¿Qué ves cuando me ves?

Cuando la mentira es la verdad

A esta altura habría que admitir que muchas cosas no son como las pintan. Uno ya podría no sorprenderse, pero tratándose de responsabilidades dirigenciales, del destino de la comunidad judía en particular y de las personas en general, amerita seguir reflexionando todas las veces que resulte necesario. Nos sorprendemos todos los días, entonces, con actitudes que caminan en dirección inversamente contraria hacia donde parecen direccionadas. Veamos algunos ejemplos:

Por Guillermo Lipis

El procesamiento de Lifschitz

Al cierre de esta edición los medios nacionales anunciaron el procesamiento del doctor Claudio Lifschitz, ex prosecretario del juez Galeano.
Lifschitz quedó procesado por el juez federal Jorge Urso en la causa número 10854/2000 caratulada “Lifschitz Claudio Adrián s/ Violación de secretos”. Concretamente, el ex prosecretario del juzgado de Galeano está acusado de cometer delito según el artículo 222 del Código Penal, que habla de violación de secreto político.
“¿Cuál es el secreto que violé?” se pregunta el acusado ante la consulta de Nueva Sión.
Lifschitz, hace ya unos tres años, denunció una serie de presuntos delitos que habrían cometido la SIDE y Galeano con la intención -según sus declaraciones- de encubrir a los autores del atentado que volara la sede de la AMIA. “Denuncié irregularidades en la investigación del atentado” agrega.
Las supuestas violaciones de Lifschitz permitieron avanzar ineludiblemente en las investigaciones posteriormente realizadas para conocer algo más sobre el atentado terrorista más grave que sufriera la Argentina. Es más, nadie lo acusó por falsedad de la información denunciada; del procesamiento se desprende, lamentablemente, la ratificación de que sus dichos son ciertos y comprometen secretos políticos que, de no haberlo hecho, bien podría sonar -entonces sí- a encubrimiento. Lo más paradójico del caso es que los querellantes contra Lifschitz son la AMIA, la DAIA y la SIDE.
Todas organizaciones que abonan por la resolución, el desastre de los encuvrimientos y la búsqueda de la verdad en los atentados, ¿o no?

Recortes institucionales

¿Son iguales en el imaginario colectivo las dirigencias de AMIA y DAIA? La opinión pública, hoy, tiende a pensar que no. Y hay pruebas de ello.
Kaul fue elegido como interlocutor por el gobierno de Kirchner, se reunió a solas con el Presidente por lo menos en dos oportunidades y estuvo presente en parte de su gira por los Estados Unidos. Hubo algo así como “una cuerda” en la que los medios (incluido Nueva Sión) creyeron observar un intento de diferenciar interlocutores. Si la DAIA lo fue de Menem, de De la Rúa y de Duhalde; la AMIA parece serlo de Kirchner. Hubieron declaraciones de Kaul que también apuntaron en ese sentido. Pero también debemos decir que en los pasillos periodísticos hoy se comenta que esa diferenciación no parece ser tal efectivamente, y se nota porque las querellas siguen unificadas; Kaul no atendió a Lifschitz a pesar de sus reiterados llamados para reunirse y explicar su posición en pos de la búsqueda de la verdad en el atentado, y no ordenó a sus abogados que retiren a la AMIA como querellante en la causa que le sigue su institución junto a la DAIA y la SIDE.
Además, Nueva Sión pudo saber que el doctor Avila, abogado a cargo de la querella por la AMIA, invitó a algunos integrantes de la delegación americana -llegada especialmente a la Argentina con motivo del noveno aniversario del atentado- a almorzar con él y con el doctor Luis Dobniewski, quien renunciara, sólo formalmente, a la causa AMIA cuando fue procesado por lavado de dinero (acusación de la que fuera sobreseído) cuando adquirió una propiedad a la viuda del traficante colombiano Pablo Escobar Gaviria. Dobniewski, el pasado 18 de julio, se paseaba, al igual que el operador de prensa Ariel Sujarchuk, entre el sector especial para los invitados especiales ávidos de ver de cerca al Presidente Kirchner.
La DAIA, en cambio, es más frontal al respecto. Mantiene a la doctora Marta Nercellas en su puesto al frente de la querella. Nercellas, además, es la defensora de Rubén Beraja en el juicio que un grupo de ahorristas mantienen contra el ex Banco Mayo y sus dirigentes más conspicuos.
Por los ahorristas, uno de los abogados querellantes (aunque no dispone de la personería de la querella) es el doctor Claudio Lifschitz. Los vértices se tocan una vez más, y es posible que -como el agua y el aceite- sólo puedan estar enfrentados.
En una entrevista otorgada a la revista El Porteño, Lifschitz respondió así a la siguiente pregunta:
¿Usted alguna vez se pudo reunir como querellante con Rubén Beraja?
Una vez en diciembre de 1998 me reuní con el propio Beraja en una de sus oficinas. Me sorprendió su actitud mafiosa de recibirme con un habano entre los dientes y sosteniendo entre sonrisas que efectivamente él tenía dinero en las mesas que operaban en el Banco Mayo. Esta conversación yo la grabé y la presenté en el juzgado como elemento probatorio y además consta en la causa.
Puede entenderse porqué la DAIA o la SIDE sostienen la querella contra Lifschitz. Pero ¿y la AMIA?
“La coherencia de Kaul, dice Lifschitz, debe estar en el retiro de la querella que me iniciaron en el 2000, si no, dice una cosa y hace otra” afirma, relacionando el caso de la denuncia que le hicieran por violación de secreto de sumario político con la búsqueda de la verdad en la Causa AMIA.

¿Qué ves?

“¿Qué ves cuando me ves?” dice la canción de Divididos. Por ahora, y a pesar de los esfuerzos por despegarse del casi seguro fracaso del juicio oral, sólo se ve una gran nebulosa en la que, más tarde que temprano, algunos dirigentes comenzarán a pasarse responsabilidades y habrá que ver quiénes de ellos, entonces, podrán concurrir libremente a la conmemoración del próximo aniversario del atentado a la AMIA.
Nosotros y ustedes, vamos a estar allí para contarlo.