NS: ¿Qué hubiera cambiado si hubieras estado a la cabeza de MERETZ en las últimas elecciones?
YG: Todo hubiera sido diferente. En primer lugar, hubiera acentuado el carácter sionista de Meretz. Izquierda y sionista. Esto hubiese atraído a nuestras filas a muchos votantes, incluyendo a muchos veteranos inmigrantes de América Latina, que por un lado quieren un partido de izquierda en el sentido político, económico y social, y por otro lado conservar con dignidad su identidad sionista, sin avergonzarse de ella.
La gente no entiende por qué la existencia de un movimiento árabe-judío mancomunado deba ser a expensas de la identidad sionista. Después de todo, nosotros no tenemos expectativa alguna de que la población árabe renuncie a su identidad palestina. No iremos a decile a nigún ciudadano árabe: «oye, renuncia a tu identidad palestina». Por eso es tan injusto que escuchar de camaradas en la izquierda israelí que dicen: «Tenemos un problema con la definición «sionista».
Al final de cuentas, el sionismo es el movimiento nacional del pueblo judío y me parece que quien niega al sionismo hace dos cosas: primero, socava nuestro derecho a vivir en el Medio Oriente y segundo, refuerza la definición de la derecha según la cual la ser sionista significa ser una persona de derecha.
Por el contrario, creo que lo que está haciendo la derecha hoy es anti sionista. La acción de todas las corrientes anexionistas -que pretenden incluir a millones de palestinos de la Cisjordania en el Estado de Israel, que es la bandera de la derecha y ultradercha que formará el gobierno de Netanyahu-, es totalmente contraria al movimiento sionista originario, que quería un Estado con una sólida mayoría judía, pero con igualdad de derechos para todos sus habitantes. Yo creo que la izquierda debe enfatizar su identidad sionista. En segundo lugar, como quien estuvo décadas dedicado a temas de seguridad, veo que la izquierda israelí en los últimos años se ve irrelevante en los asuntos de seguridad. Y en este contexto, llega el ex Subjefe de Estado Mayor y dice, «no solo entiendo de seguridad, sino que entiendo mucho más que la derecha». La izquierda debe a clamar a viva voz: «Entendemos en Seguridad» dado que la seguridad es muy, muy importante para el público israelí.
NS: Pero no ganaste las internas y se perdieron las elecciones parlamentarias. ¿Qué sigue ahora?
YG: la izquierda sionista debe rearmarse de cero.
NS: ¿La izquierda sionista o la izquierda israelí…?
YG: La izquierda sionista. ¿Cómo exactamente sucederá eso? Todavía no lo sé, pero para mí está absolutamente claro que la izquierda sionista debe volver a rearmarse
NS: Hay quienes enfatizan la necesidad de una izquierda. Y están quienes resaltan el frente judeo-árabe. ¿Qué propones? ¿Sobre qué base lo organizarías? Y no solo en lo que a la izquierda sionista se refiere sino: ¿cómo hacer un cambio, para las próximas elecciones?
YG: Creo que si bien la izquierda sionista tiene un potencial relativamente grande en Israel -que, en mi opinión, ronda en el orden de los 11/12 mandatos-los movimientos de izquierda judeo-árabes que no se definen respecto del sionismo no tienen chance en la realidad política israelí.
No es que esté en contra de una asociación árabe-judía, pero creer que un partido árabe- judío traerá una ola de votos, ya ha sido testeado en muchas encuestas de opinión de las que se desprende que no hay demanda para ello. Estaría contento que así fuera, pero no lo es.
NS: En una reciente reunión con judíos argentinos después de las elecciones en Israel, la sensación imperante era que no les queda casi de qué agarrarse en Israel. Esto, especialmente, tras el golpe que recibió la izquierda y el ascenso de partidos de ultraderecha, bajo los nombres de «Sionismo Religioso», «Potencia Judía», que junto con los ultraortodoxos y en manos de Netanyahu tienen hoy las herramientas para implementar su visión colonialista y de ultraderecha.
YG: No hay duda que si Israel se convierte en un estado con tinte fascista, que es lo que está pasando en este momento, a los judíos en el mundo les será muy difícil relacionarse con nosotros.
Esto mismo es lo que percibí en los Estados Unidos, desde donde regresé en estos días después de participar en el Congreso de J-STREET (Organización judía progresista con más de 200.000 afiliados). Me queda absolutamente claro que incluso a los mejores amigos de Israel les cuesta aceptar que Israel está nominando ministros provenientes desde la extrema derecha, partidarios de Meir Kahana, cuyo dogma tiene un tono fascista racista radical. Es por esto tan importante reconstruir la izquierda sionista desde las bases y hay un público sediento de esta corriente.
Necesitamos reorganizarnos y buscar la solución de la cuestión palestina que es la más importante para el futuro del Estado de Israel.
