El fracaso de la Cumbre de Roma:

Fuerte presencia de los ausentes

La ausencia de Israel, Irán y Siria en la Cumbre de Roma hace más difíciles las soluciones para superar la crisis en El Líbano. Con representantes de la ONU, las grandes potencias y de la UE, sólo estuvieron presentes Arabia Saudita, Jordania y El Líbano.

En líneas generales, prosperó la posición de la Unión Europea, que reclama a Israel un alto el fuego duradero y permanente, y propone el despliegue de una fuerza multinacional bajo mandato de las naciones Unidas. Solana habló de esto con Ehud Olmert, quien la consideraba una posibilidad real pero no fácil de implementar dado que está vivo el fracaso de la gestión de los Cascos Azules presentes en El Líbano desde 1978.
Esos destacamentos extranjeros podrían proteger a la población civil, pero difícilmente desarmarán a Hezbollah, el principal objetivo israelí.
Israel se aferra, en cambio, a la resolución 1559 de la ONU como condición para la implementación de un alto el fuego: el desmantelamiento del aparato militar de Hezbollah; la interrupción del lanzamiento de misiles; la retirada al norte del río Litani, a 20 Km. de la frontera, y aceptación del despliegue del ejército libanés en el sur de su país.
Y, como destacara Kofi Annan, será preciso implicar a Irán y Siria para resolver el conflicto.
En el fondo, era bastante ilusorio esperar grandes resultados de una conferencia en la que no había más que ausencias. Los europeos y los árabes le pedían a Israel un cese de las operaciones militares, pero Israel no estaba presente para escucharlos, y si se toma como válida la palabra de Estados Unidos (como intérprete de lo que los israelíes pretenden) quedó en claro, también, su postura: que se detengan antes las maniobras que ejecutan, a través de los terroristas de Hezbollah, los regímenes de Siria e Irán, que tampoco estaban en Roma.
Por tanto, en ausencia de los principales actores, lo que se acordó es lo máximo a lo que podía haberse llegado dentro de los límites del realismo político: se hará lo que se pueda en materia humanitaria, mientras esperamos que pase lo peor.
La comunidad internacional volvió a chocarse con la crudeza de una situación como la de Medio Oriente, en la que hay tantos intereses entrecruzados que cualquier intento de simplificarla está condenado al fracaso.