Publicado en ‘El Observador’:

El desafío de la paz mundial

“Anoche fui a un acto por la Paz en Medio Oriente. Lo organizó la colectividad judía uruguaya. Pero la convocatoria trascendía las legítimas aspiraciones del pueblo israelí de vivir en paz. Decía expresamente ‘por el derecho a la paz de Israel y sus vecinos’. Siempre he asistido a este tipo de llamados como amante de la paz y como amigo de la causa sionista, que no oculto sino más bien exhibo con orgullo. Pero anoche me sentí partícipe de algo más amplio que conmueve, también, otras sensibilidades de mi espíritu. Por eso siento la obligación de aportar algo, a la tremenda -ya no desinformación- sino ignorancia con que se maneja este tema en nuestro país”.

Por Juan Raúl Ferreira

La noticia que flota en el aire, es que Israel bombardea y arremete contra El Líbano donde mueren inocentes fruto de esta inexplicable acción bélica. Yo me pregunto: Israel, ¿quiere voltear al gobierno libanés? ¿Ocupa o desea ocupar parte de sus territorios? ¿Disputa con él fronteras o territorios? ¿Son los libaneses objetivos militares de la defensa israelí? La respuesta es un contundente NO. Entonces, ¿Nadie se ha preguntado qué es realmente lo que está ocurriendo.
Toda muerte duele. De un civil, causa más horror. Además me ocurre otra cosa. Mis hijos tienen sangre libanesa. Su abuelo era un hombre justo, concebido en El Líbano y nacido en Uruguay. Su familia materna ha dado grandes hombres a aquella, su Patria. Entre otros a un gran luchador por la paz: el Patriarca de El Líbano y Antioquia, Jefe de la Iglesia Maronita (Católica Romana). Monseñor Sfeir, en épocas de guerra civil entre musulmanes y cristianos, consideró a unos y otros sus hermanos y compatriotas. Siempre luchó por la independencia y la soberanía de El Líbano. Su voz resonó en el mundo condenando la ocupación de Siria sobre su tierra. Y al inicio de sus 25 años de patriarcado advirtió: “Sólo un Líbano en paz, soberano, en pleno ejercicio de su independencia puede garantizar la paz a sus hijos, de todos los credos y a todos sus vecinos.” (4 de agosto de 1983).
Ese es el drama que vive el Medio Oriente. El Líbano, una vez más, ha perdido el control de su territorio y es utilizado por fuerzas extranjeras que exhiben un gran desprecio por los hijos de Beirut, otrora, “París del Medio Oriente.” Esta ocupación del territorio libanés por fuerzas beligerantes contra terceros, es responsable del sufrimiento de los libaneses. De hecho, las áreas hoy ocupadas por Hezbollah, habían sido abandonadas por Israel seis años atrás. ¿Qué se quiere probar usando ese mismo territorio para atacar a Israel? ¿Quién gana y quién pierde? Esas son las preguntas que debiéramos formularnos si realmente queremos contribuir a la paz.
Por eso nos parece que el tímido e incompleto pedido de “alto el fuego” de Uruguay es, no solo insuficiente, sino peligroso. Lamentablemente la paz es algo más que la ausencia de la guerra. El mundo aún sufre las consecuencias de la culposa ingenuidad del canciller Chamberlain cuando regresa a Londres, tras los acuerdos de Paz de Munich diciendo “traigo la paz de Europa bajo mis brazos.” Poco después, tras la invasión a Polonia, su país declaraba la guerra a Alemania.” ¿Cuánto tiempo y vidas costó ese simplismo que le hizo pactar con el peligro del nazismo?
Es hora que la verdad salga a luz. Refresquemos la memoria. En 1948 la ONU crea dos estados: Israel y Palestina.
Los palestinos no aceptan y los países árabes invaden Israel regándolo de sangre. Luego libran varias guerras más para terminar con el nuevo estado. Los llamados “territorios ocupados” son el resultado de las amenazas mortales del gobierno egipcio en 1967. Israel aceptó devolver los territorios pero los países árabes y la OLP (Conferencia de Khartum) responden “NO a las negociaciones, NO al reconocimiento de Israel, NO a la Paz” En el 2000, Israel ofrece devolver gran parte de esos territorios, Arafat se niega. El actual gobierno de Israel es la sucesión del de Sharón, dispuesto a abandonar los asentamientos, pagando un alto costo político interno. Todo con un solo objetivo: la paz.
En ese contexto el Presidente iraní dice que hay que “aniquilar a Israel.” Uruguay responde “no estoy de acuerdo.” Advertimos, entonces, el peligro de ese exceso de prudencia. Hoy, desde los territorios que antes ocuparon fuerzas militares israelíes (acusados de invadir innecesariamente El Líbano) se han arrojado más de 1.500 misiles sobre territorio israelí y mantienen 12.000 más.
Juan Pablo II definió la diplomacia como: “prudencia, con la necesaria pizca de audacia.” Llegó la hora de jugar la carta de la audacia. Si el gobierno de Uruguay se pone a la cabeza de la defensa de la independencia y la soberanía de El Líbano y del derecho a Israel y sus vecinos a vivir con seguridad y en paz, tendrá el apoyo de todos los orientales.
Sin duda. Estaríamos todos apostando a la Paz mundial.