Guerra sin cuartel

Suicidas disfrazados en autobuses, atentados, toque de queda, bombardeos... lo cierto es que nadie habla de paz en Medio Oriente: Israel y Hamas declararon a los cuatro vientos que lo suyo es una guerra sin cuartel. Unas 2.000 personas asistieron al funeral de los cuatro activistas de Hamas -asesinados, el domingo 24 de agosto, por el Ejército israelí desde helicópteros Apache en la Franja de Gaza- en cuyo cortejo, las proclamas de venganza fueron moneda corriente. "Israel pagará por el asesinato de los militantes de Hamas", dijo su líder Ahmed Yasín -que no acudió al funeral-.

Dada esta amenaza, las fuerzas israelíes adoptaron medidas de alerta máxima: en sus calles de Jerusalem se han instalado controles que convierten al tráfico en una agonía ya la ciudad en una urbe prácticamente sitiada.
Del lado palestino, las cosas tampoco están mejor.
En la Franja de Gaza, la sensación generalizada es que en cualquier momento se viene otro bombardeo. Israel decretó ayer el cierre de la circulación con los territorios impidiendo, así, circular a los palestinos para trabajar en territorio israelí.
No es mucho mejor la situación en Cisjordania, donde el Ejército efectúa operaciones en la mayoría de las ciudades.
En Naplusa, particularmente, volvió a imponerse el toque de queda por cuarto día consecutivo.
Un portavoz militar israelí declaró que están agujereando paredes en las casas y levantando baldosas en busca de armas. También anunciaron que las operaciones probablemente se extenderán a Jenín, Hebrón y Ramallah.
En Cisjordania se desmanteló un pequeño enclave de colonos y desalojaron a otros 50 colonos en las cercanías de Hebrón.
En medio de la crisis, la Autoridad Palestina (AP) sigue clamando en el desierto. «Israel ignora por completo a los palestinos como parte del proceso de paz y hace caso omiso de los acuerdos y normas establecidos por la comunidad internacional, incluido el Mapa de Rutas», se lamentaba el ministro palestino de Trabajo Ghasan Jatib.

El retorno de Rayub

Pero la AP estaba más ocupada en otra de sus habituales luchas intestinas por la distribución de poder: un viejo conocido, Yibril Rayub, ex jefe de la Seguridad Preventiva en Cisjordania, volvió al primer plano luego de que confirmara que Arafat lo nombró asesor de Seguridad Nacional.
Rayub -que cuenta con una dilatada historia de amor y odio con Arafat- participará en las negociaciones con los representantes del Cuarteto de Madrid.
El nombramiento, que no ha sido confirmado por la AP, es interpretado por muchos analistas como un intento de Arafat de socavar el espacio del ministro de Seguridad Interior, Mohamed Dahlan, hombre de confianza del primer ministro, Abu Mazen, y encargado de las negociaciones de seguridad con Israel.