Ganadores y perdedores del domingo de elecciones

Kirchner versus el Justicialismo

El último domingo 24 de agosto se realizaron tres nuevos comicios en distintos puntos de la Argentina: uno en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, otro en Catamarca y un tercero en Salta. Todos tuvieron la particularidad de enfrentar, más o menos acentuadamente, los intereses del gobierno nacional con los de la estructura oficial del Partido Justicialista. Y el saldo fue equilibrado: los kirchneristas ganaron en Catamarca, empataron rasposamente en Capital Federal y fueron derrotados en el feudo salteño. Veamos el análisis:

Por Daniel Badenes

En Salta los comicios se realizaron para elegir 60 convencionales constituyentes que reformarán la Constitución provincial, con el único objetivo de permitir la reelección del actual gobernador y ex candidato a vicepresidente Juan Carlos Romero -que mantiene su poder feudal en Salta aún después del hundimiento del menemismo al que perteneció-.
Allí el resultado estaba cantado y el gobierno nacional prácticamente no intervino. Pero las elecciones más importantes fueron las de Catamarca y Capital Federal, donde se elegían representantes legislativos y ejecutivos, y las disputas de poder eran evidentes. En Catamarca los comicios habían quedado suspendidos luego de la patética quema de urnas protagonizada por la mafia del justicialismo catamarqueño con sede en la Provincia de Buenos Aires.
El domingo las elecciones se realizaron sin grandes sobresaltos y arrojaron como ganadora a la fórmula radical del Frente Cívico y Social, que mantendrá la gobernación. Respaldado desde el gobierno nacional, el Frente Cívico logró derrotar a la estructura del Partido Justicialista que postulaba a Liliana Barrionuevo, hermana del sindicalista patotero que no pudo ser candidato, ni más ni menos, que por residir en otra provincia.
Por último, las elecciones más conocidas, seguidas paso a paso por los medios nacionales, fueron las de Capital Federal. Estas terminaron en empate y deberán definirse el próximo 14 de septiembre en la instancia de ballotage, en la que se enfrentarán Aníbal Ibarra y Mauricio Macri.
El primero, actual jefe de gobierno, busca su reelección y mantiene su perfil de centroizquierda más por los apoyos recibidos (la CTA, el ARI, socialistas y kirchneristas) que por su cuestionable gestión.
El segundo, presidente/gerente de Boca Juniors e hijo de la Patria Contratista, representa el fantasma de la reedición del menemismo sin Menem y es apoyado por el PJ oficial, radicales conservadores y antiguos seguidores de Domingo Cavallo.
La elección, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, arrojó un empate en la disputa por la Jefatura de Gobierno, ya que si bien Macri superó a Ibarra por poco más de tres puntos (curiosamente, una puntuación similar a la que en su momento aventajó a Menem frente al actual presidente Kirchner) deberán disputar una segunda vuelta, prevista para el 14 de septiembre, el mismo día de las elecciones bonaerenses en las que el Gobierno nacional apoya al previsible ganador, Felipe Solá, cuyos representantes porteños figuran en las listas de Mauricio Macri.
Sin embargo, aunque el Ejecutivo porteño quedó en veremos, el domingo se definieron 12 bancas de diputados nacionales por la Capital Federal. En esa elección hubo claros ganadores y perdedores:
El gran triunfador fue el heterogéneo justicialismo, que sin presentar fórmula propia obtuvo varios escaños en el Parlamento nacional. De las cinco bancas obtenidas por Compromiso para el Cambio (la fuerza encabezada por Macri), tres estarán ocupadas por peronistas, obviamente más cercanos a Daniel Scioli que a Néstor Kirchner, por plantearlo gráficamente con una metáfora actual. Mientras tanto, de los candidatos de distintas listas que apoyaban a Ibarra (la oficial Fuerza Porteña obtuvo dos bancas, mientras que el Partido de la Revolución Democrática y el Partido de la Ciudad consiguieron una cada uno), ingresaron a la Cámara Baja dos peronistas alineados con Néstor Kirchner: Juliana Marino y el periodista Miguel Bonasso.
El otro ganador fue Luis Zamora, que ayudó con su buena elección a Jefe de Gobierno (ocupó el tercer lugar, derrotando a Patricia Bullrich en la pelea por entrar al podio) a sus candidatos a diputados y logró obtener dos nuevas bancas para Autodeterminación y Libertad. El domingo, Zamora festejaba diciendo que por fin no estará solo en el recinto de Diputados. Aunque todo dependerá de cómo haga frente a las disidencias: acaso valga recordar que en la elección anterior también consiguió dos bancas, pero una pelea con su compañero José Roselli lo llevó a conformar un bloque unipersonal.
Los grandes derrotados fueron los radicales y sus descendientes, el ARI y Recrear. Aunque festeja eufóricamente haber obtenido más votos que Leopoldo Moreau hace pocos meses, la UCR no logró ni un solo diputado, cargo para el que había jugado una carta fuerte al proponer al cómico Nito Artaza, el ídolo de la clase media que reclamó por la confiscación de sus ahorros como si fuese la primera violación de derechos ocurrida en estos pagos. El único afiliado radical que tuvo suerte fue el ex ministro duhaldista Jorge Vanossi, que entró como diputado de la mano de Macri. Por su parte, Recrear obtuvo sólo una banca, pese a que la fuerza liderada por López Murphy había ganado en Capital Federal las elecciones presidenciales realizadas meses atrás. Por último, el partido liderado por Elisa Carrió sufrió la fragmentación de listas que apoyaban a Aníbal Ibarra, que se repartieron las bancas de una forma que dejó al ARI con las manos vacías: la coalición Fuerza Porteña obtuvo sólo dos diputados, que serán el economista de CTA Claudio Lozano y la kirchnerista Juliana Marino. El candidato del ARI, Jozami, estaba en el tercer lugar.
El año electoral todavía no termina y aún faltan grandes batallas. La próxima será el 7 de septiembre, en Santa Fe, donde los sondeos preliminares anticipan que el pragmático socialista Hermes Binner podría derrotar a la suma del justicialismo, que guarda esperanzas en la inconstitucional Ley de Lemas que rige en la provincia. Pero la elección santafesina no preocupa al oficialismo nacional, que también tiene simpatía por Binner.
Las elecciones importantes serán el 14 de ese mismo mes. En Buenos Aires, donde Kirchner aún está comprometido con sus futuros verdugos, el gobierno apoya al aparato duhaldista y contribuirá a la consagración de Carlos Ruckauf como diputado nacional. Mientras tanto, en la Capital Federal Aníbal Ibarra volverá a enfrentarse al candidato que representa lo peor de la década del noventa, cuyo apellido empieza con M y tiene cinco letras. Que no es Menem, pero se le parece. Y mucho.