Los ministros de este gobierno no hubiesen declarado la independencia del Estado de Israel

El historiador israelí Raanan Rein llegó a la Argentina para presentar su último libro, “Cachiporras contra Tacuara”, una obra editada por Editorial Sudamericana que relata la historia de los grupos de autodefensa judíos formados en diferentes momentos de la historia argentina para luchar contra sectores de ultraderecha como Tacuara y la Guardia Restauradora Nacionalista. En el contexto de las presentaciones de su investigación también reflexionó sobre los críticos sucesos que hoy vive Israel, que pueden cambiar la historia del país y sostuvo que "este gobierno plantea que lo importante es que sea un Estado Judío, lo democrático es secundario".
Por Darío Brenman

¿Cómo ves la situación de Israel teniendo en cuenta los acontecimientos que se dieron en las últimas semanas?

En el siglo XXI los regímenes autoritarios no son como en el siglo pasado, no hace falta enviar tanques a la calle, no vemos detenciones masivas, nadie va a cerrar el Parlamento o va a declarar ilegal los partidos políticos, pero tienen la intención de vaciar la democracia de contenidos elementales y hacen todo lo posible para perpetuar su gobierno.

En el Parlamento israelí, la derecha y la ultraderecha tienen una mayoría de 64 escaños sobre 120 diputados. A pesar de tener una mayoría relativamente ajustada, lo que intentan es imponer una serie de leyes o proyectos de ley que van en contra de todos los valores liberales laicos de mi país.

Considero que estamos en el momento más crítico desde la guerra de Yom Kippur, es una lucha política, pero es también un conflicto de culturas, de la identidad de este país, de su futuro.

¿Por qué pensás que Netanyahu acciona, en ese sentido, teniendo en cuenta que muchos sectores que lo votaron están en desacuerdo con esta avanzada judicial?  

Tenemos este gobierno y mucho de lo que sucede tiene que ver con el temor de Netanyahu de terminar preso, por eso está dispuesto a hacer cualquier cosa. Pero lo que sucede también tiene que ver con cuestiones de largo alcance, como la ocupación de Cisjordania y el crecimiento demográfico de los ultraortodoxos en Israel.

En pocas semanas, más específicamente el 1º de septiembre, la Corte Suprema tiene que expedirse sobre la inconstitucionalidad o no de la Ley de Razonabilidad. ¿Qué puede pasar?

Todos los jueces de la Corte Suprema, que son aproximadamente 15, van a estar debatiendo para tomar una resolución en septiembre. Para mí, esta Corte cometió un error hace unos años durante la campaña electoral, cuando algunas organizaciones dijeron que Netanyahu no podía ser candidato para el cargo de primer ministro. Israel tiene una ley que dice que si un candidato tiene un proceso judicial no puede ejercer ese cargo; entonces, como hay un proceso judicial en contra de Netanyahu, varias organizaciones sostuvieron que no podía ser primer ministro, y los jueces decidieron no intervenir en una cuestión política.

Creo que cuando se vote van a unificar criterios, no lo van hacer divididos, va a ser como una forma de apaciguar los ánimos.

Desde que asumió esta nueva coalición está habiendo una avanzada contra determinadas minorías

Es que no se trata solamente de la reforma judicial, lo que se intenta es controlar los medios de comunicación; el sistema educativo, incluyendo a las universidades; el poder judicial, y perseguir a diferentes ONGs que promueven los derechos humanos y el cese de las hostilidades contra ciertas minorías. Hoy en día surgen otras iniciativas que intentan imponer un cierto apartheid en Israel ;es decir, dar ciertos privilegios a judíos y negar a los no judíos que viven en Israel, como los palestinos que tienen ciudadanía israelí. 

Otros intentan ejercer un modo de teocracia limitando derechos de las mujeres, del colectivo LGTBQ, de judíos no ortodoxos. Cada día nos levantamos con una declaración del ministro del Interior que dice, por ejemplo, que a partir de ahora las parejas gay no van a poder adoptar niños; en los formularios burocráticos decían «padre número uno, padre número dos», ahora dicen «padre y madre».

En algunos autobuses, intentan poner a las mujeres atrás y a los hombres adelante; hay más incidentes violentos en contra de los no judíos, de los católicos, de los palestinos, en un ambiente muy hostil y violento que es muy complicado.

El tema es luchar por una democracia que respete los derechos de las minorías, los derechos de las mujeres. Este gobierno tiene alrededor de 27 ministerios, muchos más que otros gobiernos, 25 tienen como director general a un hombre y dos a una mujer, y eso no es casualidad. Tampoco tienen mujeres en su lista.

