Shulamit Aloni, que fuera alumna de Izhar, lamentó su muerte y destacó la militante fidelidad del novelista al reclamo por respetar Derechos Humanos en tiempos de guerra y confrontación.
Izhar, próximo a Shimon Peres, acompañó importantes tramos del Partido Laborista y formó parte, hace cuatro décadas, de su bancada parlamentaria.
“Escribir, sostenía Izhar, es como dar a luz: brota desde adentro; cuando sientes el impulso de expresarte, no importa la herramienta: puede ser un lápiz, un ordenador, lo que tengas a mano», recordaba sus días de combatiente en el arenoso Neguev, cuando hacía sus apuntes en hojas sueltas, relatando, pero también reflexionando, sobre aquellas jornadas de batallas por la supervivencia del joven país.
¿Cuándo salir a la guerra?, se preguntaba Izhar en 1982, cuando Israel resuelve entrar en «el pantano libanés»: en realidad, nunca, a menos -pensaba este hombre de letras en su columna en el matutino «Davar»- que sea tu última salida y se hayan agotado las alternativas”.
El autor de «El Prisionero» y otras obras emblemáticas de la corriente realista, supo también escribir para niños («El carro del tío Moisés»), imprimiendo en cada línea un intenso afecto a los paisajes, humanos y geográficos, de un país que gozó de escasos días de calma pero -tal vez por tal carencia- fue cuna de notables prosistas y poetas que lograron volcar, en el renovado idioma de la Biblia, el dolor de quienes -al vivir tanta guerra- no renuncian a un horizonte de mayor humanidad.