Opinión:

El blitzkrieg político de Hezbollah

Sectores de la opinión pública y muchos en los medios se preguntan porqué Estados Unidos no es capaz de hacer que un endeble borrador francés de resolución de la ONU sea aprobado con rapidez a través del Consejo de Seguridad de la ONU. Otros contemplan al Primer Ministro de El Líbano, Fuad Seniora, llorando frente a la cumbre de la Liga Árabe y pidiendo el rechazo a una fuerza multinacional fuerte, cediendo a Hezbollah. Los comentaristas apenas son capaces de descifrar el motivo por el que los denominados aliados árabes de Estados Unidos en la guerra contra el terror -Egipto, Arabia Saudita y Qatar- presionan en favor de la retirada israelí y rechazan la fuerza multinacional al tiempo que mantienen el status quo para Hezbollah.

Por Walid Phares

Suena como si el año 2005-2006 estuviera lleno de espejismos: la Revolución de los Cedros en El Líbano, elecciones libres, y formación de un gobierno anti-sirio respaldado por el hijo del primer ministro libanés asesinado, Saad Hariri. ¿Qué pasa? ¿Quién está al mando? Israel bombardea el sur de El Líbano y muchos puentes, pero Hezbollah está en un blitzkrieg del terror, haciendo escombros políticos dentro de El Líbano y en la región. Israel gana científicamente la batalla militar y Hezbollah hace tambalear el futuro político de la guerra.
Allá por abril del 2006, mientras Assad retiraba a Siria su instrumental y el mundo libre celebraba la tan colorida ‘Revolución de los Cedros’ en Beirut, la contraofensiva de Hezbollah se estaba diseñando del siguiente modo:

– Absorbiendo la furia de ciertos sectores libaneses, pero matar su proyecto político.
– Construyendo las condiciones para el no-desarme de las milicias.
– Infiltrándose en el gobierno post-sirio y en sus instituciones.
– Cristalizando los puentes entre Irán y Siria.
– Empezando a provocar el terror en el nuevo gobierno.
– Hundiendo la UNSCR 1559; y, en el momento elegido por Nasrallah, provocando una guerra con Israel para que el apoyo vuelva a Hezbollah.

Finalmente, contener las reacciones de Israel y desarrollar el gran plan genial de gobierno libanés Ahmedineyad-Assad-Nasralah, desafortunadamente invisible para los que toman decisiones en Occidente.
Y aquí llega el Blitzkrieg de Hezbollah y su primer objetivo:
Seducir a los políticos libaneses de la ‘Revolución de los Cedros’ para detener las manifestaciones que pedían la sustitución del pro-sirio Emile Lahoud. De ahí que los servicios de Inteligencia de Lahoud protegiesen las actividades del «eje» (Hezbollah, los sirios, los iraníes, los demás) en El Líbano. Mantener a Lahoud en su puesto garantizaba la presión sobre el Ejército Libanés, puesto que el «comandante en jefe» es el Presidente.
Primer objetivo logrado hacia julio. Brillante.

Segundo objetivo: Presentarse a las elecciones legislativas «antes» de ser desarmada, y con 300 millones de dólares a dedicar a los votantes, Hezbollah y sus aliados se garantizan 30 miembros del Parlamento, es el equivalente de los Talibanes presentándose a elecciones cuando estaban en el poder, pero a escala provincial.
El resultado de disponer más parlamentarios de Hezbollah en el nuevo Parlamento que, se suponía, debía ser antisirio. E increíblemente (nunca antes visto en ningún otro país), mientras la resistencia antisiria obtiene una mayoría en la asamblea -del 70%- termina devolviendo al puesto de portavoz de la cámara al pro-sirio Nabih Berri: Alá sabrá cómo esta presunta mayoría tropezó dos veces con la misma piedra, el mismo mes, manteniendo en sus puestos a Lahoud y Berri.
Segundo objetivo de Hezbollah logrado a comienzos de julio.

Tercer objetivo: Intimidar al Gabinete de Siniora amenazando con aislar a los chiítas del gobierno si el bloque de Hezbollah no obtiene cuatro ministerios. Un bloque que puede vetar todas las decisiones concernientes a despliegues del Ejército Libanés y desarme de las milicias. Hasta un analista junior se da cuenta de que Hezbollah acababa de adquirir el control de la capacidad del Gabinete para desarmarlo.
Objetivo logrado hacia agosto del 2005.

Cuarto objetivo: Entre julio y diciembre del 2005, los escuadrones del «eje» del terror asesinan a líderes de la ‘Revolución de los Cedros’ que no aceptan la influencia de Hezbollah en el gobierno libanés, entre ellos Samir Qassir, George Hawi, y particularmente Gebran Tueni, la principal figura juvenil de la Revolución. También asesinan a otros periodistas y grupos de oposición son objetivo de complots, disparos y amenazas, incluyendo a May Chidiac.
La ‘Revolución de los Cedros’ fue decapitada hacia finales del 2005.