Hay varias iniciativas que aparecen ofreciendo privilegios a judíos ortodoxos. A veces se trata de cosas pequeñas, pero irritan mucho. Y doy un ejemplo: en un par de semanas va a comenzar a funcionar una línea del tren liviano en el centro del país; los que viven en la calle Ben Gurión, y pertenecen a Raamat Gan, van a pagar 8 shekels; los que viven en la otra calle son ciudadanos de Bnai Brak, y van a pagar 4 shekels. Y así van pasando las cosas como si nada.

Otro ejemplo es que hace unos días el gobierno decidió cortar el presupuesto de los ministerios para poder transferir 174 millones de shekels a la Yeshivá y a otras instituciones religiosas.

En el actual gobierno tenemos algunos ministros que son claramente fascistas. Miembros del partido de Itamar Ben Gvir, por ejemplo, que fue condenado hace algunos años como terrorista por la Corte. El ministro de hacienda, Smotritch, apoyó crímenes de guerra, me refiero a los progroms en aldeas palestinas como Hawara.

Los ministros de este gobierno no hubiesen declarado la independencia del Estado de Israel, porque la misma habla de la igualdad de derechos entre palestinos e israelíes. Toda su visión refleja esta tensión permanente entre Estado Judío y Estado Democrático, y este gobierno plantea que lo importante es que sea un Estado Judío, lo democrático es secundario.

¿Cómo fue la reacción de la sociedad civil frente a esta avanzada del Gobierno contra el Poder Judicial?

La reacción de la sociedad civil, por un lado, es admirable: miles de manifestantes salen a la calle desde hace varias semanas. En las primeras movilizaciones hubo muy poca represión, en las últimas semanas se nota un cambio. Esta es una protesta de judíos, donde no participan los palestinos israelíes.  

En mi caso salgo con una remera que dice “no hay democracia con ocupación”, solo somos algunos miles los que expresamos esto, y algunos no se sienten muy cómodos con estas consignas. Lo que dicen es que eso puede rechazar potenciales manifestantes que quieren una democracia y no quieren entrar en la otra discusión.

Hoy en Israel cada bando está encerrado en sí mismo, con gente que tiene ideas similares, y es muy difícil convencer a los del otro bando. Hay muchos que apoyan al Gobierno, que están convencidos de que las movilizaciones están pagadas por el gobierno alemán o los americanos, cosa que no tiene ningún fundamento.

¿Y cuál es el rol de los no judíos en las movilizaciones?

La mayoría de los dirigentes palestinos israelíes piensan que, como se trata de un Estado sionista con todos los privilegios para los judíos, no tienen que participar en este tema político. Creo que para reforzar estas movilizaciones habría que atraer a ese sector. La mayoría de ellos votó al Likud, contra el gobierno de Bennet; por lo tanto también tienen responsabilidad sobre la situación actual, pero entiendo que una lucha conjunta entre israelíes y árabes para defender la democracia puede tener éxito.

Pero también hay que pensar en esquemas diferentes para Israel y Cisjordania. Algunos están elaborando un plan de cantones -el de Tel Aviv aparte-, lo mismo para los palestinos, y Cisjordania y Galilea, es decir una federación de cantones que incluya todo el espacio de lo que hoy en día es el Estado de Israel y Cisjordania. En este caso nos alejamos de la posibilidad de dos Estados, uno al lado del otro.

¿Y respecto a los medios de comunicación?  

Cada día el discurso se radicaliza. En el canal de televisión 14, que apoya al Gobierno, dicen cosas monstruosas. Hace algún tiempo, cuando cayó un misil cerca de un pueblo árabe, lo hizo a 200 metros de una cancha de fútbol, entonces el corresponsal dijo “lástima que no cayó a 200 metros adentro, cuando estaban los árabes ahí en la cancha”.

Hace unos días uno de los panelistas de ese mismo canal dijo que hay que comenzar a pensar en un indulto para el que asesinó a Rabín, y eso va a suceder. La polarización política llegó a tal extremo que tengo amigos que no van a comprar en los supermercados de Rami Levi porque este apoya al gobierno actual. Esto recién comienza y existe un peligro real de enfrentamientos sangrientos entre unos y otros.

Algunos analistas prevén una posible guerra civil si la avanzada del Gobierno contra los valores democráticos sigue su curso

Cuando hablo de un enfrentamiento de este tipo digo que sin la muerte de varios judíos nada va a pasar y va a seguir el curso hacia un régimen más autoritario. Si mueren cientos de palestinos no pasa nada. Si la Corte Suprema toma la decisión de la inconstitucionalidad de la ley, puedo prever que diferentes grupos violentos de la ultraderecha puedan asesinar a un par de jueces o enfrentar de forma violenta a manifestantes que salgan a la calle, me parece un escenario posible.

El ministro de seguridad nacional está intentando cambiar la ley para que uno pueda conseguir un arma como en Estados Unidos, argumentando que es la única manera de frenar el terrorismo palestino.

¿El ejército tiene alguna injerencia sea a favor o en contra de las decisiones del gobierno?

