¿Por qué los regímenes totalitarios, dictatoriales y/o autoritarios han perseguido, asesinado y aislado a la comunidad homosexual? ¿Por qué en esos contextos se vuelve amenazante y emergen los peores sentimientos de la humanidad como el odio, la descalificación, la tortura, la represión y el asesinato? ¿Por qué, por el contrario, se teme a la libertad, al goce y a la alegría? ¿Qué es lo que se quiere promover y/o preservar? Algunos de estos interrogantes atraviesan nuestras mentes después de mirar con atención el programa ofrecido por un nuevo ciclo del Festival Cine Versátil. El objetivo de este Festival es contribuir en diversos planos: en el debate académico/intelectual, en el activismo de los diversos movimientos en relación a la cuestión de la diversidad sexual y afectiva y, a su vez, tiene una finalidad pedagógica. Por eso, a diferencia de otras producciones culturales sobre el tema, en este Festival se proyectan cortometrajes, piezas de difusión más prácticas. Allí observamos un tipo de narrativa audiovisual en un estilo contemporáneo con recursos del cine animación, de las artes visuales, y de las nuevas formas de digitalización de la imagen, las cuales difieren del formato de las películas de larga duración sobre el tema: hay una nueva manera de contar la historia. En esta XIII Edición del Festival Internacional de Cortometrajes[1] sobre Diversidad el foco está puesto en el Triángulo Rosa y, a partir de esa definición, hay una parte que se denomina Otros triángulos rosa[2].
Sabemos que, a partir de 1933, el régimen nazi estableció que los judíos llevaran en sus prendas -luego esto continuó en los campos de concentración- los dos triángulos correspondientes a la Estrella de David, la cual daba cuenta de su condición de tales. También los homosexuales debían llevar en sus prendas, como forma de identificación y estigmatización, un triángulo rosa en el caso de los hombres, y un triángulo negro en el caso de las mujeres.
En esta oportunidad se difundieron en nuestro medio, tanto en forma presencial como a partir de su visionado en una plataforma, una importante cantidad de cortometrajes sobre la persecución del nazismo a la comunidad homosexual, los cuales fueron elegidos en un concurso[3] pero en forma no competitiva. Estos cortos tienen distintos orígenes, hay cortos alemanes, rusos, italianos, brasileños y, siguiendo la trayectoria de sus realizadores, puede advertirse que se trata de una nueva generación de productores audiovisuales con nuevas formaciones.

Bien conocido es que los horrores del nazismo se manifestaron sobre los judíos en primer lugar. Menos conocido es el horror que debió sufrir en ese contexto totalitario este grupo social, como también otros que no encajaban en el ideal de perfección del hombre de raza aria. En nombre de la raza y de su reproducción, los homosexuales, en sus diferentes variantes, fueron brutalmente perseguidos y formaron parte del Holocausto nazi. Al utilizar este término para los asesinatos masivos de homosexuales identificados con el triángulo rosa, se genera un interrogante: ¿Podemos hablar de holocausto cuando nos referimos a otros grupos? Como señala el curador y director de este Festival, José Alirio Peña, la palabra también es válida para referirse a esta persecución a pesar de que en diversos ámbitos hablar de holocausto rosa/holocausto gay ha generado polémicas. ¿Cómo narrar el horror? ¿Existen las palabras? ¿Existen las imágenes?
En coincidencia con el estreno del documental Eldorado en la plataforma Netflix, encontramos un corto que nos llamó la atención: Mariposas en Berlín de Mónica Manganelli (2019). Decimos en coincidencia porque ambas producciones dan cuenta de lo que era Berlín en los años 20/30 y en lo que se convirtió con la llegada del nazismo. Berlín era el lugar de las vanguardias, la experimentación artística, la creación cultural y el conocimiento, así como de la investigación. De hecho, en Mariposas…, una historia en dibujos animados con una estética excelente inspirada en acontecimientos reales sobre la historia de la primera transexual, se alude al papel central que tuvo en la investigación y la invención del término “transexual” el médico judío Magnus Hirschfeld. Este médico fue vanguardia en el reconocimiento de la transexualidad y tempranamente creó el Instituto de la sexualidad humana donde se investigaba y en el que se realizaron las primeras operaciones. Dado el carácter revolucionario de su pensamiento sobre la sexualidad en los inicios del siglo XX, fue considerado el “Einstein del sexo”. Este médico judío fue especialmente odiado por los nazis por ambas condiciones. A comienzos del nazismo el Instituto fue incendiado junto con 20.000 publicaciones. El médico consiguió salvarse de ser asesinado porque se hallaba en un congreso en Suiza, donde murió unos años después. En la parte del Festival, los “Otros triángulos rosas” se puede advertir, en el cortometraje A rosa dos tres vértices -de la brasileña Ravana Lobo- la voz de fondo de Jair Bolsonaro. Es sabido que el expresidente brasileño de extrema derecha es conocido por su particular odio a los derechos de las diversidades. Aquí se lo reconoce hablando -de manera siniestra- del “peligro” de la visibilidad de la comunidad homosexual, justificando persecuciones y hostilidades en nombre de la cultura nacional.
La riqueza y diversidad de los ejemplos del Festival nos permiten advertir la actualidad de la cuestión para construir sociedades libres, democráticas y tolerantes con la diversidad.
[1] Este Festival nació en Venezuela en el año 2011 y se realiza en nuestro medio desde el 2018.
[2]. Con esta denominación se hace referencia a persecuciones, encarcelamientos y asesinatos que se realizaron y aún se realizan a la comunidad homosexual en regímenes dictatoriales de diversas naturaleza y nacionalidad.
[3] El formato cortometraje implica el reto de contar una historia en poco tiempo teniendo, además, sus propios canales de distribución, principalmente en los festivales de cine. Este formato ofrece la enorme posibilidad de romper con códigos hegemónicos porque su financiamiento no obedece a una industria comercial o a empresas financiadoras que establezcan cuál es el juego ideológico.