Decenas de viandantes y servicios de emergencia corrieron al lugar, donde trataron de apagar las llamas que salían del vehículo y poder retirar los tres cuerpos calcinados que se encontraban en su interior.
Según el diario ‘Haaretz’, entre tres y cinco personas podrían haber resultado gravemente heridas, entre ellas al menos dos mujeres.
Tras conocer el ataque contra Ismail Abu Shanab, Hamas anunció el fin oficial de la tregua con Israel y ha juró vengar el asesinato perpetrado contra uno de sus líderres. La Yihad Islámica también afirmó que la tregua acabó y culpa a Ariel Sharón del fracaso del proceso de paz.
Por su parte, la Autoridad Palestina condenó el atentado calificándolo de «irresponsable», según el periódico israelí Haaretz.
Ismail Abu Shanab, que participó en las conversaciones sobre la tregua de tres meses de los grupos radicales palestinos, era uno de los más altos jerarcas de la organización terrorista Hamas.
Shanab había nacido en Gaza, en 1950, la misma ciudad en la que ha perdido la vida. Se formó como ingeniero civil en la Universidad de Colorado (EEUU), por lo que hablaba un inglés tan perfecto que lo terminó convirtiendo en el portavoz preferido por los medios de comunicación internacionales.
Ofensiva israelí
El Gobierno de Ariel Sharón ordenó una fuerte operación militar en las ciudades de Tulkarem, Nablus y Jenín.
El Ejército israelí recibió la orden directa del Gabinete de Asuntos Políticos y de Seguridad de continuar sus incursiones en ciudades de Cisjordania y Gaza, así como de reanudar el asesinato de jefes de Hamas y La Yihad Islámica. Ambas prácticas habían sido suspendidas tras el anuncio de tregua de las facciones de resistencia palestinas el pasado 20 de junio y se reactivó luego del último atentado perpetrado en Jerusalem contra un autobús de la línea 2 repleto de religiosos que volvían del Muro de los Lamentos.
La ofensiva comenzó la noche del miércoles y se ha extendido a las primeras horas de hoy. La incursión de los soldados israelíes en el campamento de refugiados de Tulkarem, al norte de Cisjordania, se ha cobrado la vida de un adolescente y su hermano durante un tiroteo entre el Ejército y palestinos armados.
La paz en peligro
El sangriento atentado de Jerusalem del pasado martes 19 de agosto dejó al “Mapa de Rutas” en una difícil encrucijada. El primer ministro israelí, Ariel Sharón, le plantó un ultimátum a su homólogo palestino, Abu Mazen, para que se enfrente inmediatamente a las facciones armadas, pero advirtió de que el Ejército lo hará si la Autoridad Palestina no cumple.
Por lo pronto, Abu Mazen ordenó el arresto de los que planearon el atentado, rompió los contactos con Hamas y la Yihad Islámica y se trasladó a Ramallah para pedir al presidente palestino, Yasser Arafat, que firme las órdenes de detención de un número indeterminado de miembros de esas organizaciones, responsables de los atentados.
El ataque del martes, perpetrado por el palestino Raed Mesk, ha hecho mucho daño en todos los aspectos. En el aspecto humano, Israel aún estaba ayer conmocionado, especialmente afectado por el alto número de niños víctimas de la terrible explosión. En el político, Sharón evaluó que responder con fuerza al ataque supondría una espiral de sangre que enterraría definitivamente al “Mapa de Rutas”
Por lo pronto, se acabaron los gestos israelíes de buena voluntad -liberación de prisioneros y negociaciones para el repliegue militar de varias ciudades de Cisjordania- y cualquier contacto con la AP. Tras reunirse durante varias horas con los responsables de seguridad, Sharón -tal vez con más pie de plomo que nunca- dijo que da «una oportunidad» al plan de paz y que esperará a ver cómo actúa la AP.
El mensaje, de todos, modos es contundente: si Abu Mazen no hace los deberes, el Ejército los hará por él. Y entonces las consecuencias pueden ser dramáticas.
Abú Mazen debilitado
La particular encrucijada de Abú Mazen no es fácil. Para empezar, con el atentado el eternamente débil primer ministro ha quedado ridiculizado, ya que el mismo martes se había reunido en Gaza con los líderes de la Yihad Islámica para negociar una prórroga de la tregua.
La estrategia del primer ministro se basaba en el alto el fuego, roto con los últimos atentados y de difícil recomposición si no logra arrancar a Israel algunas concesiones que ofrecer a una población palestina asfixiada por la ocupación y que no ve nada concreto en el “Mapa de Rutas”.
Por otro lado, si decide enfrentarse a Hamas y la Yihad, es dudoso que cuente con los medios y el apoyo popular para cumplir con las exigencias de Israel.
«Consideramos que Hamas y la Yihad Islámica son responsables de la actual situación, porque todas las violaciones israelíes de la tregua nunca podrán justificar lo sucedido en Jerusalem», afirmaba ayer la AP en un comunicado oficial.