Fui secretario de la Juventud Anilevich en Argentina antes de hacer aliá a Israel en 1969. Junto con Yoshko Meir, que había actuado como emisario de la federación de kibutzim Kibutz Artzí en Buenos Airres, tuve el honor de participar en la absorción de refugiados de izquierda de Chile y Argentina que llegaron a Israel huyendo de las dictaduras militares que se instalaron en sus países. Después del golpe de Estado que acabó con la vida del presidente chileno Salvador Allende en 1973, y con el inicio de la represión y la violencia en Argentina en 1976, muchos compañeros y amigos nuestros buscaron refugio en Israel, donde les ofrecimos nuestra solidaridad y apoyo. Fue una experiencia muy dura y conmovedora, que me marcó para siempre.
Para aquella época, el primer ministro Yitzhak Rabin, gobernaba en coalición con Mapam, el partido al que pertenecía nuestro movimiento juvenil. Natan Peled, representante del Kibutz Artzi, fue designado ministro de Absorción. Él fue el que impulsó la política de acoger a los refugiados judíos de izquierda de América Latina, que empezaron a llegar en 1974, después del golpe de Pinochet en Chile, y que se multiplicaron en 1976, con el inicio de la dictadura en Argentina. También el ministerio de Relaciones Exteriores israelí, encabezado por Yigal Allon, se mostró solidario con los perseguidos políticos y les dio asilo, incluso si no eran judíos. Fueron decisiones valientes y humanitarias, que demostraron el compromiso de Israel con la democracia y la justicia.
Gracias al apoyo de Natan Peled, Yoshko Meir y yo fuimos nombrados para puestos clave en el ministerio de Absorción de Inmigrantes. Yoshko se encargó del departamento de Absorción Social, y yo fui el coordinador de la absorción de los refugiados judíos de izquierda de América Latina. A finales de 1975, me enviaron como emisario a Argentina, donde la situación política se estaba deteriorando rápidamente. Mi misión era cooperar con Daniel Recanati, el representante de la Agencia Judía en Buenos Aires, para facilitar el traslado a Israel de los activistas judíos de izquierda que estuvieran en peligro. Durante cuatro meses, viajé por Argentina y me reuní con muchos compañeros y amigos que estaban en la clandestinidad o en la resistencia. Fue una labor muy difícil y arriesgada, pero también muy gratificante.
Mi trabajo consistía principalmente en informar y convencer a los activistas de izquierda de que podían salvar sus vidas y seguir siendo fieles a sus ideales si venían a Israel. Les presenté una visión alternativa: la de ser judío y socialista en el Estado de Israel, sin renunciar a su identidad ni a su lucha. Con tal fin, distribuí un artículo de León Trotsky, que había leído en el libro Trotsky y la cuestión judía (hebr.) de Hilek Harari, donde afirmaba que en el futuro mundo socialista habría espacio para un estado-nación del pueblo judío. Quería que vieran que Israel no era solo el sionismo oficial, sino también un proyecto de emancipación y solidaridad.
En coordinación con la Agencia Judía, logramos que decenas de activistas judíos de izquierda se inscribieran y emigraran a Israel en esos meses. Algunos no tenían documentos de identidad, portaban un laissez-passer del consulado israelí en Buenos Aires. Sin embargo, no todos aceptaron dejar la lucha en Argentina y venir a Israel. Algunos, como el abogado Avraham Hochman, activo en la clandestinidad socialista de Elías Seman en Buenos Aires (y hermano de Yosef Hochman, que había sido de la Juventud Anilevich y había hecho aliá), y Arnoldo Grossman, que era guerrillero en Tucumán, y con quien yo hablé personalmente, decidieron quedarse en Argentina. Lamentablemente, fueron asesinados por la dictadura militar, que tomó el poder en 1976.
Entre 1976 y 1977, Yoshko Meir y yo nos ocupamos de la absorción en Israel de unos 700 nuevos inmigrantes, que eran refugiados de izquierda de Argentina y Chile. Entre ellos había personalidades destacadas, como Ismael Aharon Viñas, líder del Movimiento de Liberación Nacional en Argentina, el Dr. José Itziksohn, ex militante del Partido Comunista, JacoboTimerman, editor del diario La Opinión de Buenos Aires y muchos otros. También acogimos a figuras conocidas de Chile (que no eran judías), como el profesor Rivano y el secretario de gabinete de Allende, Luis de la Vega, y muchos otros intelectuales que habían sido perseguidos por la dictadura de Pinochet. El ministerio de Absorción de Inmigrantes no solo les aseguró la absorción física y económica (vivienda y trabajo) a los activistas de izquierda, sino también actividades de integración cultural y política a través de seminarios ideológicos y políticos que se realizaron en el centro del Kibutz Artzí en Guivat Haviva.
En 1977, con el cambio de gobierno y la llegada de Menachem Begin al poder, Yoshko Meir y yo fuimos despedidos de nuestros cargos en el ministerio de Absorción. Fue el fin de una etapa muy importante y significativa de nuestras vidas.
Yoshko Meir volvió a su kibutz en Gaatón y se convirtió en el gerente general de la compañía “Miluot”, que pertenecía al movimiento kibutziano en la Galilea Occidental.
Yo abrí una oficina de abogados en Jerusalén y me dediqué a la actividad política dentro de Mapam. Fui elegido secretario de la generación joven de Mapam en Israel, y luego entre 1985 y 1990 fui el responsable del comité de Mapam en Jerusalén.
Jerusalem, julio 2023
Nota: En la foto de portada están Jacobo Timerman e Ismael Viñas