En relación al ejército, lo que vimos hasta ahora es una protesta de cientos de reservistas que no van a servir al país. Trescientos pilotos, algunos cientos de oficiales. En una situación normal, las fuerzas armadas pueden seguir así, en caso de una emergencia va a tener un impacto dramático.

Todos los ex jefes del Mossad, del Shin Bet, y varios ex generales del Estado Mayor se habían pronunciado en contra de este gobierno y de sus políticas; los actuales jefes no se manifestaron en forma clara. Lo interesante es que muchos de los reservistas estaban seguros de que su decisión iba a servir para algo, es interesante la ingenuidad de estos ex oficiales.

¿Qué sucede con el aspecto educativo en Israel frente a la avanzada de los sectores ultraortodoxos?

El crecimiento demográfico de los ultra ortodoxos es un desafío enorme porque uno de los errores iniciales del Estado de Israel fue establecer un sistema único de educación primaria. Israel tiene una red de escuelas públicas para judíos laicos, otra para ortodoxos, otra para los ultra ortodoxos y otra para árabes. En las escuelas ultra ortodoxas, para asegurarse que los jóvenes sigan cursando y no haya deserción, no enseñan matemática ni inglés. Nosotros estamos subsidiando con nuestros a una red de escuelas públicas que perpetúan esta situación de un sector importante de la población que no trabaja, que no aporta a la sociedad en su conjunto, que no hace ningún servicio militar o social, es una situación que se hace cada vez más intolerable.

¿Y las universidades?

El ministro de Educación está por nombrar nuevos miembros en el Consejo de Educación Superior. Tradicionalmente el ministro se reúne con los presidentes de las universidades públicas para proponer nuevos miembros para este Consejo. Cada ministro elige gente cercana a sus ideas políticas. Cómo puede afectar esto a las universidades todavía no lo sé. Lo justifican en nombre del intento de asegurar más eficiencia en las instituciones académicas y para establecer salarios diferenciales para poder atraer académicos que están fuera del país. Dar la posibilidad a los presidentes de las universidades de echar a un profesor que dejó de publicar o que dejó de aportar a la vida académica puede aprovecharse también para echar a la gente por sus opiniones políticas.

En la Universidad de Tel Aviv tenemos muchas discusiones sobre qué actitud tomar como institución. Por un lado, entre el 10 y el 15 por ciento de los profesores apoyan al Gobierno, entonces tomar una posición muy clara en contra de las políticas del Gobierno es muy embarazoso. Por otro lado, no podemos estar ajenos a las políticas que ponen en juego la vida democrática en este país. Por eso casi todas las universidades públicas se manifestaron en contra del Gobierno, como así también asociaciones de médicos, de asistentes sociales y de psicólogos.

¿La Histadrut se pronunció de alguna manera frente a este conflicto actual?

La Histadrut no ha tomado una posición, el secretario general dice que representa a todos los trabajadores, inclusive a los que han votado partidos de derecha. De cualquier manera él tiene que tomar una decisión o una posición que no puede evitar. Por ejemplo, si el 1º de septiembre los maestros y los profesores no van a ir a trabajar, esto va a tener un impacto tremendo, es el sindicato más grande del país y esto afecta a todos, los padres que no pueden mandar a sus hijos a clase tampoco pueden ir a trabajar, estamos hablando de millones de personas     

¿Cuál es el rol de Estados Unidos frente a este conflicto? ¿Existe alguna presión por parte del presidente Biden?

El tema internacional hasta el momento ha tenido muy poca influencia, ¿hasta qué punto han repercutido las sanciones a Rusia o a Cuba? En muy pocos casos las sanciones económicas logran cambiar el curso de los acontecimientos. El gobierno de Estados Unidos ha dicho varias cosas, pero todavía Netanyahu no viajó a Estados Unidos. Creo que la extrema derecha secuestró a Netanyahu.

Un día antes de la votación en las Kneset sobre laley de razonabilidad, quería postergar unos meses la discusión parlamentaria o suavizar el texto de la ley. Los ultra ortodoxos le dijeron “si lo haces, hoy mismo dejamos la colación gobernante”.

¿Un posible acuerdo entre Arabia Saudita e Israel puede hacer que los sectores ultra ortodoxos abandonen el Gobierno y obliguen a Netanyahu a formar uno nuevo?

Por un lado, si se materializa ese acuerdo, Netanyahu se asegura su continuidad política además de generar un gran impacto en el mundo musulmán. Ahora, para llegar a ese acuerdo Israel tiene que ofrecer varios gestos a los palestinos, los de extrema derecha no se van a quedar en el gobierno. En esta situación Ganz, que hoy no quiere entrar al Gobierno, lo haría; pero si Netanyahu le dice “es una oportunidad histórica, me comprometo a echar a los de ultraderecha pero te necesito en el gobierno”, creo que en ese caso Ganz aceptaría.