Un reconocimiento indirecto de Israel por parte de Hamas (a través de la adopción del plan de paz saudita) y la conformidad del gobierno palestino para cooperar con Abú Mazen son certeros puntos de inicio, en base a las cuales se pueden resumir las negociaciones entre Israel y los palestinos.
El acuerdo palestino interno que formar las bases del nuevo gobierno no es perfecto. Parece que incluso después que el gobierno de coalición sea formado, si se logra, Hamas no se unirá al movimiento sionista y la Autoridad Palestina no se pronunciará inmediatamente pro israelí. Pero en esta realidad de hostilidad y asperezas, es un proceso significativo que representa el deseo del pueblo palestino de mejorar su situación y salir de la difícil situación.
El gobierno de coalición se crearía en base a los principios del “documento de los prisioneros”, que le da autoridad completa al presidente para mantener contactos políticos con Israel, esto es, luego de que Hamas reconozca implícitamente a Israel, en un paso sin precedentes. Israel no debe perder esta oportunidad política: por primera vez en seis años podríamos volver a la mesa de negociaciones y sacar a las dos sociedades fuera de un círculo de violencia.
La falta de atención de Israel a los cambios internos de la sociedad palestina socavará cualquier proceso de moderación y reconocimiento y la hará caer en manos de extremistas que desean renovar la violencia y el terror.
El establecimiento de un gobierno palestino de coalición, cuando se está terminando de enterrar el plan de convergencia, requiere que (Ehud) Olmert, (Amir) Peretz y (Tzipi) Livni se responsabilicen y abran canales de diálogo renovados con la dirigencia palestina. Y esta vez deben ir más allá de los encuentros para relaciones públicas.
El gobierno debe entrar en negociaciones reales, incluyendo la liberación de prisioneros, un cese el fuego mutuo y el establecimiento de un Estado palestino dentro de las fronteras provisionales.
Las negociaciones en sí mismas son los medios, no los fines, y en las circunstancias presentes, llevarlas a cabo sin resultados es, incluso, más peligroso que la ausencia de diálogo y contacto entre los dirigentes.
El momento de la verdad está aquí.
Ambos gobiernos deben entender el ímpetu del momento, la severidad de las amenazas, y volver a la mesa de negociaciones.
La aceptación de la “iniciativa saudita” y del “documento de los prisioneros” (palestinos en las cárceles israelíes) es clave para crear al socio palestino posible y renovar el diálogo.
Las próximas semanas dirán si Israel se dirige hacia otra Intifada o si hay esperanza de reiniciar el proceso diplomático y prevenir otro arrebato de terror.