Quinto objetivo: Hacia marzo del 2006, Hassán Nasrallah firma «un acuerdo de entendimiento» con el General Michel Aoun, antes político antisirio, separando su movimiento de los partidos pro-gubernamentales y dividiendo en dos a la comunidad cristiana. La oposición a Hezbollah queda reducida a la nada. El líder druso Walid Jumblat y unos cuantos diputados cristianos disparan aún contra Siria y educadamente contra Hezbollah. Nasrallah acompaña sus victoriosas ofensivas de dinero iraní en muchos proyectos socioeconómicos fuera de los puntos fuertes chiítas tradicionales.

Sexto objetivo: Hacia abril del 2006, la doble operación de Hezbollah gana velocidad mientras el gobierno está prácticamente paralizado en la implementación de la UNSCR 1559. Por una parte, Nasrallah y su aliado Nabih Berri coaccionan a lo que queda de los políticos antisirios a sentarse a «una mesa de diálogo» para discutir «el futuro de El Líbano» lejos de manifestaciones callejeras. En otras palabras, abandonar la ‘Revolución de los Cedros’, léase lo que se hizo frente a la comunidad internacional, y dejar de desperdiciar nuestro tiempo en discusiones bizantinas.
Hezbollah ganó tres preciosos meses más.

Mientras tanto, a través de las muy permeables fronteras sirio-libanesas, Irán enviaba todas las armas solicitadas por Hezbollah para emprender «una guerra de despiste» contra Israel.

El ‘Plan A’ de Nasrallah era una guerra limitada contra Israel seguida de un vuelco contra el gobierno Siniora y la toma del control. Israel lo convirtió en una guerra más larga. De modo que el ‘Plan B’ de Hezbollah es una guerra más larga contra lo que quiera que Israel esté cocinando, con el control del gobierno aún en el futuro próximo. Hoy el blitz jihadista está dando lugar a resultados regionales e internacionales, o está a punto de hacerlo.
Hezbollah amenaza al gobierno Siniora con la desintegración si no asume su plan. Nasrallah y Al Manar hablan de batalla abierta hasta el final. Pero el verdadero plan del eje sirio-iraní es, en la práctica, utilizar como rehén al gobierno Siniora. El plan de 7 puntos del gabinete libanés ha sido aprobado, algunos dicen que sugerido por Hezbollah: nada de fuerzas multinacionales, de capítulo 7, o de resoluciones del Consejo de Seguridad que sueñan con desarmar a la milicia, etc.
Siniora llora delante de los árabes, Nasrallah controla calmadamente la situación, y la mayor parte de los políticos libaneses pasan a ser irrelevantes en la ecuación.
El gobierno árabe sunnita en su mayoría escucha al Primer Ministro (sunnita) de El Líbano pidiendo ayuda para su plan de 7 puntos (la receta de Hezbollah para sobrevivir y contraatacar) y corre a convencer a Francia y Estados Unidos para que reduzcan el tono del texto.
Irónicamente, el Nasrallah entre escombros bombardea al Consejo de Seguridad de la ONU con «diplomáticos árabes». Sabe bien que, en ausencia de la ‘Revolución de los Cedros’ (abandonada por sus políticos) se pasa a la ofensiva política.
Puesto que nadie se opone su agenda en El Líbano, dado que sus servicios tienen controladas las «salas de prensa» de la mayor parte de los medios libaneses, y dado que como sabemos progresivamente, las agencias de Hezbollah tienen la mayor parte de las crónicas de corresponsales extranjeros prácticamente bajo su control, al tiempo que la influencia petrolera y jihadista se extiende por todos los contratistas de agencias de noticias de todo el mundo, Nasrallah sigue en el negocio. Su operación es avanzar políticamente, por ahora.
Con la resolución 1701 del Consejo de seguridad de las Naciones Unidas sometida a votación, las opciones de Hezbollah han sido reducidas a dos, porque la resolución, una ensalada de medidas en todas direcciones, depende casi por completo de la determinación del gobierno libanés de recuperar el control del país con apoyo de la ONU.
Nasrallah, ahora, tendrá que luchar contra la resolución de frente, o asumir el control del gobierno libanés de modo que pueda paralizar la implementación de la misma. Mi instinto me dice que va a intentar ambas cosas: controlar el gobierno y continuar la guerra.

Notas
Blitzkrieg:
Del Alemán, de blitz, relámpago, y krieg, guerra; ofensiva militar rápida perfectamente calculada.