Acerca de la muerte de Uri Grossman

El hijo de la paz

David Grossman, el escritor israelí que pidió por la paz junto a otros intelectuales israelíes, perdió a su hijo Uri en el frente de El Líbano, el pasado sábado 12 de agosto, a 48 horas del inicio del cese del fuego implementado por las Naciones Unidas entre Israel y el Hezbollah. Falleció otro hijo de la paz.

Cuando el escritor e intelectual israelí David Grossman publicó, junto a sus colegas Amos Oz y A.B. Yeshoua, una solicitada pidiendo al gobierno israelí que detenga la guerra y favorezca una salida negociada, no pensó que su hijo Uri, sargento del Ejército de Israel moriría en El Líbano.
Cuando el gobierno israelí aprobó la ampliación de su ofensiva contra el Hezbollah, David Grossman llamó junto a sus colegas a una conferencia de prensa tratando de evitar lo que ellos interpretaban como una decisión trágica.
Cuando se informó el nombre de los 24 soldados israelíes muertos en batalla el pasado sábado 12 de julio, exactamente a 30 días de iniciada la guerra contra Hezbollah, el nombre del sargento Uri Grossman, de 20 años, la catástrofe para David Grossman se amplió geométricamente: su hijo había muerto y él había previsto lo peor.
Uri había caído por un misil antitanque de Hezbollah.
David Grossman, el más joven del trío de escritores politizados que forma con Amos Oz y A.B.Yeshúa, había sido influenciado en sus concepciones políticas y pacifistas por su participación directa como soldado de reserva en la primera Guerra de El Líbano, en junio de 1982.
La serie de cuentos de “Itamar” -un niño israelí al que le ocurren cosas que enseñaron a una generación de jóvenes como Uri a vivir con el diferente- acercó a Grossman a las jóvenes generaciones y a influir en la cultura de la paz. No era casualidad, entonces, que su hijo Uri fuese un férreo activista por la paz.
El jueves previo -el 10 de agosto-, frente a las cámaras de televisión, Grossman afirmó que «para el gobierno, elegir la opción de la fuerza es la elección natural. Creo que no nos vendrá mal un poco de humildad en Medio Oriente». «Ciertamente no hay posibilidad de diálogo con el Hezbollah, pero sí lo hay con los gobiernos de Siria y El Líbano. Convendría aquí, para no volver al pasado, que no les rompamos la mano en medio de las tratativas, sino que mantengamos con ellos un diálogo verdadero. Se trata de un arma que aún no utilizamos y cuando un enemigo se relaciona a otro con respeto a sus temores, esto puede tener un efecto increíble en los resultados».
Su hijo Uri fue otra víctima de esos temores de los supuestos poderosos.