Guerra en el Medio Oriente

Miradas para pensar

Es difícil para un medio de periodicidad mensual, contextualizar esta guerra producto de la vertiginosidad de los acontecimientos. Sin embargo, a partir de ciertos hechos podemos dejar instaladas algunas ideas centrales para reflexionar y tomar posición. Los artículos que arman esta edición son estrictamente reflexivos y de análisis, sin embargo, nos hemos preocupado por disponer, a partir de ellos, una mirada diferente de los acontecimientos, que la hay por cierto, porque no todo habitante de Israel tiene la misma opinión, y no toda la diáspora está de acuerdo con esta guerra que bien podría haberse evitado.

Por Guillermo Lipis

Estos son los hechos que elegimos presentar, y que hablan por sí solos:

Secuestros y boicot

En la madrugada del 25 de junio, con el secuestro del soldado israelí Guilad Shalit (desde la Franja de Gaza) se destapó un destino que, por ahora, solo vomitó furia. Una furia y una violencia que difícilmente arrastre a un final constructivo para las partes en conflicto (árabes, palestinos e israelíes, principalmente).
Este secuestro, el primero de tres, se produjo exactamente un mes antes del referéndum (que no se realizó) al que iba a someter Abú Mazen la iniciativa de los líderes palestinos presos en las cárceles israelíes que proponían, entre otras cosas, un reconocimiento indirecto de Israel al que el Hamas se oponía.

¿Habrá sido un plan de boicot organizado contra Abú Mazen para sabotear al interlocutor palestino ante Israel?

La dirigencia libanesa sabía

El 24 de julio de 2006, la cadena ‘Al Jazeera’ transmitió una entrevista con el Secretario General del Hezbollah, Hassan Nasrallah (dada a conocer por MEMRI -una organización que, entre otras cosas vinculadas a la comunicación, monitorea las señales de TV árabes- a través de su despacho número 1211 del 25 de julio) donde el jefe terrorista árabe afirmó que había anticipado al gobierno libanés el secuestro de soldados israelíes como una herramienta negociadora para el intercambio de prisioneros:
«Yo les dije (a los líderes políticos libaneses) que debemos resolver el asunto de los prisioneros (árabes en cárceles de Israel), y que la única manera es secuestrando soldados israelíes» afirmó Nasrallah.

¿Dijo usted esto claramente? , interrogó el periodista.

Sí, y nadie me dijo: ‘No, a usted no le está permitido secuestrar soldados israelíes’… Dije que secuestraríamos soldados israelíes, en reuniones con algunos de los líderes políticos principales del país…

¿Qué hizo la dirigencia libanesa para detenerlo o evitarlo?
¿Son, acaso, cómplices por omisión o silencio, del inicio de esta nueva guerra?

¿Guerra correcta? Amigos y políticos.

El Primer Ministro israelí, Ehud Olmert, aseguró, el 12 de julio, que el ataque efectuado contra Israel por Hezbollah constituyó un «acto de guerra» del que responsabilizó al Gobierno libanés. Fue un ataque a la soberanía israelí (al igual que el secuestro de Shalit) dado que los tres secuestros se produjeron en territorio reconocido internacionalmente como israelí.
El jefe del Ejército de Israel, teniente general Dan Halutz, advirtió que si Hezbollah no liberaba a los dos soldados israelíes, harían retroceder a El Líbano unos «20 años».

«La cuestión no es militar», afirmó el líder de Meretz, Yossi Beilin, partido que se abstuviera al momento de que la Knesset aprobara los contra ataques como método de rescate.

Si el tema no es militar, es político. ¿Cuántas vidas se hubieran salvado?
Al 1 de agosto por la mañana, cierre de esta edición, fuentes militares israelíes informaron que hasta esa fecha murieron en el sur (de El Líbano) 230 milicianos libaneses. Resulta imposible dar el dato, siquiera aproximado, de muertes de civiles libaneses.
Israel había sufrido 51 bajas, 33 soldados y 18 civiles.
Y ni que hablar de los refugiados y desplazados de uno y otro lado.
Aunque la opinión pública israelí, en general, cree que esta es una guerra correcta, hay voces disidentes que empiezan a hacerse escuchar.
«Siria es un socio, no hablaremos ahora de paz, sí de cese del fuego», continuó Beilin quien recordó que en diciembre de 1990 «pudimos tener un acuerdo con ellos… Damasco llamó a Israel para negociar (en los últimos dos años) y Sharón lo rechazó con el argumento de que no es el socio para la paz».

Los amigos escriben:

1- «Porque si Israel no se defiende y no consigue proteger a sus ciudadanos, se repetirá la masacre de judíos que ya el mundo contempló (con bastante indiferencia) durante el nazismo. ¿Duda alguien cuál sería el comportamiento de un gobierno palestino
integrado por Hamas y Hezbollah que consiguiera derrotar al ejército israelí y dominar el territorio? La amenaza de arrojar a los judíos al mar no es una metáfora, sino una ominosa promesa mil veces reiterada por los islamistas más radicales».

