“Auschwitz y el vendedor de corbatas”, novela de Mauricio Goldberg

¿El trabajo libera?

Mauricio Goldberg despliega en esta novela un profundo acercamiento al tema de los sobrevivientes de la Shoá y la carga emotiva que porta su descendencia. Este trauma se trasladará hacia los descendientes que logran sobrevivir y llegar a la Argentina, una dolorosa transmisión que persiste generacionalmente en la familia del protagonista, con un padre encerrado en los límites de un trabajo constante -en su pequeño taller textil-que lo envuelve como tela de araña de la que no puede despegarse.
Por Ricardo Feierstein

Desde hace cuarenta años, el escritor Mauricio Goldberg viene construyendo una saga literaria que, en muy diferentes tonos y variantes, gira alrededor de un eje central, a veces evidente y en otras algo oculto pero siempre aludido: la condición judía y argentina de sus protagonistas. Desde los cuentos iniciales de “La soledad de Trillo” (1982) hasta las novelas “A contramano” (1983), “Donde sopla la nostalgia” (1985), “Reyes sin corona” (1987), “La vida es otra cosa” (1993), “Kadish para el hombre de la valija” (1998) y “Perdón para el judío errante”(2014), diversas y originales variantes trabajan desde (inevitables) aspectos autobiográficos hasta la aguda mirada de un hombre que, mientras crece, profundiza la comprensión de su entorno. Un recorrido que sin duda merece mayor difusión de la conseguida hasta ahora, pero que no resigna en ningún momento su matriz original.

En esta ocasión, el autor despliega un profundo acercamiento al tema de los sobrevivientes de la Shoá y la carga emotiva que porta su descendencia. El intrigante sentido del título -“Auschwitz y el vendedor de corbatas”- resume el eje central de la trama. La barbarie del genocidio nazi y la frase que daba acceso a su campo emblemático: “Arbeit macht frei” (El trabajo libera) es el comienzo de la historia, donde la madre del protagonista resulta asesinada cuando trata de escapar de un pogrom. El trauma se trasladará hacia los descendientes que logran sobrevivir y llegar a la Argentina, una dolorosa transmisión que persiste generacionalmente en esa familia, con un padre encerrado en los límites de un trabajo constante -en su pequeño taller textil-que lo envuelve como tela de araña de la que no puede despegarse.

Marcelo, su hijo, venderá corbatas de seda para escapar de la obsesión paterna, una tarea que no lo satisface y que presenta contradicciones como el festejo empresarial por las altas ventas en los días donde se produce el comienzo de la guerra por las Malvinas. Un festejo absurdo que vuelve a reunir el trabajo con la muerte.

Tratando de eludir ese destino, el protagonista intenta escribir una novela, generando una empatía con el propio personaje-autor, que reproduce algunas de sus experiencias reales del día a día. La forma elegida para esta duplicidad se presenta en bastardilla, un signo de estilo que, a la vez, utilizará el personaje de Béskin, otro vendedor, también judío, que sufre las alternativas de esa profesión. El mismo síntoma expuesto en razonamientos íntimos, que hace avanzar la trama.

A medida que las páginas se suceden, Marcelo “cuenta” los avances de la novela que escribe para despegarse de un mundo comercial que exige devoción completa. Un doble papel que atrae: dificultad de concentración, inspiración en los personajes reales de alrededor, monólogos interiores, diferencias entre “llamadores” que organizan citas de posibles clientes de clase alta y “obreros” vendedores, que deberán concluir cada visita organizada para ganar sus comisiones. Las palabras en idish, aquí y allá, recuerdan ese pasado inmigrante y traumático que intenta superar.

La acción no queda en simples descripciones y avanza a través de diversos diálogos. El protagonista de esta generación (Marcelo) y su antagonista (Stein) representan dos ángulos extremos. Uno hace el mínimo esfuerzo necesario para poder seguir escribiendo, su real punto de interés y escape. El otro sólo quiere ganar más y más dinero (siguiendo el modelo de Resnik, dueño de la empresa y antiguo compañero de Marcelo) y lo fustiga de continuo en su ideal, para eludir su propia miseria. Es la lucha entre la vocación literaria y un resentimiento incluso delictivo. A medida que avanza el conflicto, se produce el proceso de mejora y degradación de ambos en términos dramáticos.

Esta variación de caracteres puede aplicarse al resto de la trama y permite sospechar que el final de “Auschwitz y el vendedor de corbatas” puede insinuar una disyuntiva: cada personaje debe elegir: aceptar un futuro incierto u otro abierto al deseo. Más dinero y menos literatura o la inversa. Sobre esta contradicción principal flota también un análisis sobre la vida sentimental y emotiva del protagonista, buscando decidir entre su esposa e hija y la vida familiar (aunque parezca difícil superar viejas rencillas que alteran la relación) o la aventuras de un amor libre sin ataduras, que va y viene. Un epílogo que puede entenderse como abierto, donde cada personaje tiene la opción de cambiar, para eludir un destino asignado desde su traumática historia familiar.

El protagonista comprueba, una vez más, que es posible visitar el pasado. Pero no quedarse a vivir allí.