«Vivo en Dahiya, en los suburbios de Beirut -explica Samir, un diseñador gráfico-, donde viven los dirigentes de Hezbollah. Cuando el partido capturó ayer a dos soldados enemigos no creímos que las cosas se degradarían hasta este punto. Pero esta mañana, mucha gente decidió quedarse en casa, y finalmente, ante las amenazas, decidieron dejar el barrio».
Aviso en la prensa
En el segundo día de la ofensiva israelí en suelo libanés, la web del periódico ‘Maariv’ publicó, en efecto, la advertencia explícita de un responsable del Ejército israelí: «Hemos avisado al Gobierno de El Líbano que debe evacuar a todos los civiles que se hallan en los suburbios del sur de Beirut, un bastión de Hezbollah donde vive Sayed Hasán Nasrallá, el líder del partido islamista, y donde se encuentran el cuartel general y el depósito de armas de la organización».
La posibilidad de que uno de los barrios más populosos de la capital sea bombardeado ha agudizado el miedo entre la población libanesa. «Israel impondrá un aislamiento por tierra, mar y aire a El Líbano con el fin de obligarlo a asumir sus responsabilidades en el sur del país, que se encuentra actualmente bajo control de Hezbollah «, informó la radio del Ejército israelí. Para la ministra libanesa de Asuntos Sociales, Nayla Muawad, Israel exige lo imposible.
«Todo el mundo sabe que el Estado libanés no puede desarmar a Hezbollah «, dice. El partido pro-iraní, dueño de un temible arsenal, cuenta con el apoyo de la mayoría de la población chiíta del país. «No pueden hacernos responsables de la captura de los soldados. No solo no fuimos informados de antemano, sino que dijimos que no lo aprobamos», agrega. Según la ministra, el Gobierno ha empezado a negociar la libertad de los rehenes con Hezbollah, que tiene dos ministros en el Ejecutivo.
«Pero es necesario que Israel tenga un gesto de buena voluntad liberando a los libaneses detenidos y deteniendo estos ataques desproporcionados». Farid el Jazen, diputado de la oposición cercano al general cristiano Michel Aoun, no cree sin embargo en una salida rápida a la crisis. «La situación regional no es favorable. Teniendo en cuenta las tensiones en Palestina, temo que Israel opte por la línea dura».
Miedo a la quiebra
«Nadie quiere una guerra, hay que terminar con esto», se queja el propietario de una agencia de alquiler de vehículos que está abocado a la quiebra si el negocio no da frutos en verano. Las primeras señales no son optimistas. La temporada estival acaba de empezar y los turistas huyen como pueden. Tras el cierre del aeropuerto de Beirut, el trayecto por tierra a Damasco cuesta ya cinco veces el precio normal.