NS: Aprovechando que estuviste en los Estados Unidos, quería consultarte sobre la relación con el exterior. ¿Cómo te relacionas hoy en día con el tema de BDS? ¿Como definís hoy al BDS y a su oposición a la política del Gobierno de Israel?
YG: Creo que BDS es un movimiento muy peligroso para Israel y que también tiene un marcado tono antisemita; por lo que a mí respecta, se debe combatirlo.
En resumen, debemos luchar por la posición de Israel en el mundo, independientemente de la situación política interna del país y necesitamos controlar la situación política en Israel no porque exista el mundo, sino porque es perjudicial para nosotros. Esta es una situación muy, muy poco saludable para nosotros.
No creo que sea provechoso que algún movimiento israelí serio y que realmente quiera influir en lo que está sucediendo aquí en Israel, se relacione o asocie con el BDS. Después de todo, el BDS es un movimiento antiisraelí, contra su derecha y su izquierda, contra la existencia del Estado de Israel. Por lo tanto, creo que quien quiera asociarse a esta gente, sería bueno que lo piense de nuevo
NS: Ok, eso en relación al BDS. Pero en lo que se refiera a la oposición de ciertos sectores de la comunidad europea: ¿hasta qué punto eso es aceptable para vos? Es decir: ¿se trata de algo contra lo que también hay que luchar?
YG: Es una pregunta muy teórica. No hablamos de teoría. Necesitamos hablar de cosas concretas.
NS: Digamos, el señalamiento de productos elaborados en colonias de la Cisjordania.
YG: No es una cuestión de lo que yo piense al respecto. Creo que simplemente se trata de algo que habrá de suceder. Ocurrirá porque es imposible de explicar en el mundo, e incluso a nosotros mismos, por qué insistimos en dominar a millones de personas que no quieren ser dominadas por nosotros. Todas las justificaciones en la «necesidad por la seguridad» no justifican el dominio sobre otro pueblo. No justifican los hechos de anexión que, de hecho, sucede día a día.
Nosotros debemos decir de una manera clara y explícita que combatiremos al terror palestino con toda nuestra fuerza pero que el objetivo es separarse de los palestinos y que estamos apegados a la solución de dos estados para dos pueblos. Es la mejor solución y el hecho sionista y nacional correcto.
De hecho, solo quienes apoyan nuestra separación física de los palestinos – considerando yo la idea de dos Estados como es la mejor solución – solo aquellos que apoyan esto, en mi opinión, están cumpliendo verdaderamente el sueño sionista. Quienquiera que busque la anexión de millones de palestinos simplemente está actuando en contra de los intereses del Estado de Israel.
NS: Yair, tuviste declaraciones muy duras respecto a los colonos judíós que realizan ataques contra palestinos indefensos, aludiendo a ellos como pogromistas e infrahumanos por la violencia que ejercieron contra un anciano indefenso que trabajaba su tierra. Sin embargo, omitis la palabra «Ocupación» cuando hablas de la Cisjordania. Entonces: ¿Cómo definir la situación en la Cisjordania con dos millones de palestinos sin derechos civiles? ¿Qué problema tenes con la palabra ocupación?
YG: La realidad en el terreno es más compleja que la ocupación. Se trata de una realidad de anexión. Lo que está sucediendo hoy en Judea y Samaria es una progresiva anexión y lucharé contra ella con todas mis fuerzas.
El tema con el término «ocupación» es una de las trabas de la izquierda para llegar al votante israelí. Cuando hablas de ocupación, lo que implícitamente estás diciendo es que somos los malos, que les estamos haciendo cosas terribles a los palestinos que son los buenos. Y eso está lejos de la realidad. Los palestinos promueven una campaňa de terror ininterrumpido mucho antes de la creación del Estado, y continuó aun antes de 1967; de modo que las raíces del terrorismo palestino son anteriores a la conquista de la Cijsordania y Gaza.
Estas raíces no tienen que ver únicamente con la ocupación. Lo demuestra el hecho de que salimos de Gaza, dejamos hasta el último centímetro cuadrado de Gaza y de todos modos continuaron los disparos, continuó el terrorismo y por lo tanto creo que hay que decirle al público israelí que debemos y necesitamos poner fin a la ocupación no porque le estemos haciendo mal a los palestinos -lo cual es cierto- sino porque es bueno para nosotros, porque es el acto sionista correcto.
Y lo digo claramente, la separación de los palestinos es beneficiosa para nosotros. Ellos también se favorecerán, pero lo es ante todo para nosotros.
Nosotros como miembros del bando de izquierda sionista debemos hablarle a la opinión pública israelí con orgullo patriota y hablar patrióticamente es explicarle al público israelí por qué la separación de los palestinos es buena para nosotros.
Y como nosotros vivimos hoy una era política inmersa en un mudo de imágenes y no necesariamente de lo que sucede en el terreno, tenemos que decirle al público israelí: la izquierda quiere lo mejor para Israel. No hacemos lo que hacemos por tener pena a los palestinos, sino que por buscar lo que es bueno para Israel y los israelíes.
