Atentado a la AMIA

¿Y dónde está ‘la comunidad’?

“Hemos recibido vuestra nota enviada oportunamente informándonos sobre la voluntad de Memoria Activa de hacer uso de la palabra en el Acto, que con motivo del 12º Aniversario del Atentado a la AMIA, realizaremos el próximo 18 de julio. Sobre el particular, consideramos absolutamente positivo el hecho de que vuestra organización haya tomado la decisión de hacer uso de la palabra conjuntamente con AMIA y la Agrupación Familiares y Amigos de las Víctimas”. ¿Y si las autoridades de la AMIA afirman que resulta positivo el acercamiento, ¿por qué no lo promueven? La desesperanza del American Jewish Committee.

¿Tiene la agrupación Familiares y Amigos de las Víctimas más poder que la dirigencia de la comunidad judía de la Argentina, que somete a sus designios a la institución central de la comunidad judía de la Argentina?

“Como ustedes sabrán, hemos transmitido a la Agrupación Familiares y Amigos de las Víctimas, con quien venimos realizando año tras año, este acto de recordación y reclamo de justicia, el contenido de la carta que nos hicieron llegar. Esa Agrupación ha manifestado su negativa a vuestra participación. Por eso deseamos que puedan reunirse y llegar a un acuerdo sobre las diferencias que pudieran existir, de modo tal que así cuenten con el aval del otro convocante al acto. Todos los días, de todos los años, debe quedar claro para toda la sociedad argentina, pero en particular para nuestra Institución y para las diferentes organizaciones que agrupan a los Familiares, que Todos Somos AMIA”.
Les enviamos un afectuoso saludo”.

Firmada por el Secretario, Edgardo Gorenberg, y el Presidente, Luis Sergio Grynwald; la AMIA se ubicó en la infantil y contradictoria postura del ‘yo no fui’, incumpliendo el eslogan que ellos mismos tratan de instalar para este 12 aniversario: “Todos somos AMIA”.
Una vez más la dirigencia borró con el codo lo que escribió con sus propias manos.
La función de la AMIA no puede ser, estrictamente, la de mirar desde la vereda de enfrente cómo los familiares discuten por un estrado. Entre otras cosas, porque la AMIA también es una damnificada en la tragedia de aquel luctuoso 18 de julio de 1994 donde parientes y amigos de los familiares reunidos en Memoria Activa y APEMIA tienen (o debieran tener) los mismos derechos que los agrupados en Familiares y Amigos de las Víctimas, y que ellos mismos cercenan argumentando que si desean hablan de ello, lo harán a partir del 19 de julio.

¿Qué diferencia hay entre los muertos representados en las distintas agrupaciones?
¿Qué diferencia hicieron los asesinos con nuestros muertos?
¿Qué es lo que se quiere evitar que se diga en el acto del 18 de julio en la calle Pasteur?

Esta es la verdadera locura de la actualidad en la interna comunitaria: mientras no hubo voluntad de las partes en realizar un acto conjunto, los actos partidos podían entenderse. Pero ahora, que la AMIA se muestra complacida en compartir micrófono con Familiares y Amigos de las Víctimas y Memoria Activa, no se entiende que no haga sentir el peso de su autoridad institucional para que ello ocurra…
¿Dónde está la centralidad de la AMIA y su propuesta de incluir a todos los sectores en un mismo reclamo?
Bajo estas condiciones resulta más saludable para Memoria Activa y APEMIA quedarse afuera del acto de la calle Pasteur.

American Jewish Committee

Mientras la AMIA no puede hacer pie para equilibrar los deseos de los distintos grupos de familiares, el American Jewish Committee (AJC) hizo llegar su nota de apoyo a Memoria Activa.
“… quisiéramos compartir nuestros sentimientos de profunda solidaridad con los integrantes de Memoria Activa. Al mismo tiempo, y a pesar de los compromisos públicos adquiridos, expresamos nuestra desesperanza ante las asignaturas pendientes que obstaculizan el logro de cabal justicia para las víctimas, sus familiares y la sociedad argentina en su conjunto…” afirma Dina Siegel Vann, Directora del Instituto Latino y Latinoamericano del AJC.