Debo admitir de entrada que ante las broncas suscitadas y las preguntas que me formularon algunos amigos de Latinoamérica, ensayé darles hace unas semanas atrás alguna respuesta “de progresista a progresista”, como me lo pidieron, que no fuera una guía para descarriados sino más bien parámetros de análisis para atribulados.
Estaban verdaderamente atribulados y mortificados por el cúmulo de declaraciones que profirieron ciertos voceros de la izquierda consagrada como tal ó de otros advenidos a esta categoría y subidos al caballo de nombres que alguna vez se consideraron portaestandartes de una cosmovisión de izquierda.
Los amigos que se dirigieron a mí estaban realmente preocupados por los hechos que se desarrollaban en el Oriente Medio que lo sentían cercano y por las reacciones emponzoñadas y prejuiciadas, para calificarlas delicadamente, de ciertos intelectuales de izquierda cuyos méritos como tales no se trataba de amenguar. Ellos mismos con sus declaraciones extemporáneas opacaron los méritos que habían acumulado en las lejanías del tiempo y del espacio.
Si me acerco hoy a poner por escrito algunas ideas esbozadas entonces al calor de la cercanía de las acciones de real peligro no es porque hayan dejado de oírse las voces de intelectuales israelíes de fuste comprometidos en la búsqueda de los caminos menos cruentos que conduzcan a la paz. Sino porque quisiera que se valore el hecho real comprobable de que junto con esos intelectuales ubicados en la izquierda del mapa político-social de Israel, y afrontando las acechanzas de la cotidianeidad amenazadora, CONVIVIDA con quienes quedaban muertos ó heridos física ó espiritualmente, DEBIMOS REZAR LA ORACION LAICA para que ningún acto de terrorismo NOS pudiera alcanzar ese día.
Y ese plural periodístico NOS significaba concretamente YO, mi familia más cercana, la más amplia, la de mis amigos, la de mis vecinos, judíos ó árabes, de Tel-Aviv-Yafo, de Haifa, Acco (San Juan de Acre) , Nazareth, del Kibutz Metzer, de la aldea árabe Meiser, ó de Baka El Grabía, con los que tejíamos proyectos y esperanzas comunes.
Me veo impulsado a escribir estas líneas a raíz de haber comprobado que hay otro tipo de intelectuales, no menos progresistas en el mejor sentido de la calificación , como lo es, por ejemplo Joseba Arregi, profesor de Sociología en la Universidad del País Vasco. Desde esa –su no lejanía- llega a hacer algunos señalamientos que me permito citar:
“…Es ciertamente un espectáculo bastante extraño ver la cantidad de informaciones y opiniones publicadas que dejan traslucir alegría porque en el último conflicto bélico en el Próximo Oriente, Israel no haya podido reclamar victoria y sí, sin embargo, el Partido de Dios (Hezbollah), al no haber sido vencido. Y esa alegría proviene mayoritariamente de sectores que afirman ser de izquierdas y, por lo tanto, defensores del laicismo de la política.”
Por mi parte, remito al lector a las notas que Juan Gelman publicó en el diario Página/12, especialmente la que apareció apenas dos días después de logrado el cese del fuego en el Líbano. Contradiciendo la creencia generalizada, ó más bien, confirmando la regla, HAY ALEGRÍAS ENFERMIZAS, ó por lo menos enfermantes…
Esas notas no son las del Juancito Gelman que yo conocí, escuché y leí en MIS y SUS LEJANAS MOCEDADES, las del violín, de los zapatitos, de su lirismo con afirmación de identidades y raíces, ni escondidas ni negadas.
Nadie pretende que siga siendo exactamente el mismo ni que sostenga lo mismo siempre en todo lugar y circunstancia. Ni el mundo ni nosotros hemos permanecido inmóviles. No critico que critique. Es muy sano para el funcionamiento de la democracia y ni qué decir para la defensa de los derechos humanos de los que nos consta que J.G. sabe mucho.
