Política israelí en septiembre:

La vuelta al «cole»

"Hay cuatro categorías de alumnos: el que fácilmente aprende y fácilmente olvida, pierde su cualidad por su defecto. El que difícilmente aprende pero difícilmente olvida, compensa su defecto con su cualidad. El que fácilmente aprende y difícilmente olvida es un alumno dotado. Finalmente, el que difícilmente aprende y fácilmente olvida es de lamentar". (Pirkei Avot; 5, 15.)

Por Alberto Mazor (Desde Israel)

1 de septiembre. Más de un millón y medio de alumnos en Israel vuelven al «cole», muchos de ellos luego de haber «disfrutado sus mejores vacaciones de verano» dentro de los refugios o vagabundeando de aquí para allá huyendo de las katiushas.
Tiempo de evaluar y aprender; no sólo para los estudiantes; también para los políticos, especialmente para los dirigentes.
Con la reciente guerra contra Hezbollah y los repetidos intentos del fundamentalismo islámico en todo el mundo por utilizar como triunfo cualquiera de sus vandálicos actos ¿qué viejas lecciones debe volver a aprender Israel?
Enumeremos algunas:

1) La muerte es el mantra de los terroristas. En los escenarios urbanos se esconden entre edificios de departamentos, utilizan escudos humanos y celebran todas las bajas, amistosas u hostiles, combatientes o civiles. La muerte de cualquier tipo, piensan, hace retroceder al progresista de Occidente, pero a ellos les permite hacerse pasar por víctimas oprimidas.
Su odio a «infieles» como nosotros intimida, más que repele, a terceras partes, ya sean éstas árabes moderados, europeos que se abstienen de la pacificación de El Líbano o el público occidental en general.
Los yihadistas llaman a los judíos «cerdos» o «monos» y pintarrajean lápidas, paredes de edificios o aulas de universidades con caricaturas racistas. Mientras tanto, nosotros nos preocupamos de no ser acusados de «islamofobia» cuando deberíamos estar destacando nuestros valores judíos y humanistas o contrastando sin descanso la civilización occidental con el barbarismo tipo Siglo VII de los yihadistas.

2) Los arrolladores beneficios del petrodólar (alrededor de 500.000 millones de dólares anuales) alimentan financieramente al Islam radical. El dinero iraní permitió a Hezbollah adquirir el armamento sofosticado necesario para lograr estar a la altura de las confrontaciones con el Ejército de Israel. A menos que Estados Unidos pueda encontrar un modo de forzar la baja de los precios del petróleo por debajo de los 40 dólares el barril, los islamistas podrían, con el tiempo, estar aún mejor equipados con el armamento que adquieran o consigan fabricar.

3) Como ha demostrado la experiencia de Israel en El Líbano, la potencia aérea en solitario nunca puede derrotar al terrorismo. Las bombas de precisión son una opción tentadora para las modernas tecnologías militares, puesto que garantizan pocas bajas; pero los yihadistas, a través del uso de escudos humanos y fotógrafos parciales, son capaces de presentar bombas guiadas como un bombardeo por saturación indiscriminado o como genocidio.

4) El uso de antiguos misiles portátiles -ya sean katyusha, kassam o algo peor aún por llegar- está alterando el cálculo estratégico, dado que ahora se cuentan por varios miles. El temor a las plataformas móviles casi sin límite de Hezbollah permitió a los terroristas encerrar ciudades israelíes enteras en los refugios y casi clausurar la economía del país.
En Israel, ni el muro de contención ni las Alturas del Golán garantizan la seguridad bajo un cielo lleno de misiles. El Estado judío necesita nuevos logros en defensa balística y podría verse obligado, en caso de no renovar negociaciones y llegar a algún tipo de acuerdo, a poner sus miras en las infraestructuras de los patrocinadores del terrorismo.

