Darío Teitelbaum:

“La vigencia de Hashomer Hatzair está en sus valores éticos que van más allá del judaísmo”

Darío Teitelbaum, director de la rama latinoamericana de Hashomer Hatzair, vive en un kibutz ubicado en el Neguev. De visita en Argentina conversó con Nueva Sión sobre la vigencia actualidad y perspectivas del movimiento en la coyuntura de sus primeros noventa años de vida.

Por Sebastián Kleiman

¿Cuál es la vigencia de Hashomer Hatzair a 90 años de sus orígenes?

La vigencia del movimiento se puede rastrear en estos 90 años de existencia primero en Europa Oriental, donde fue fundado y posteriormente en la conformación del movimiento kibutziano en Israel. No olvidemos que Hashomer participó en la fundación de lo que es el Kibutz Hartzí. Por supuesto que la influencia de Hashomer no acaba ahí. Hashomer fue, desde sus inicios y hasta la actualidad, en Israel y en la diáspora, un estandarte del judaísmo progresista y laico. Creo que esa ha sido su principal influencia a lo largo de sus noventa años de historia.

¿Cómo es la actividad de Hashomer en el mundo y cómo se están preparando los nuevos festejos?

Hashomer trabaja en las distintas comunidades de la diáspora de manera diferenciada. No es lo mismo trabajar con chicos de los Estados Unidos que con chicos de la Argentina o de otros países latinoamericanos. El entorno cultura y, más que nada, el contexto socio-económico influye para que las actividades difieran entre un lugar y otro. Los festejos centrales se están organizando en Israel, donde hoy en día existen alrededor de unos cinco mil “shomrim”. Aquí en Argentina también se están organizando distintos eventos para festejar los primeros noventa años de vida de Hashomer.

¿Cómo vislumbrás el futuro de Hashomer?

Más allá de los festejos actuales me preocupa cómo serán los festejos del centésimo aniversario. Estamos, creo yo, en un punto de inflexión de la historia no sólo del movimiento sino también general. Hashomer siempre se caracterizó por un alto componente simbólico e ideológico, y creo que, hoy en día, cada vez se hace más y más difícil transmitir esos valores a las nuevas generaciones. Vivimos en un mundo que ha perdido ciertos valores éticos fundamentales, valores éticos que van más allá del judaísmo, y creo que Hashomer debe asumir la responsabilidad de inculcarlos. Lo paradójico del caso es que cuanto más ralean estos valores, más indispensables resultan a la sociedad.

¿Cómo fue tu caso particular? ¿Cómo te acercaste a Hashomer?

Yo provengo de una familia que no me pudo brindar una educación judía formal, y en Hashomer encontré un marco de contención para mis inquietudes. Es verdad que eran otras épocas, yo estuve en Hashomer durante la década de los setenta, una década de mucha agitación política en Argentina. Hoy en día las cosas son distintas, es muy difícil entender el fervor de aquellos años. Sin embargo, hay una cosa que no cambió y que tanto en aquella época como ahora Hashomer continúa ofreciendo: la posibilidad de vivenciar un judaísmo pluralista, laico y progresista. Ahí radica la importancia de Hashomer.