Palabras del escritor Eshkol Nevo en el Congreso de Emergencia para salvar la Educación Estatal (08/01/23).

«No pasará»

"No permitiremos que el racismo, la discriminación y la xenofobia penetren en el sistema educativo. No nos someteremos a la voluntad de un gobierno que, al parecer, pretende pisotear los valores israelíes más fundamentales, los que se hallan formulados en la Declaración de la Independencia, sino que, por el contrario, en estas circunstancias, les enseñaremos a nuestros alumnos un importantísimo valor democrático: cómo oponerse" "Vine hoy aquí también para decirles que no están solos. Mientras hablamos se está produciendo un despertar: en el área de la medicina, de la jurisprudencia, de los negocios, de las fuerzas de seguridad, del arte. Muchas se están organizando. También entre los observantes. Y entre ex votantes del Likud. Llevará tiempo, pero finalmente la mayoría silenciosa hará oír su clamor, y vencerá. Vine hoy aquí también para decirles que levanten cabeza. Somos la mayoría. Es cierto, este gobierno fue elegido en elecciones democráticas. En que la definición fue por una pequeña mayoría. Pero, en cuanto a sus lineamientos básicos y al accionar que propone, es un gobierno de absoluta minoría".
Por Eshkol Nevo. Traducción: Margalit Mendelson

En otras circunstancias me encantaría contarles cómo el escribir puede resultar sanador, no sólo para curar las heridas del individuo sino también las heridas de la sociedad. En otras circunstancias me encantaría compartir con ustedes la emoción que siente un maestro en un taller de expresión escrita cuando ve cómo en el aula se construyen puentes de comprensión y tolerancia entre todas las tribus de la sociedad israelí, cómo después de dos clases de escritura compartida se borran las etiquetas de las frentes y todos los presentes en ese ámbito recuerdan que lo que nos une a los israelíes es mucho más fuerte y profundo que lo que nos separa.

En otras circunstancias me encantaría ampliar al respecto – pero no hoy.

Esta es una reunión de urgencia, estamos en una emergencia, y en momentos así hay que llamar a las cosas por su nombre.

De modo que hoy vine aquí, en tanto educador y en tanto padre, a decir a quien designó a Avi Maoz como responsable de los programas del Ministerio de Educación –

NO PASARÁ.

No permitiremos que un representante del oscurantista partido Noam determine cuáles serán los contenidos que nuestros hijos aprenderán en la escuela y cuáles no.

No permitiremos que el racismo, la discriminación y la xenofobia penetren en el sistema educativo.

No nos someteremos a la voluntad de un gobierno que, al parecer, pretende pisotear los valores israelíes más fundamentales, los que se hallan formulados en la Declaración de la Independencia, sino que, por el contrario, en estas circunstancias, les enseñaremos a nuestros alumnos un importantísimo valor democrático: cómo oponerse.

Javerim, cada uno de nosotros puede oponerse desde su lugarcito. Con herramientas lícitas.

Ser empático con quien es más vulnerable que uno, es oponerse.

Negarse a ser enemigos, es oponerse.

Anteponer la tolerancia, es oponerse.

Negarse a discriminar, es oponerse.

Negarse a considerar a la mentira una verdad, es oponerse. E insistir frente a los demagogos a precisar los hechos, es oponerse.

Los directores de escuelas –ustedes lo saben– tienen aún bastante espacio en el marco del cual pueden ejercer su oposición e incidir en los contenidos que incluyen en la escuela.

Y el maestro de escuela –y ustedes lo saben– tiene un lugar en el aula desde el cual puede ejercer su oposición. Entre otras cosas porque son referentes personales para sus alumnos y les demuestran a diario cómo se comporta una persona humana, empática, pluralista. También eso es oposición en los tiempos que corren.

Y sí, también reunirse, asociarse, como estamos haciendo ahora, en este congreso, es oponerse.

¿Que si hace falta valentía para oponerse?

Hace falta.

