Ehud Olmert puede decidir aceptar la propuesta francesa del cese de fuego y una rendición sin condiciones del Hezbollah. Es su derecho. Olmert es un Primer Ministro que fue inventado por los periodistas, que fue protegido por los periodistas, y que su mandato fue resguardado por los periodistas. Ahora los periodistas están diciendo “escápate”. Esto es legítimo. No inteligente, pero legítimo.
Claro que algo debe estar en claro: Si Olmert se escapa de la Guerra que él inició, no podrá permanecer como el Primer Ministro ni siquiera por un solo día.
No podés liderar una Nación a la guerra prometiendo la victoria, provocar una derrota humillante y permanecer en el poder. No podés sepultar a 120 israelíes en los cementerios, mantener a un millón de israelíes en los refugios por un mes, habernos dejado sin el poder de disuasión, atrayendo la próxima guerra dentro de poco, y luego decir: – uy, he cometido un error. Esta no es la intención. Páseme un cigarro por favor.
No hay un error que Ehud Olmert no haya realizado el último mes:
– Fue a la guerra apresuradamente, sin prever el resultado.
– Siguió ciegamente a los militares sin preguntarse las preguntas necesarias.
– Apostó erróneamente a las operaciones aéreas, fue demasiado lento para llevar a cabo las operaciones terrestres, y falló en aplicar el plan original de ejército, mucho más atrevido y sofisticado que el que se aplicó.
– Y después, al entrar de modo apresurado y arrogante en la guerra, Olmert lo manejó con indecisión, desenfocado y débil.
– Descuidó el frente interno y abandonó a los residentes del norte. También falló vergonzosamente en el frente diplomático.
Aún, si Olmert vuelve a sus sentidos como Golda Meir hizo durante la Guerra de Yom Kipur, si él se hubiera convertido en líder, estableciendo un gabinete de guerra y llamado a la Nación con el esfuerzo supremo para cambiar la cara de la batalla, una discusión profunda de sus errores podría haber sido pospuesta. Pero por primera vez, en 24 horas, se convirtió en una incorregible personalidad política.
Por eso, el día que Nassrallah salga de su bunker y declare la victoria delante de todo el mundo, Olmert no podrá estar en la Oficina del Primer Ministro.
El Israel de post guerra, azotado y sangriento, necesita un nuevo comienzo y a un nuevo líder. Necesita a un Primer Ministro verdadero.