Itzjak Frankenthal:

Un pacifista en Argentina

Itzjak Frankenthal vive en Jerusalem. Ha dejado todo para dedicarse a la búsqueda de la paz a partir del asesinato de su hijo Arik, quien -en julio de 1994- salió de su base militar, se subió a una camioneta que lo levantó cuando hacía dedo en la ruta y los ocupantes -vestidos como religiosos judíos- lo mataron dentro del mismo vehículo. En realidad eran militantes del Hamas que buscaban víctimas para calmar su sed de violencia. Frankenthal estuvo en la Argentina -donde permaneció entre el 1 y 7 de noviembre- para difundir su historia (la de su hijo y la de tantos otros luchadores por la paz), entrevistarse con el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel y ser el orador principal en el acto en recordación de su amigo personal, Itzjak Rabin.

Frankenthal, un profundo religioso creyente en su Dios, no sabe de dónde ni cómo, pero juntó fuerzas para entender que a lo largo de su vida, hasta ese trágico julio de 1994, no había hecho lo suficiente para salvar la vida de Arik y la de tantos otros jóvenes.
En un diálogo sostenido con Nueva Sión -en junio de este año, en el garaje de su casa, reconvertido en la sede del Instituto Arik por la Reconciliación, la Tolerancia y la Paz- aclaró que lo piensa desde una mirada abarcativa de todos los hijos de la zona, israelíes y palestinos.
«Por casi 13 años estuve trabajando para promover la paz y la reconciliación. Más de una docena de veces me pregunté a mí mismo por qué somos tan odiados. Cada vez que se produce un castigo colectivo -continúa- me pregunto qué haría yo si fuese palestino. Ya no importa saber quién empezó, ni quién está en lo correcto. Ahora es el tiempo de la paz y la reconciliación».
La Fundación funciona -como los grandes emprendimientos americanos que empezaron desde abajo- en el garage de la casa de Frankenthal.
Es una organización que tiende puentes entre los pueblos israelí y palestino a través de las familias que han perdido hijos u otros seres queridos durante la violencia de los combates entre israelíes y palestinos.
Frankenthal sostiene, incluso, vínculos con la Autoridad Palestina desmintiendo el discurso oficial de que no existen interlocutores de uno y otro lado y ratificando que -en muchas ocasiones- lo que no pueden los gobiernos, lo pueden los pueblos, la sociedad civil.
Es un movimiento minoritario, pero uno más entre los muchos existentes que ratifican que los esfuerzos de ciudadanos responsables pueden ir mucho más allá que las acciones o incapacidades de los políticos.

Nabeel Switti

Frankenthal tendría que haber llegado al país con su amigo palestino Nabeel Switti a quien, un 11 de junio de 1994, las fuerzas israelíes le arrancaron a Siham, su hermana mayor, casada y con 5 hijos.
Ella hacía compras en el mercado de Ramallah cuando soldados israelíes abrieron fuego entre la muchedumbre.
“Mi hermana -dice Switti- falleció allí, imprevistamente”.
“Yo dije, incluso en ese entonces, que la venganza por la muerte de mi hermana no le devolvería la vida y sólo traería más matanzas. Así fue que decidí dedicar mi energía y mis esfuerzos en la promoción de la reconciliación y la paz: si Israel y Palestina se reconcilian y hacen las paces, la ocupación que mató a mi hermana finalizará”, afirma esperanzado y categórico.

Nabeel Switti vivió junto a sus 8 hermanos y su madre hasta 1993. “Vivimos en nuestra casa familiar, en Jerusalem del norte, en el barrio de Aram -un sector de Jerusalem Este en ese entonces-. A partir de 1993, las autoridades israelíes comenzaron a acosar a los residentes de la zona, y ese hostigamiento hizo que la vida diaria fuera intolerable, hecho que nos obligó a trasladarnos a otros sectores donde la vida era mejor o más favorable para nosotros”.

Pese a los esfuerzos de su familia, la situación logró quebrar la armonía: “yo me trasladé con mi esposa y mis 4 hijos a Qfar Aqeb. A pesar de ser percibido como territorio israelí, el maltrato de los residentes a manos de las autoridades israelíes, por lo que me vi forzado a trasladarme nuevamente, esta vez a Hanina. Como Qfar Aqeb, Hanina está dentro de la jurisdicción municipal de Jerusalem. Menos de un año después de este traslado, como no podía pagar el alquiler, debí mudarme nuevamente y una cuarta vez para intentar que mi familia pueda vivir en paz”.
“Estas relocalizaciones forzadas y constantes -afirma Switti- produjeron una fuerte angustia en mi familia, severos trastornos en la educación de mis hijos y serios problemas para sostener y disponer de fuentes de trabajo”.

Switti no pudo llegar a la Argentina porque la Embajada argentina en Israel no le otorgó la visa de ingreso al país.

¿Qué diferencia a Frankenthal de Switti?, podría preguntarse uno.
La única respuesta humana que puede encontrarse es: los hombres y la política.

Cronograma

Frankenthal tuvo, en Argentina, una nutrida agenda que comenzó, el miércoles 1 de noviembre, con un encuentro con la dirigencia de Meretz, Convergencia, ICUF y Bund.

El jueves 2 visitó la sede de la AMIA, luego se reunió con la Mesa de Redacción de Nueva Sión y posteriormente con integrantes de la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos de la Argentina.
Por la noche visitó la Comunidad Bet El donde disertó ante una concurrencia vinculada a esa institución

El viernes 3 sostuvo un encuentro con una delegación francesa del movimiento Shalom Ajshav (‘Paz Ahora’) que en Francia se conoce como La Paix Maintenant.

El sábado por la noche, luego de su descanso por shabat, a partir de las 20,30 horas, fue el orador principal del acto recordatorio en homenaje a Itzjak Rabin que bajo la convocatoria “Por las víctimas del desencuentro y la intolerancia” organizaron Meretz, Convergencia, ICUF, Bund, Nueva Sión, Hashomer Hatzair y Argentinos Amigos de Paz Ahora.

El lunes 6, por la tarde, se entrevistó con el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel (por espacio de más de una hora) y por la noche disertó en YOK.