Covers con historia

Dudu Tassa interpreta «Mami, ópera rock», de Ehud Banai e Hilel Mitelpunkt

La década del '80 en Israel tuvo su propia marca derivada, en parte, de algunos episodios que tuvieron su impacto en la sociedad y en la cultura. Luego de la Guerra de Yom Kipur en 1973 y la promesa generacional de "la última guerra", la desazón tomo por completo a la generación que se vio entre 1982 y 1984 yendo nuevamente al frente de batalla. Son muchas las expresiones que desde el rock israelí retrataron esta sensación, en temas que ya no hablaban del compañero caído sino de una psiquis individual y colectiva que se sentía puesta al límite, empujada por las manifestaciones de grupos pacifistas como Shalom Ajshav, Mashina, YehudaPoliker, T-Slam y un renovado Shlomo Artzi eran los nuevos héroes que la cultura entregaba a falta de héroes en la política. En esta corriente podemos incluir a EdudBanai, sobre quien nos explayamos en esta nota.
Por Leo Naidorf

Esta es la década en qué comenzaron a proliferar los atentados terroristas, previos y posteriores al levantamiento popular palestino, conocido como Intifada.

Lo dicho, la sociedad israelí descreía que algún horizonte de paz fuera posible, a la vez que convivía con la paradoja del miedo y la impotencia que generaba ver el peligro no sólo ya en los frentes de batalla sino también en las esquinas y en los autobuses, y a la vez sentir cierta empatía con las demandas de un vecino ¿enemigo? Así lo reflejaba Nurit Galron en «Ajareinu Hamabul» (Detrás nuestro, el diluvio)

Hay un país de piedras y bombas Molotov
Y hay una Tel Aviv ardiente de boliches y lujuria (…)
No, no me cuentes
De esa niña que perdió un ojo
Solo me hace mal

La crítica a la dirigencia política se centraba en la falta de perspectivas, que a mediados de la década colisionó con una crisis financiera profunda que supo retratar Shalom Janoj en «Mejakim Le Mashiaj» (Esperando al mesías).

En medio de todo este clima, se estrena la ópera rock más icónica: «Mami», con textos de Hilel Mitelpunkt y musicas de Ehud Banai. Cuenta la historia de Mami, una jóven descendiente de inmigrantes judíos orientales, que vive en una ciudad en desarrollo al sur del país y se casa con un obrero textil que es enviado a la guerra, de dónde regresa en estado vegetativo lo que impulsa a Mami a trasladarse a la metropoli telavivense dónde conocerá el bajomundo y a un científico loco que la transformara en una máquina política, belicista que ascenderá al poder y enviara nuevamente al pueblo a la guerra, hasta caer en desgracia.

Hasadot Haadumim (los campos rojizos) es una canción ubicada en la última parte de la ópera, en la que el pueblo, devenida en tropa de reserva, muestra su decepción por volver al campo de batalla pero aún así va.

Desde el interior de las fábricas
Desde el interior de las oficinas
De entre las piernas de las mujeres
entre los niños
La sirena nos llevará
A los campos rojizos
La guerra tiene consuelo
Nosotros nacemos
En el miedo hay vida
Que no habíamos conocido antes
Varones errantes fuimos
Padres y esposos
Nos convertimos en uniformados
En los campos rojizos

Eh oh
Cómo pasaron los años
La tribu vuelve a
los campos rojizos

 Otras versiones

La versión original del año 1985 tenía todo el espíritu y el estilo del rock. Quizás por eso en su reestreno escénico hacia el año 2000 eligieron para el rol protagónico a la cantante de hard rock TT Shajaf, vocalista de Hayehudim, acentuando aún más ese perfil.

El tema solo tenía en formato discográfico la versión original grabada en vivo en una función de «Mami» por Ehud Banai en 1986. En YouTube se puede encontrar otra versión contemporánea de Banai junto a su banda -con el sugestivo nombre de «Los Refugiados»- y la protagonista original de la ópera, Mazi Cohen.

En 2008, para los 60 años del Estado de Israel, Ivri Líder grabó una versión que se publicó en el compilado de covers Avoda Ivrit. Quizás musicalmente la mejor lograda de la mano de un músico que entiende el pop como pocos en Israel.

Pero el problema de estás versiones es que enfatizaban el perfil de artista de Tel Aviv tratando de encarnar un punto de vista que la versión original alojó en sectores sociales más periféricos, gente humilde de un sector históricamente postergado. Porque Mami no solo habla de política militar y de guerra, sino que habla de grandes porciones de la sociedad cuyas aspiraciones y necesidades fueron sistemáticamente invisibilizadas por la política y la cultura israelíes. Y entre ellos, en particular la mujer. La que le da el nombre a la obra, la que carga con todo el peso de las frustraciones sociales, la que toma la iniciativa de transformarse y transformar la realidad. Y la que finalmente es castigada por el fracaso de todo un país.

Entonces, cuando nada lo hacía presagiar, en 2020 llegó la versión cinematográfica de «Mami», lógicamente acompañada de la banda de sonido que la hiciera tan conocida. Pero qué mayor novedad podría traer está versión respecto a la original. Quizás la respuesta este en el orientalismo.

¿Mami era occidental?

La historia de «Mami» sucede casi en partes iguales en un asentamiento en desarrollo de características orientales y en Tel Aviv. Pero aun así, el orientalismo impregnado en Mami en su pasado, es actualizado cada tanto en la voz de su marido Nissim Malka.

En la puesta rockera teatral los matices se daban en la melodía, acaso en los instrumentos; en el film los escenarios, el vestuario, permiten apreciar mucho mejor los contrastes.

La elección de Dudu Tassa, acaso una de las mejores apariciones en la música israelí de los últimos años, en el rol de Nissim Malka le permitió dar ese tono probablemente más cercano al texto original.

Las versiones más rockeras de «Hasadot Haaadumim» lograron hacer foco en la carga dramática de ese manifiesto popular. En cambio, la nueva versión de Tassa conecta más con cierta melancolía por el destino fatal de una sociedad en una narrativa que exigía los sonidos guturales propios de la cultura oriental.