La memoria de la guerra de Yom Kippur a través de Valley of Tears (Sh’at Neila). Israel, 2020.

Mil perdones

Esta serie dramática israelí de diez episodios, que puede verse en HBO Max, hace foco en el heroísmo y el sacrificio en situaciones límite, a partir del relato de dos historias que se entrecruzan, revelando tensiones, ansiedades y traumas de la guerra.
Por Ana Wortman

Si bien existen películas sobre el conflicto árabe e israelí, menos son las películas y series sobre la guerra de Yom Kippur. Recién en este siglo nos encontramos con estas producciones. Sabemos de la existencia de Kippur (2010) de Amos Gitai, y más recientemente de Hamezaj (2023) en este momento en la cartelera cinematográfica de Israel. Del mundo de las series televisivas, ahora accesibles a nivel global vía plataformas, tenemos a Valley of Tears, que en nuestro país la vemos por HBO Max

¿Cómo pensar un hecho histórico a partir de la ficción cinematográfica, habiendo transcurrido 50 años? ¿Qué significa en relación a la historia de la producción audiovisual de cine bélico? Y en nuestro caso, ¿por qué se produce esta ficción a casi 50 años y qué dice esta ficcionalización de la guerra acerca de la sociedad israelí de hoy?  ¿Que quedó en la memoria?

Valley of Tears es una serie de 10 episodios dirigida por Yaron Zilberman y producida principalmente por Endemol Israel, United King Film, que ha tenido diversos análisis en la prensa extranjera tanto en inglés como en español. Está excelentemente producida y se suele mencionar que ha sido muy costosa.  Se trata de una serie sobre la memoria de un momento muy dramático en la historia del Estado de Israel, aludiendo a futuro a las heridas que ha dejado en la sociedad israelí y como esta guerra ha determinado nuevos lineamientos de política exterior. El color de la filmación, los diálogos de los personajes acerca de situaciones de la vida cotidiana más allá de lo inmediato de la bestialidad de la guerra (noviazgos, promesas, militancias, madres, padres, hijos, hermanos), generan una atmosfera de encierro a la vez que intentan humanizar a los soldados involucrados en situaciones límites de violencia y muerte, en la creencia y la ilusión del fin de la guerra. A lo largo de los 10 capítulos atravesados por un profundo dramatismo de los momentos decisivos de la guerra, los diálogos aluden a situaciones existenciales tales como qué es el ser humano, cómo se juegan los vínculos entre las personas, cómo intervienen las emociones. Todas estas cuestiones nos llevan a pensar que se trata de una producción audiovisual sobre la guerra que se diferencia del llamado históricamente cine bélico de corte triunfalista.

Este género tiene una larga historia a lo largo del siglo XX. Los distintos países que han formado parte de las tragedias de la Primera y de la Segunda Guerra Mundial han producido narraciones cinematográficas, las cuales han ido cambiando a lo largo del tiempo. Por eso, lo que se dice del pasado debe ser pensado en el momento histórico en el que se produce el discurso de la memoria. De esta manera no son iguales las películas sobre la Primera Guerra Mundial de mitad del siglo XX que las producidas en el siglo XXI. También las formas de filmar, narrar, construir los personajes, han cambiado radicalmente como se puede advertir en esta narración reciente de la guerra de Yom Kippur en capítulos.

En primer lugar, la serie nos propone abordar la historia de la guerra en relacion a la situación de sorpresa e indefensión de los primeros momentos de una declaración de Guerra en el momento más sagrado del judaísmo, la cual reúne a un conjunto de soldados y personajes atravesados por la diversidad de la sociedad israelí. Frente al ataque de los sirios y egipcios por la recuperación de los territorios perdidos en la guerra de los 6 días en 1967 -lo cual implica una reacción nacional frente a la agresión-, la serie se propone mostrar otras dimensiones de la compleja sociedad israelí… Es marcada la apelación a la tensión sociocultural entre ashkenazies y magrebíes y/o sefaradíes, conflicto que tambien aparece en otras series recientes como Miss Jerusalén, entre otras.   

Marcas generacionales

También se alude en la serie -y esto contextualiza la Guerra y al Estado de Israel en la cultura global juvenil de los años 70-, a las características culturales de esa generación, en términos de vida comunitaria al estilo hippie, el pelo largo, y los movimientos de protesta negros norteamericanos por los derechos civiles, como los Black Panthers. En la versión israelí fue un movimiento de protesta contra las discriminaciones sufridas por los judíos mizrahim (orientales) fundado en 1971 cerca de Jerusalén, siguiendo el modelo del movimiento afroamericano.  Lo atractivo de la dinámica de la serie, además de relatar la historia de la guerra, es la cuidada composición de los personajes, sus tensiones previas, y cómo conviven estas tensiones y conflictos en momentos límites de ataques del enemigo.  

Hay personajes que tienen vínculos anteriores como hermanos y novios, en particular judíos mizrahim; también se pone en escena el vínculo roto entre padre e hijo, y situaciones de noviazgo atravesadas por el dramatismo de la guerra… A lo largo de la serie se generan nuevos vínculos como el que se constituye en un viaje en auto, muy al estilo de las road movie americanas de esos años, con la diferencia que el viaje se realiza en un escenario marcado por la violencia y la muerte. En momentos de fuerte intensidad y violencia se producen diálogos que aluden a conflictos y situaciones emocionales “alegres” que nada tienen que ver con la inminente posibilidad de muerte por el estallido de una granada del enemigo, escenario en el cual se expresan deseos, se hacen pedidos, en caso de muerte, se formulan confesiones etc.  Las emociones humanas más diversas se ponen en escena a lo largo de los capítulos: amor, odio, esperanza, fidelidad, confesiones, pasiones. 

Pero lo más interesante es que a pesar de la tensión y los peores sentimientos que deben emerger -a manera defensiva- para salir con vida de una guerra, es que en el contexto del estallido que se produce en los días más sagrados para el judaísmo como el Dia del Perdón, es el deseo de perdón, frente al daño personal realizado en momentos previos, lo que motiva a seguir luchando. Así es como el padre que busca a su hijo en el medio de radios y controles, con quien no compartió su crecimiento, busca ser perdonado. Un judío mizrahí perdona finalmente a su hermano que supuestamente lo había delatado a la policía por su participación en los movimientos de protesta ante la inminencia de su muerte. Así es como en estas series bélicas desaparecen los héroes que se destacaban en el cine bélico del siglo XX, y aparecen subjetividades atravesadas por el dolor corporal, pero, sobre todo, emocional. Los personajes son soldados que pelean por una causa, pero también son sujetos que aman, odian, lloran, desconfían, ríen y tienen alguna esperanza. ¿Es posible la vida sin esperanza? Conmueve en ese sentido la escena en la cual el escritor que busca a su hijo es reconocido en el campo de batalla y aparece como una luz en momentos de oscuridad. Así es como un grupo de soldados -en medio de la desolación- buscan que el escritor les hable de poesía.