Crisis en Medio Oriente:

El complicado apoyo intransigente de Bush

El apoyo intransigente del Presidente George W. Bush a Israel, en su guerra contra Hezbollah, posición también refrendada por el Congreso de los Estados Unidos, amenaza con aislar aún más a éste país alejándolo de la posibilidad de erigirse en un mediador reconocido como tal dado que enfrenta al país del norte con los frágiles esfuerzos que intentan apuntalar la paz justa en el Medio Oriente.

Los gobiernos democráticamente elegidos de Irak y El Líbano se cuentan entre los críticos más francos de la política estadounidense con respecto al bombardeo israelí a El Líbano.
«Uno no se limita a negociar con los amigos. A veces se negocia con enemigos o, al menos, con adversarios», dijo Sandy Berger, asesor de seguridad nacional durante la presidencia de Bill Clinton.
Tanto el presidente George H.W. Bush, padre del actual mandatario, como Clinton se reunieron con el entonces presidente sirio Hafez al-Assad para tratar de promover las perspectivas de paz en la región.
Pero Bus Jr. se niega a cualquier contacto directo con el actual mandatario sirio Bashar Assad, hijo del anterior, o con la dirigencia de Hezbollah.
La furia creciente de los árabes se dirige tanto a Israel como a Estados Unidos, por más que los gobiernos moderados de la región no quieren que Hezbollah siga extendiendo su violencia dado que está claro que este grupo terrorista es el portador de las ambiciones regionales de Irán.
El gobierno de Bush «habla bien la retórica de la guerra, pero no de la diplomacia», dijo Judith Kipper, especialista en Medio Oriente en el Consejo de Relaciones Exteriores, un organismo privado en Washington.
La posición pro israelí del gobierno y el respaldo del Congreso se combinan para socavar la diplomacia estadounidense, dijo Shibley Telhami, especialista en Medio Oriente de la Universidad de Maryland.
«Consentimos lo que evidentemente es un desastre humanitario, quienquiera que sea el culpable», sentenció Telhami.