Las nuevas derechas y su vinculación con lo judío y el Estado de Israel

Horizontes de desencanto

El mes pasado, desde Tzavta, Meretz y Nueva Sion organizamos un panel virtual sobre "Las nuevas derechas al acecho: Israel, Brasil y Argentina", en el cual participaron Arie Kacowicz (invitado Georgetown University, USA/ Universidad Hebrea de Jerusalem), Michel Gherman (UERj, Rio, Brasil) y Ariel Goldstein (UBA). La reflexión transversal nos dejó un sin número de interrogantes en torno a la incertidumbre del futuro de nuestros países. 
Por Ana Wortman

La apelación o reflexión sobre la nueva derecha o extrema derecha del siglo XXI aparece como recurrente en los dos últimos años como alertándonos de una amenaza. A partir de este último evento, algunos se preguntaban acerca de la productividad de esta comparación, en particular, Brasil y Argentina con Israel. ¿Qué nos aporta el análisis comparativo?  ¿Qué hay de singular y qué hay de común entre los tres países elegidos? ¿Por qué Israel? En todo caso reflexionar sobre este emergente común deriva en el análisis de la presencia de lo judío y la alusión a Israel en la figura de Bolsonaro en Brasil, lo cual nos lleva a poner el foco en el Israel de hoy, y en la alusión a tradiciones judías para justificar una ideología, en el caso argentino, a través de la figura de Javier Milei.  Si tradicionalmente el fundamento moral religioso de las derechas se sostenía en la Iglesia Católica, hoy nos preguntamos: ¿Cuál es la intencionalidad política en este recurso al judaísmo y /o Israel? 

Esta “nueva” articulación nos sorprende, ya que la extrema derecha, a través del fascismo y nazismo consideró al judío como un enemigo que había que aniquilar y ese fue el argumento para justificar la Shoá.  Y allí nos encontramos con un fenómeno contemporáneo que es la vuelta de la religión como fundamento de la vida social.

El profesor Gherman señala que la historia de la colectividad judía en Brasil se intersecta con la tensión constitutiva de su identidad nacional en relación a la presencia portuguesa europea y la presencia africana vía la esclavitud. Dado el lugar socioeconómico que asumió gran parte de la colectividad judía en Brasil, Bolsonaro se apoya en ella y la interpela en el lugar del blanco. Esta connotación de corte racista no hace más que consolidar el enfrentamiento de clases constitutivo de la sociedad brasilera. Según advierte Kevin Levin -Presidente de Meretz Argentina- hacia el final del panel, esta relación de lo judío con la blanquitud ya fue anticipada en un libro editado en los años 90 por la antropóloga americana Karen Brodkin.[i] Esta asociación en el caso de EE.UU. no  hace más que poner distancia de clase entre las distintas colectividades, a partir de la compleja historia de los judíos en Estados Unidos, la cual podría ser extrapolada a la sociedad brasileña como un modo de justificar el  enfrentamiento, la desigualdad y definir quién es el enemigo, rasgo esencial de las extremas derechas.

El profesor Goldstein pone el acento en la transversalidad/trasnacionalidad del nuevo imaginario de la extrema derecha, centrando su origen en la derecha norteamericana y en la española, expandiéndose a otras regiones de Europa, constituyéndose ambas como faro para Latinoamérica. También advierte, en ese ancho campo espacial, acerca de la creciente presencia de los evangélicos, impulsados por la derecha republicana, quienes se apropiaron también de símbolos judíos. Entonces, cuando se habla de la relación de Bolsonaro con lo judío y el Estado de Israel, en realidad, pareciera que estaría atravesado por el modo cómo los evangélicos se vinculan con la historia de Israel y el surgimiento del cristianismo:  hablamos de los judíos para luego, en realidad, hablar de los cristianos. 

La extrema derecha de Brasil se propone, por un lado, transformar el imaginario de Brasil como país de futuro. Se pretende configurar un nuevo imaginario en el cual la historia de la presencia judía en Brasil refuerza el nuevo relato de la blanquitud. En la nueva derecha se busca el conflicto, o mejor dicho el enemigo. Allí es donde podemos encontrar un hilo que atraviesa las derechas: en Israel, es el conflicto palestino israelí, en Brasil y Argentina, es la izquierda o, mejor dicho, el marxismo cultural y el discurso de derechos en general. En el caso de Argentina, se cuestiona la presencia del Estado en la resolución de los problemas. Por su parte, la apelación de Milei al judaísmo es diferente. No deja de sorprendernos que a pesar de la integración de la comunidad judía a la sociedad argentina, sabemos que existe una historia de pogroms como la Semana Trágica, persecución a instituciones judías en los años 60 por grupos nacionalistas, etc. Frente a las acusaciones de vinculación de esta fuerza con el neonazismo o la utilización de tatuajes neonazis por algunos de sus simpatizantes, Milei aparece en fotos con la kipá, menciona públicamente sus relaciones con algunos rabinos y hace un reiterado uso de la idea de libertad, asociada con celebraciones fundantes del judaísmo como Pesaj.

Manifestación en Tel Aviv, contra la «Reforma Judicial» emprendida por la ultraderecha en el Gobierno. Foto: Oren Ziv

Kacowicz enfatiza la singularidad del Estado de Israel y su particular historia. A pesar de ser un Estado con rasgos militares, y es así como se presenta al mundo, en su corta historia siempre fue una democracia en un país unitario, no existen leyes federales como en los otros casos y en este contexto de corrupción en el Poder Ejecutivo y de presencia fuerte de los religiosos en el Estado, destaca la importancia de la sociedad civil en las calles. Si bien percibe rasgos en común con nuevas derechas occidentales -como la apelación a la religión como fundamento de ley ciudadana, de ahí el levantamiento general contra la reforma de la Justicia- considera que Bibi es un conservador rodeado de derecha extrema que afirma que la Justicia debiera fundarse en principios religiosos para, a partir de ese designio, justificar las ocupaciones. Bolsonaro desconoce la historia del Estado de Israel, solo le sirve el imaginario negativo de cierta izquierda latinoamericana y europea del Estado de Israel militarizado a partir de la guerra de los seis días como fundamento de la militarización de Brasil y la instalación simbólica de la idea de guerra social.

En síntesis, esta reflexión transversal nos deja un sinnúmero de interrogantes en torno a la incertidumbre del futuro de nuestros países.  Así es como se nos plantea el enorme desafío de cómo hacer para generar nuevos horizontes de encantamiento frente a la presencia de estos discursos de retroceso cultural.


[i] El libro es How did Jews become White folks Rutgers University Press, 1998