5) Los servicios de inteligencia siguen siendo el Talón de Aquiles. El Mossad tenía poca idea de las armas anti-tanque y los búnkers impenetrables de Hezbollah, ubicados a pocas millas de la frontera. La dependencia de aviones no tripulados y satélites lleva a disponer de muy poca información sobre el terreno. Mientras tanto, la sociedad israelí libre y pluralista emite por televisión gran parte de sus propios planes y debates.
Bajo el código de justicia tipo salvaje oeste de los yihadistas, los informantes locales, sospechosos de suministrar información a occidentales, son ejecutados pública y casi instantáneamente; todo esto cuando los medios israelíes se desesperan a diario por conseguir algunas grabaciones telefónicas selectivas.

6) Existen pocas evidencias de la eficacia o la moralidad de la extravagante diplomacia multilateral. Los franceses han recortado su contribución propuesta a la fuerza de pacificación de la ONU en el sur de El Líbano, la Rusia hambrienta de dinero vendió sus mejores armas a terroristas, y China, hambrienta de petróleo, suministra misiles a Irán.

7) La reputación de los medios internacionales en Medio Oriente, tanto en cuanto a precisión como a imparcialidad, se ha perdido. En la reciente guerra, las agencias de noticias fueron acusadas con fundamento por bloggers de publicar fotografías manipuladas; la agencia Reuters fue avergonzada cuando se descubrió que uno de sus periodistas freelance había retocado fotografías de guerra.
Los periodistas raramente entrevistaron a soldados de Hezbollah; aún no tenemos ninguna idea de cuántos de los presuntos civiles asesinados de los que se informó eran, en realidad, terroristas de Hezbollah. En Medio Oriente, muchos periodistas viven de la desinformación de los fundamentalistas islámicos y de esta manera influyen sobre la opinión pública internacional..

8) A pesar de las enormes ventajas con las que cuenta el Ejército israelí, no hay garantías de que se pueda seguir por delante de los terroristas, especialmente cuando éstos están adquiriendo experiencia mientras que en Israel reina un ambiente pesimista marcado por la falta de confianza y la inseguridad acerca de contra quién, por qué o cómo se debería luchar.
La opinión pública israelí ha llegado a esta situación en un marco que se pregunta por el resultado de la guerra, o acaso percibe que el conflicto ha acabado en una no victoria frente a un adversario que ni siquiera dispone de un ejército regular.
A pesar del enorme apoyo popular recibido al inicio, el resultado final de este episodio bélico no opera como elemento de unión de la sociedad israelí. Más bien parece haber despertado los demonios familiares de una comunidad educada en la idea de que su supervivencia depende de ganar todas las guerras.

9) El problema esencial para Israel sigue siendo político. Sus dirigentes deben comprender que también Al Qaeda persigue, más allá de su manipulación del Islam, un objetivo político: hacerse con el poder en el mundo musulmán y combatir la influencia de los valores occidentales mediante una internacionalización de los conflictos y los atentados contra los intereses occidentales en cualquier parte del mundo. Parcialmente, dichos objetivos, coinciden con el discurso radical procedente de Teherán -y su cliente Hezbollah- lo que acrecienta el enfrentamiento entre ambos por la hegemonía en Medio Oriente, contando con la insensibilidad de un Occidente sumido en el letargo vacacional por lo ocurrido en El Líbano, que será utilizado para justificar nuevos atentados en preparación.

10) En cuanto al campo palestino, el resultado de la confrontación actual en el frente libanés tendrá repercusiones serias. Hamas, hermano gemelo de Hezbollah en objetivos y tácticas, sufriría un golpe significativo con el desmembramiento de la agrupación chiíta libanesa. El beneficiado sería, entonces, para Al Fatah y así lo comprenden muchos altos funcionarios de esta rama de la Autoridad Palestina que sí reconoce a Israel y tiene, por lo tanto, la posibilidad de involucrarse en un proceso político para buscarle una posible salida al conflicto.

Israel deberá ser muy sensible ante este proceso y tomar iniciativas propias para promoverlo. Si así lo hiciere, podría transformar la sensación de no victoria en un logro considerable.

Septiembre en Israel; de vuelta al «cole»; tiempo de evaluar y aprender.
Volvemos a recordar lo que nos enseñó Hilel el sabio: «El inculto no puede temer al error ni el ignorante ser piadoso. El alumno inseguro no progresa y el maestro impaciente no puede enseñar. Donde no haya hombres capaces, trata de serlo tú».