Israel: debates

Los cismas de la izquierda

En muchas ocasiones las anécdotas cotidianas nos permiten ilustrar la manera en la que se contextualizan y se matizan las diversas posiciones políticas conforme transcurre el tiempo. ¿Quién pertenece a la izquierda y quién pertenece a la derecha en Israel?
Por Leonardo Cohen *

Así como sucede en las tradiciones religiosas, aquel que es cercano, pero interpreta muy diferente las fuentes, se convierte en un gran rival, o un hereje. En ese sentido es que hubo siempre mayores controversias entre cristianos, judíos y musulmanes, que poseían cierta familiaridad como religiones monoteístas y fuentes comunes. Es muy significativa la anécdota que relató en su momento el primer diputado homosexual, Uzi Even, que entró al parlamento de Israel como representante de Meretz. Para algunos ortodoxos era una cuestión que creaba incomodidad, pero de manera irónica el rabino jaredí Moshé Gafni le dijo: «no te preocupes, mientras no seas rabino reformista, está todo bien.»

En el último tiempo en Israel, pero no por primera vez, se vuelven evidentes las serias controversias al interior de la izquierda del país, que tradicionalmente se ha sustentado en los principios de igualdad social, y libertades y derechos de las minorías. Más aún, ahora que existe un gobierno conformado por diferentes partidos con distintos proyectos, los israelíes de izquierda vuelven a fraccionarse y enfrentarse respecto a quién debe ser su digno representante, y en muchos casos se trata de ofensas, pues como dije antes, el que está más cerca es más amenazante.

Lo que he escrito aquí, lo he experimentado de manera personal también a través de las redes sociales. Hace algunas semanas que desde mi perspectiva de «judío sionista de izquierda», publiqué una nota respecto a la manera agresiva en la que un periódico judío mexicano se refirió de manera despectiva hacia la izquierda y a los árabes. Las mayores respuestas que recibí fueron de militantes de la izquierda israelí, que en seguida me empujaron hacia los márgenes, por no ser «auténticamente» de izquierda, sino por mantenerme vinculado al sistema opresivo. ¿Cuál es el sistema opresivo?

Primero, según su óptica, el sionismo. Tal cómo lo experimenté durante los años que estudié en la Universidad Autónoma de México, el sionismo es considerado desde esta perspectiva como una forma de colonialismo que trasgrede los principios de la izquierda. Mi argumento a ese respecto es que la nación judía ya se constituyó gracias al sionismo, y que la única relevancia del término hoy en día es si acaso debe mantenerse la ley del retorno, que significa que cualquier judío del mundo tiene derecho de emigrar libremente a Israel. En virtud de que yo utilicé esa ley para emigrar de México a Israel, considero inapropiado decir que después de que yo entré, se cierra la puerta y por supuesto, en caso de que la mayoría así lo determine, se hará. Pero mi crítica ha sido hacia aquellos que la han utilizado y ahora quieren desvincularse del «sionismo» por tener connotaciones colonialistas y discriminatorias. Como sugería anteriormente, un sionista de izquierda para ellos, termina siendo más amenazador que un judío religioso de derecha.

La izquierda anti Pfizer

 Una corriente adicional que se ha desarrollado en el último año es la de la izquierda anti-vacunas, que perciben toda la campaña que obliga a la sociedad a vacunarse por el Covid como una imposición autoritaria, contra los derechos y las libertades individuales. Conforme a esta perspectiva, los que están de lado de la vacunación se han desligado de lo que es realmente la izquierda, para servir a las instituciones del poder y a los emporios económicos como Pfizer. Desde esta mirada, el saliente ministro de salud, que es el líder del partido de la izquierda sionista, Meretz, es considerado como alguien que ha perpetrado crímenes contra la humanidad, que debería ser juzgado, y condenado a quedarse en prisión. Se han divulgado respecto a él -Nitzan Horowitz- otros calificativos que prefiero no referir más de manera pública. Y cómo lo mencioné antes, aquellos que vienen de la izquierda y se «ensucian» con la percepción sionista, o con el apoyo a la política actual del ministerio de Salud, terminan siendo excluidos de la perspectiva de la «auténtica izquierda que lucha por la justicia social y política.»

En este tipo de conflictos hay de por medio orígenes y expresiones emocionales. En muchos casos el enojo, la indignación, el tormento, la frustración, dificultan la posibilidad de trazar caminos constructivos entre gente que se plantea valores similares. Así es como se van renovando las diversas escisiones. Hace casi 100 años se confrontaban seriamente los sionistas marxistas inspirados por las tesis de Dov Ber Bórojov, frente a los bundistas, judíos inspirados por el socialismo europeo y fortalecidos por la lengua y la cultura yiddish. Así que las experiencias de división y confrontación dentro de un sector, político o religioso, se repite de manera cotidiana. La gran cuestión termina siendo dónde puede desarrollarse la cooperación para conseguir una vida social más equitativa e igualitaria desde diferentes perspectivas. A mi parecer, resulta indispensable primeramente poner control sobre las erupciones emocionales que desalojan la posibilidad de diálogo con el adversario. En segundo lugar, deben plantearse objetivos comunes y concretos para avanzar poco a poco hacia una sociedad donde predomine más la igualdad sobre la desigualdad. Hace poco tiempo falleció Ilán Guilón, a los 65 años de edad. Fue un diputado y militante de la izquierda política que desde su juventud sufrió de poliomielitis. Con todas las dificultades que tuvo, nunca dejó de poner su empeño en reforzar, a través de su vida política, a todo los que pagaban precio por la falta de igualdad. Más no sólo lo hacía, sino que vivía cotidianamente de acuerdo a sus principios. El legado de Ilán Guilón debe de ser mantenido con la intención de alcanzar los objetivos que la izquierda se propone, y de alguna manera este artículo queda dedicado a él.

*  Nacido en México D.F.  Dr. en Historia por la Universidad de Haifa y Titular de la Cátedra de Historia de Etiopia en la Universidad Ben Gurión del Neguev.

Nota de la Redacción: la foto de portada corresponde a Ilán Guilón, a quien el autor dedicó la nota.