2- Pacifista éste otro, residente en un kibutz desde el que se ‘toca’ el monte Hermón, escribe por mail, dolorido: «estoy avergonzado por las muertes y la violencia de uno y otro lado».

3- Otro amigo, también del norte, a los pocos días de iniciada la guerra dijo: «Como ciudadano de este país, estoy avergonzado por el sufrimiento de inocentes libaneses e israelíes. A buen entendedor, pocas palabras…».

Israel tiene dudas más que razonables y valederas sobre Siria, Irán, Hezbollah, El Líbano, la Autoridad Palestina y hasta de la comunidad internacional; sin embargo esto es lo que hay y seguirá habiendo.
¿Habrá guerra de por vida?
Shlomo Ben Ami declaró, en España, que «es inevitable un acuerdo».
«Esta guerra es para torpedear el proceso de paz», dijo Ran Coehn durante su visita a la Argentina.
«No podemos obtener lo que esperamos por la fuerza» sentenció Beilin en el diario ‘Clarín’, al que sectores de la comunidad judía de la Argentina sentencia de antisemita y/o anti israelí.

O se discuten principios o se discute política.
Si se discuten principios continuará la guerra.
¿Qué opinarán los políticos de turno de todas las partes en conflicto?
¿Tendrán mirada de estadistas o de políticos de bajo vuelo?

Los agnósticos del ‘Partido de Dios’

Resultaría cómico, si no fuera realidad, ver cómo los partidos de extrema izquierda, aquellos que han hecho un credo de que «la religión es el opio de los pueblos» apoyan al Hezbollah o ‘Partido de Dios’, creyentes mesiánicos.
Es nefasto, entonces, ver cómo apoyan la ‘guerra santa’ del Partido de Dios como si el Hezbollah pretendiera liberar al mundo para entregárselo en bandeja a trotskistas, piqueteros y demás yerbas.
Es triste leer solicitadas y opiniones de intelectuales autotitulados progresistas que ponen a Israel del lado del mal y no emiten opinión negativa sobre el Hezbollah, Siria o Irán que vende la idea de «borrar del mapa a Israel».
Es patético saber que ellos desconocen que son considerados infieles por el mesianismo musulmán y que sólo resultan idiotas útiles.
Es triste escuchar al Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, pensar el conflicto en términos demagógicos y populistas cuando en Irán tildó a los israelíes de «tontos, homicidas y cobardes» y se abrazó con el Presidente iraní.
«Los israelíes están condenados a que les pase de todo, ellos han sido condenados por el espíritu de los pueblos -agregó Chávez- condenamos las acciones de Israel y de Estados Unidos». Chávez tiró por la borda el protocolo y el respeto a las naciones.

Sin lugar a dudas, las puntas o extremos volvieron a tocarse: trotskistas, nazis, populistas y mesiánicos religiosos, todos en la misma bolsa.

¿Alguien se preguntó por qué, países árabes como Egipto, Jordania o Arabia Saudita no han salido en defensa del Hezbollah?
¿Alguien se preguntó por qué los libaneses sunnitas y cristianos están en contra Hezbollah y los han denunciado como los responsables de esta guerra? El Primer Ministro de El Líbano, Fuad Siniora, afirmó que «Hezbollah es un problema gravísimo».
¿Algunos de esos intelectuales criticó el llamado de Al Qaeda de «liberar a toda la que algún día era tierra del Islam desde Al Andalus hasta Irak», o sea: España, con su cultura cristiana y laica, hasta el Medio Oriente? Esto, y hacer tierra arrasada de diferencias, etnias, culturas y religiones es lo mismo.
¿Cómo vivirían en esa «tierra liberada»?
¿Suponen que se logrará la unión del proletariado?

Responsables

¿Alguien supone que en una guerra hay un único responsable?
¿Alguien cree que esta guerra no favorece a los extremistas de cada lado?
¿Alguien intuye que la mirada de los pibes árabes e israelíes, antes de la guerra y el odio, era diferente frente a los sueños de una vida digna, feliz y justa?

Hay responsables de uno y otro lado, de diferentes modos, con distintos dichos, con más o menos gravedad e injerencia en las poblaciones.
Las guerras no se ganan en el campo de batalla, ahí mueren los fanáticos, los hombres de buena fe y los que creen que libran batallas justas, estén o no equivocados.

Pero sólo los políticos con visiones de estadistas las detienen.
¿Están esos hombres en Medio Oriente ahora?
¿Qué presión real puede ejercer la comunidad internacional? No el ‘eje del mal’, no los que quieren conquistar desde España hasta Medio Oriente.

El Medio Oriente, y el mundo, los necesita ahora.