«Buenas noches a todos ustedes, decenas de miles. Cada vez mas me encuentro con personas, especialmente jóvenes, que no quieren seguir viviendo aquí, que lo que está sucediendo aquí les es ajeno y los convierte, contra su voluntad, en extraños en su propio país. Israel, ha dejado de ser un hogar para ellos.
Y para no sufrir esa sensación, se trasladan a una especie de «exilio interior». Sin trasladarse físicamente. Es un sentimiento que entiendo, pero también es doloroso. Después de todo, el Estado de Israel se estableció para ser un lugar en el mundo donde el hombre judío, se sintiera como en casa. Pero si tantos
israelíes se sienten exiliados dentro de su propio país, está claro que algo va mal. Me parece que muchos se sienten así. Gente del centro y de izquierda y también gente de derecha, judíos, árabes, seculares, creyentes. Los que fueron derrotados en las elecciones e incluso los que ganaron. Aquellos cuyo júbilo triunfante no logra ocultar una fina filtración de pánico cuando ven el verdadero precio de su victoria y especialmente cuando comienzan a ver los rostros de aquellos que comparten su victoria.

En su 75º años, Israel está en una lucha fatídica por su identidad, por su democracia, por el estado de derecho, por los derechos humanos, por la libertad de crear y la libertad del arte y la cultura, por la radiodifusión pública y gratuita. Nuestra lucha aquí es una lucha contra las leyes diseñadas para institucionalizar el racismo y la discriminación, para humillar a las minorías.
Una lucha contra políticos cínicos, algunos de ellos corruptos, decididos a redefinir la justicia unilateralmente, antidemocráticamente, en un instante.
Amigos, amigas, yo sé, no es fácil salir de casa y manifestar semana tras semana y luego quedarse atascado en el tráfico a veces durante horas. Nuestra energía está invertida en despertar y alentar a comenzar nuestra marcha de vuelta del exilio, del exilio interno que nos paraliza, volver a nuestro hogar.
Y hay quienes aquí en esta audiencia enorme y diversa personas cuyos derechos LGBT, la situación de la educación, la ocupación están ardiendo en sus corazones y privándolos del sueño. Como a mi. Hay representantes de muchos organismos y organizaciones aquí en las calles que no participan en protestas a diario.
Y están acá, con nosotros. También hay, como en las manifestaciones anteriores, hombres y mujeres que siempre se identificaron con la derecha israelí.
Y por todo esto, por toda esta enorme diversidad cívica, están dispuestos a suspender por un tiempo su agenda política con el fin de unirse en torno a lo mas crítico, más importante y mas urgente. Y lo hacemos pues porque detrás del plan unilateral y depredador de reforma del régimen democrático vemos una casa en llamas. Así de simple. Una casa en llamas.
Y también entendemos que si el estado de derecho se daña fatalmente, todas las demás luchas importantes se desintegrarán gradualmente, y debido a todas estas cosas, me niego a ser un exiliado en mi país. Y me parece que ustedes también se niegan, de lo contrario no estaríamos aquí. Negarse a ser pasivo, negarse a ser indiferente, negarse a exiliarse en nuestro país.
Ahora es el momento, amigos y amigas, en estos oscuros días, ahora es el momento de levantarse y grita. Este lugar esta arraigado profundamente en nosotros. Lo que suceda acá hoy determinará como será este lugar, quiénes seremos nosotros y nuestros hijos.
Si el Estado de Israel va a ser muy diferente y lejano de la esperanza y la visión con la que creamos, dejara de ser un Estado.
Porque si queremos que Israel continúe siéndolo, no debe alejarse de la esperanza y la visión que lo crearon. Amigos, amigas, ustedes son la esperanza, ustedes son la visión, ustedes son la oportunidad».