Pero de ahí a cantar hosannas de ALEGRÍA porque vencieron Hezbollah y Nasralla, hay una distancia que denota lejanías. No queremos imaginar si, contradiciendo a J.G., los fundamentalistas mencionados hubieran logrado el objetivo tantas veces proclamado de borrar de la tierra a Israel y a los judíos, sin parar mientes en los propios J.G.- Y no es que Hezbollah y el mismo Nasrallah hubieran cometido un lapsus linguae en el pasado. Lo hacen público todos los días, hasta ayer mismo.
No vale argüir que J.G. u otros intelectuales argentinos de origen judío como León Rozitchner, Elsa Drucaroff, Andrés Rivera, Michel Teubal, Carlos Sorin, Daniel Freidenberg, por nombrar a algunos, desconocen los hechos. Son gente informada, que escribe, que lee y que se permiten licencias nada poéticas para interpretar algunas realidades, especialmente cuando conciernen a los judíos. Se sienten en la necesidad de ser “mas papistas que el Papa”, utilizando una figura acuñada desde remotas lejanías. Precisamente en estos días no muchos lo quieren emular por aquello de la “infalibilidad del Papa”, puesta a prueba.
Que quede claro: No me mueve llevar adelante ningún tipo de cruzada contra ninguno de ellos. No proclamo ni es mi deseo intimo su desaparición ni la de ningún pueblo. Pero tampoco puedo aceptar tan livianamente que alguien, intelectual ó no, poeta ó prosista, judío asumido ó vergonzante, pretenda que me deje vencer, eliminar de la faz de la tierra y que encima le haga de coro en su Himno a la Alegría por un Estado de Israel vencido. Ese tipo de expresiones no pueden ser admitidos siquiera como “licencias poéticas”.
Vuelvo a otras observaciones del Prof. Joseba Arregi:
“…Parecen celebrar la consolidación de dirigentes como Nasrala, Bassir el Assad ó Ahmadineyad. Causa extrañeza contemplar cómo, desde sectores que se colocan en la izquierda política, la posibilidad de esas críticas no se toma como síntoma de la fortaleza del sistema político democrático occidental, un sistema que merecería ser defendido y que no es precisamente el ideal para los dirigentes cuya consolidación celebran disimuladamente, ó no tanto…
…Siempre ha sido peligroso ver en algún sujeto histórico concreto, en alguna tendencia histórica concreta, la negatividad total que pudiera parir el cumplimiento del sueño occidental de pureza. En cualquier caso, nunca debiéramos olvidar los elementos de poder y de geopolítica particulares que están presentes en las posiciones de los países del Oriente Medio y Cercano”.
Oísteis mortales el grito marxista que aprendimos entonces con ustedes ? “NUNCA DEBIÉRAMOS OLVIDAR LOS ELEMENTOS DE PODER Y DE GEOPOLITICA PARTICULARES QUE ESTÁN PRESENTES EM LAS POSICIONES DE LOS PAÍSES DEL ORIENTE MEDIO Y CERCANO”. Evidentemente más cercano para unos que para otros.
Esas posiciones de los dirigentes regionales y más allá de sus límites, son las que exigen un seguimiento desde la perspectiva de la distancia física y temporal, sin ignorar las aspiraciones a retornar a la cordura en la cercanía del lugar de los hechos.
Apoyarnos en esos instrumentos de análisis y en el mandato de las acciones (Tzaavei Hasé), nos acerca. El alegrarnos y abrazar a la teocracia clerical más reaccionaria, nos aleja.
Es lícito y hasta aconsejable criticar las acciones de los gobernantes tanto de Israel como de los demás actores del drama del Oriente Cercano. Alentar a las voces que reclaman la paz convenida y no manejar dobleces morales desde las lejanías. Esas, entendemos, serían las actitudes progresistas que acercarán los logros progresistas, más que los Hosannas ofrecidos a supuestos vencedores.