Historia Contemporánea de Medio Oriente - Detrás de los Mitos, de LeylaDakhli. Editorial Capital Intelectual -3ª. Edición – Buenos Aires – 2022

Para entender mejor el Medio Oriente

En esta obra, la autora aborda la compleja realidad de la región desde una óptica que abandona los convencionales relatos políticos y militares, introduciendo una nueva mirada a través del análisis de aspectos sociológicos y culturales que impactaron e impactan en la conformación y transformación de las sociedades, aportando un conjunto de elementos novedosos que enriquecen y complementan la historia formal de Medio Oriente.
Por Ricardo Aronskind

El libro de Leyla Dakhli no debe ser entendido literalmente como una “Historia de Medio Oriente”, sino como un libro que aporta un conjunto de elementos novedosos a una historia formal de la región. El propósito del texto es echar luz sobre dimensiones de una realidad compleja que habitualmente son ignoradas en los relatos convencionales, centrados en los hechos políticos y militares. La autora aborda un conjunto de temáticas de gran relevancia, desde la sociología, la cultura, la circulación de ideas e influencias culturales y el impacto de las corrientes internacionales, que enriquecen la comprensión de la región.

Se trata de una historia que abarca desde fines del siglo XIX, comenzando con el aún existente Imperio Otomano, hasta promediar la década de 2010.

La autora da cuenta del impacto de la modernidad en el ya debilitado Imperio, mostrando la importancia de la circulación de nuevas ideas y costumbres, los cambios en la prensa, los círculos intelectuales, la progresiva difusión de innovaciones como el telégrafo, el teléfono, los automóviles, o las actividades culturales que contribuyeron y contribuyen a ir conformando una nueva sociedad, que debate su relación con la occidentalización y con el Islam.

Es insoslayable la influencia de la presencia cultural cada vez más potente del occidente, y la riqueza de los intercambios y debates entre los exiliados levantinos y los que continúan sus vidas en los territorios que prontamente serían afectados por la Primera Guerra Mundial y la irrupción de Gran Bretaña y Francia como nuevas potencias coloniales. Especialmente interesante es el debate entre el laicismo pro-occidental y aquellos que plantean la modernización pero dentro de la cultura islámica. Es el momento del desplazamiento del “otomanismo” por el naciente nacionalismo árabe. También hace su aparición el feminismo en la sociedad árabe, con destacadas mujeres que replantean roles que parecían inamovibles en el esquema tradicional.

El libro señala, como una historia con lógica propia pero con crecientes interacciones con el entorno, el impacto de la inmigración judía en la región administrativa palestina. La aparición de organizaciones productivas diferentes, como el kibutz, y la creación de urbanizaciones modernas, como Tel Aviv en 1909, impactan sobre un paisaje regional que ya estaba en profunda transformación.

En ese sentido, el libro nos permite pensar en cómo ese vasto territorio que abarca desde Turquía hasta Irak y la península arábiga, con su multiplicidad de etnias, costumbres, formas de organización social y vertientes religiosas, procesa el impacto de las influencias que provienen de occidente además de sus cambios estructurales y políticos, y la riqueza de los debates que se dan en relación al valor o no de la tradición, y a la adhesión incondicional, o crítica, a las influencias europeas.

Es un vasto escenario en el que se presencian las rivalidades entre las dinastías árabes, las tensiones entre el campo y la ciudad, los cambios demográficos, el impacto de migraciones forzadas, los cambios productivos y en el comercio con los centros de occidente, y el impacto de ideologías como el comunismo y el fascismo, que se extienden notablemente luego de la Primera Guerra Mundial.

El período de entreguerras muestra tanto la irrupción de nuevas cuestiones sociales como la creciente rebeldía contra diversos poderes extranjeros, lo que además involucra el choque contra la creciente colonización del movimiento sionista, acelerada luego del ascenso del nazismo en Alemania.

La posguerra marca un momento de auge del nacionalismo árabe, un florecimiento cultural acompañado por el ascenso de una nueva burguesía modernizadora en tensión como los viejos regímenes basados en valores feudales. Es el momento de consolidación de países como El Líbano, Jordania, Siria, Irak. Especialmente interesantes son los apuntes de la autora sobre la evolución de los regímenes Baathistas, desde su implantación esperanzada hasta su ocaso, vinculado al fortalecimiento del autoritarismo y el abandono de las metas socialistas.

Dakhli señala la guerra árabe israelí de 1967 como un punto de inflexión regional que determina un momento de menor confianza en el nacionalismo pan-árabe y el surgimiento de otras corrientes más radicalizadas hacia la izquierda en el mundo palestino, y en otros casos predicando un retorno a diversas formas de Islam.

En el último tramo del libro, además de dar cuenta de episodios relativamente recientes como la guerra civil en el Líbano, la intervención occidental en Irak –paralela a fuertes levantamientos internos-, o el estallido de la guerra civil en Siria, la autora llama la atención sobre las transformaciones que se van produciendo en estas sociedades, en las que las configuraciones tribales, o las relaciones familiares o clánicas, son desafiadas por el surgimiento de otro tipo de agrupaciones que cuestionan diversos aspectos de los regímenes ysus formas de organización política.

Es importante la mención del impacto disruptivo -en casi toda la región- de las reformas neoliberales, que agregan fuertes tensiones sociales a las disputas ya existentes.

El libro tiene el mérito de introducir elementos cualitativos de suma importancia para comprender con profundidad la historia de esa región, pero carece de la suficiente extensión para profundizar y articular las diversas dimensiones presentadas. Desde nuestra perspectiva, en su última parte no aparece con claridad el grado de intervención militar occidental en la política de la región, sin la cual no se puede explicar el surgimiento de fenómenos siniestros como los fundamentalistas del “Califato Islámico” o la degradación de diversos estados nacionales.

Es relevante la advertencia de la autora sobre una región que “no puede ser comprendida por el manejo de oposiciones binarias entre civilización y barbarie, o en términos de guerra de religión”. Una sugerencia valiosa ante el maniqueísmo, la soberbia y la ignorancia de muchos análisis que abundan en occidente.