Pero, a veces valentía no es sino falta de alternativa.

Y no tenemos más alternativa que oponernos.

No tenemos más alternativa que oponernos no sólo a la imposición en el sistema educativo. No tenemos más alternativa que oponernos a que un acusado de delincuencia, un delincuente sentenciado y un ex presidiario sean quienes forman el gobierno y de inmediato se fijen el propósito de debilitar el sistema de aplicación de la ley. Y no tenemos más alternativa que oponernos al vaciamiento del erario público en los tejes y manejes de los pactos de coalición mientras el costo de vida se dispara descontroladamente.

Y no tenemos más alternativa que oponernos a los intentos de politizar a las fuerzas policiales y militares.

A todo ello debemos oponernos, a todo ello debemos decir:

NO PASARÁ.

Vine hoy aquí también para decirles que no están solos. Mientras hablamos se está produciendo un despertar: en el área de la medicina, de la jurisprudencia, de los negocios, de las fuerzas de seguridad, del arte. Muchas se están organizando. También entre los observantes. Y entre ex votantes del Likud.

Llevará tiempo, pero finalmente la mayoría silenciosa hará oír su clamor, y vencerá.

Vine hoy aquí también para decirles que levanten cabeza. Somos la mayoría. Es cierto, este gobierno fue elegido en elecciones democráticas. En que la definición fue por una pequeña mayoría. Pero, en cuanto a sus lineamientos básicos y al accionar que propone, es un gobierno de absoluta minoría. La mayoría de los israelíes no acuerda con que se menosprecie al Jefe del Estado Mayor y se humille al Jefe de Policía. La mayoría de los israelíes quiere preservar el carácter judío del Estado, pero no quiere que se le imponga la práctica religiosa. La mayoría de los israelíes considera a los ortodoxos una parte indivisible de la sociedad, pero no apoya su negativa a que en sus escuelas se enseñe el mínimo común a todos. La mayoría de los israelíes se opone a los tratamientos correctivos para la población LGTB. La mayoría de los israelíes rechaza de plano la existencia de listas negras. La mayoría de los israelíes no concibe que en un hospital se discrimine a un paciente de otro. La mayoría de los israelíes quiere seguridad, pero no a costa de la formación de milicias privadas. La mayoría de los israelíes detesta que desde el poder se hagan negociados y arreglines a expensas de ellos, que se burlen de ellos y que se los use para enfrentarlos entre sí incitándolos a hostilizarse mutuamente. La mayoría de los israelíes no considera que el Sionismo es racismo. La mayoría de los israelíes no considera que una persona que fue dos veces condenada y cumplió su condena de prisión puede ser ministro. La mayoría de los israelíes quiere que este sea un Estado de derecho, donde los tribunales defienden a los más débiles y no un Estado perverso en que el gobierno puede ensañarse con los ciudadanos inapelablemente. No es cuestión de derechas ni de izquierdas. Esa división no es relevante ahora.

Porque no se trata de que sea este un gobierno de derecha de punta a punta, sino de que se erija en un gobierno anti-israelí. Un gobierno que no representa la voluntad popular, sino que sencillamente no pone de manifiesto los valores de este lugar entrañable, y es por eso que tiene que caer. Debemos oponernos a este gobierno hasta que caiga.

Termino con dos citas del sexto primer ministro del Estado de Israel, Menájem Beguín:

«No aceptamos la opinió según la cual un Estado otorga derechos y puede quitar derechos. Creemos que hay derechos humanos que anteceden a la forma de organización de la vida humana llamada Estado«.

Y dijo también, presten atención: «La principal liberación es la liberación del miedo, porque el miedo es un tirano tan siniestro como subrepticio«.

Directores, maestros, educadores, ciudadanos: ¡No teman, opónganse!

Muchas gracias.

Agradecemos la valiosa colaboración de Margalit Mendelson en la traducción de esta conferencia y otros materiales interesantes que nos ha facilitado el acceso.