NS: Lo que propones, en la práctica, es en vez de repetir la oposición de la izquierda a la ocupación, poner el acento en lograr la mayoría parlamentaria para cambiar la situación y no las palabras que la describen.
YG: Exactamente. Se trata de traducir tus creencias en acción política y la acción política tiene que ser una acción inteligente si querés ganarte la confianza del público israelí. No podés decirles todo el día que «somos malos, somos malos, somos malos, ven y unite a mí». Eso no funciona. A la gente no le gusta sentir que es mala, así que tenemos que decirle al público israelí: «vengan, tenemos que separarnos de los palestinos y eso es bueno para nosotros».
NS: ¿Cuál es la imagen que querés darle al público? ¿Cuál es la imagen que querés que tenga la izquierda sionista para que la sigan?
YG:¿Consideraciones de imagen? No todos actúan pensando en la imagen. Yo actúo de acuerdo a lo que considero apropiado para el beneficio del Estado de Israel. Todo lo que hice en la Cisjordania en el marco militar fue para promover la seguridad del país de la mejor manera posible. Y soy el primero en admitir que la izquierda también tiene que ser una izquierda combatiente. Y cuando hay que luchar hay que hacerlo con toda la fuerza
Clausewitz dijo que la guerra no es más que la continuación de la política por otros medios. Entonces, por un lado, hay que saber pelear y pelear bien, pero por otro lado hay que tener una visión política, y mi visión política es decir adiós a los palestinos para crear la posibilidad de paz. Paz. Esta es la máxima seguridad. Esto no debe nunca olvidarse.
NS: Sólo después del golpe que recibió Israel en la Guerra de 1973, estuvo preparada para aceptar la paz que firmaran Beguin y Sadat. ¿Quizás la opinión pública isaelí acepte la opción de dos estados para dos pueblos sólo después de otro golpe magistral, con muertos, heridos y sin una clara definición de quién ganó la batalla?
YG: Yo entré a la política para no esperar de brazos cruzados a la próxima tragedia. Lamentablemente, hasta ahora no lo logré, de modo que perefectamente puede ser que hasta que no haya una tercera intifada, el público en Israel no comprenderá que debemos separarnos de los palestinos.
Lamentablemente también, los casos en los que la población judía en Israel se da cuenta de que debe ceder territorios a cambio de paz, son antecedidos por graves olas de violencia. El plan de partición nació de la Gran Revuelta Árabe. La partición de facto del país en 1949 surgió del trauma de la Guerra de Independencia. Oslo surgió en el 93 a partir de la primera Intifada (Rebelión de las piedras comenzada en 1987) y el Plan de Desconexión de la segunda intifada. Y lamentablemente no aprendemos. Decimos que somos un pueblo sabio y el pueblo del libro, etc., pero no entendemos que, para garantizar la seguridad de Israel, debemos separarnos de los palestinos. Si no, seguiremos enfrentando conflictos que ponen en peligro la seguridad del Estado.
NS: Sin cargos en MERETZ y sin MERETZ en el Parlamento: ¿qué es lo que hará Yair Golan en los próximos tiempos?
YG: Estoy comprometido con la idea de devolver a Israel al camino correcto y esto es a través de la izquierda sionista. Por lo tanto, seguiré trabajando con todas mis fuerzas para establecer un movimiento de izquierda, un gran espacio sionista creciente y fortalecido que algún día volverá al poder.
NS: Hay hoy diferentes propuestas para lograr el resurgimiento de la izquierda.
YG: Uno de los desastres de la izquierda israelí es el hecho de que todos piensan que su opinión es un poco diferente a la opinión del otro, lo cual es un motivo para crear un nuevo partido y ese es un error muy grave.
Los militantes de izquierda deberían actuar como los de la derecha israelí, si quieren convertirse en una alternativa de gobierno. Deben aprender a sentarse juntos, aunque no estén de acuerdo con todo lo que diga el otro. Y hacerlo, siempre y cuando se respeten los dos principios centrales de lo que es izquierda: uno es que el individuo, el ser humano, es lo central en nuestra concepción. No Dios, no el gobernante, la religión, el Rabinato y ni siquiera algo externo. En primer lugar, la centralidad de la persona. Lo segundo es la orientación hacia el futuro: estamos comprometidos en crear un futuro mejor, no en preservar el pasado.
Entonces, cualquiera que cumpla con estos dos criterios es, a mi entender, un hombre de izquierda y puede ser socio de mi proyecto político.
La gente de izquierda debería aprender a sentarse junta, aunque no piense exactamente lo mismo sobre el tema económico, social, de la seguridad o cualquier otro tema. Hay que saber unir filas y así constituir un partido que se desarrolle y crezca, y no un partido de nicho que al final no tiene influencia o desaparece. Es preciso renunciar a los ridículos enfrentamientos, a la meticulosidad ideológica y levantar un espacio floreciente y creciente