Las declaraciones formuladas por el fiscal Nisman, involucrando a Irán en la autoría del atentado contra la AMIA, hallaron amplio eco en los titulares de los principales diarios: ‘Yediot Ajronot’ (‘Ultimas Noticias’) destaca el sentimiento de frustración imperante en la comunidad judeoargentina por el lento avance en la indagación de la masacre perpetrada en 1994.
Los medios israelíes consignan las intensas presiones ejercidas por Teherán durante el período gubernamental menemista a efectos de obtener, de Argentina, suministros que facilitaran el desarrollo nuclear iraní, como parte del esfuerzo desplegado internacionalmente por el Islam integrista para acrecentar su poderío militar: analistas políticos sostienen que el empecinamiento de Chávez para ingresar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas obedece a la subordinación de Caracas al régimen de Ahmadineyad.
La agencia noticiosa iraní (IRNA) anunció la activación de nuevos y sofisticados equipamientos en su planta atómica, en claro desafío a las advertencias de Israel sobre las graves implicancias del armamentismo estimulado por Ahmadineyad.
El matutino ‘Haaretz’ subraya que el atentado contra la sede central de la colectividad judía en Buenos Aires fue precedido por otra agresión de inspiración iraní, refiriéndose al aún no esclarecido ataque contra la Embajada de Israel, en la calle Arroyo, en marzo de 1992.
Los suplementos deportivos de los cotidianos israelíes informan, en otro órden de temas, sobre la conflictiva situación creada en Betar: el popular equipo futbolístico jerosolimitano resolvió dar por finalizados los servicios prestados por Osvaldo Ardiles como entrenador.
Nacido en Córdoba en 1952 el técnico, de notoria trayectoria, fue ahora reemplazado por otra figura mitológica, pero local: el ex arquero Yosi Mizraji.