaba el acto a la memoria de Rabin, en la llamada Plaza Rabin (o Plaza de los Reyes, en el centro de Tel Aviv), Frankenthal fue el orador central de un encuentro más que emotivo por contar con su presencia ya que, cabe recordar que Frankenthal fue invitado especial de Rabin cuando recibiera el Premio Nobel de la Paz junto a Yasser Arafat.
“Rabin me había pedido que integrara la comitiva para acompañarlo a recibir el premio -dijo Frankenthal-. No era un hombre apto para la política porque la definía como esas cosas que le producían una reacción negativa”.
“El Rabin que yo conocí era alguien que se ruborizaba si tenía un motivo de vergüenza; era pelirrojo en todo el sentido del concepto, no tenía paciencia para las tonterías”.
“Estaba convencido de que hay que convencer al público, y para eso era necesario hablar con la gente”.
“El acto (en el que lo asesinaron) lo estuvimos preparando desde 2 meses antes y pensábamos que no iban a concurrir más de 20.000 ó 30.000 personas, pero cuando recibió la información de que habían más de 200.000, definió esa noche como una de las más felices de su vida.”
Antes de contar su punto de vista acercadle motivo del asesinato de Rabin a manos de un fanático judío, Frankenthal se preocupó en aclarar que se siente un “patriota, orgulloso de ser israelí. Israel es mi casa -aseveró- y es donde quiero vivir con mi familia”.
Sólo entonces narró su parecer acerca del verdadero motivo del asesinato de Rabin:
“Cuando veo la hostilidad de los judíos religiosos, y cuando escucho a algunos rabinos expresarse en contra de la reconciliación, veo ante mi religiosos de corte jomeinista”.
“No se puede hacer la paz con el mundo árabe sin concesiones religiosas; y es por ello que el sionismo religioso tiene que ser el puente entre el credo y el estado. Pero vemos a los líderes religiosos oponiéndose a la paz”.
“Qué tipo de asesinato fue el de Rabin?”, se preguntó Frankenthal.
Y respondió él mismo con mucha crudeza:
“Fue político, para cambiar el tipo de gobierno; fue un castigo al ‘pecador’, por entregar pedazos de la Tierra Santa; fue un asesinato social, para cambiar la cultura de Israel. Fue todo eso junto”.