Esclavitud modelo 2022

En Pesaj recordamos que los judíos fueron esclavos en Egipto, y que una intervención divina permitió su liberación. Su celebración en tiempos actuales resulta una valiosa oportunidad paraponer de relieve que hoy, en pleno siglo XXI, persisten múltiples formas brutales de sometimiento, explotación y opresión a millones de seres humanos.
Por Ricardo Aronskind *

La fiesta judía de Pesaj celebra la salida de la esclavitud. La “fiesta de la Libertad” festeja el final de un largo período de opresión en el cual todo un pueblo –según la Torá- estuvo sometido a un estado poderoso, que lo tiranizó utilizando su trabajo para aumentar su propio poder.

Es importante destacar que en el relato bíblico, la liberación de la esclavitud no es el resultado de un proceso interno de un pueblo que genera el impulso necesario para romper sus cadenas, sino que es producto de una acción divina, que decide liberar al pueblo judío para que cumpla los designios de la divinidad en la tierra.

Tampoco había madurado el espíritu de libertad en ese pueblo, quela tradición resalta que fue necesario que pasara un tiempo renovándose generacionalmente en el desierto, para poder ser capaz de ejercer su soberanía en su tierra prometida.

Pero, si de esclavitud se trata, aún la humanidad como tal no se ha liberado de ella, y en 2022 siguen existiendo muchas formas de despojo de la libertad y de sometimiento de personas, tanto por otras personas como por el sistema económico.

Esclavitud y modernidad

La época conocida como “moderna” se inició rompiendo los puentes con épocas históricas más oscuras, en donde la libertad individual tenía poca importancia, y dónde era perfectamente concebible que una persona fuera dueña de otra por un período o por toda la vida, o que pueblos enteros fueran esclavizados por otros militarmente más fuertes. Sin embargo, la promesa iluminista que acompañó a la Revolución Francesa no se cumplió en toda su extensión. Elementos tenebrosos del pasado persisten incrustados en un mundo que había supuestamente dejado atrás las prácticas más brutales.

En una articulación que impacta, conviven hoy formas brutales de explotación y opresión humana con las formas más modernas de consumo y con la proclamación de derechos humanos y sociales de nueva generación.

Definiciones y formas de la esclavitud actual

Prácticamente no hay en el mundo lugares similares a los de la antigüedad, en donde las personas estaban legalmente encadenadas y podían ser golpeadas y vendidas como si fueran una propiedad. Sin embargo, la organización de ayuda Walk Free Foundation, define la esclavitud actual como una «situación de explotación a la que una persona no puede negarse debido a amenazas, violencia, coerción, abuso de poder o engaño».

Una de las formas más difundidas es la del trabajo forzoso. Según la OIT la definición del trabajo forzoso abarca: «las prácticas tradicionales del trabajo forzoso, por ejemplo, las secuelas de la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud y las diversas formas de servidumbre por deudas, así como las nuevas formas de trabajo forzoso que han hecho su aparición en décadas recientes, tales como la trata de personas”.

Para determinar cuándo una situación equivale a trabajo forzoso, se toman en cuenta ciertos datos cualitativos, como la limitación de la libertad de movimiento de los trabajadores involucrados, la retención de los salarios o de los documentos de identidad, la violencia física o sexual a la que son sometidos, las amenazas e intimidaciones a ellxs o sus familias, o las deudas reales o fraudulentas de las cuales los trabajadores no saben cómo escapar.
El otro gran grupo de situaciones de esclavitud está constituido por el matrimonio forzoso y otras formas de sometimiento violento de las mujeres.

Estadísticas internacionales

La OIT ya había calculado en 2012 que había cerca de 21 millones de individuos víctimas del trabajo forzado.
En un estudio posterior, realizado entre la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y una ONG australiana en 2016, estimaron que existían en ese momento unos 40 millones de personas a nivel mundial que eran víctimas de esclavitud moderna. Esa cifra se componía aproximadamente de 25 millones de seres humanos sometidos a trabajo forzoso y 15 millones–fundamentalmente mujeres- en matrimonios impuestos por la fuerza. Se estima que, de todos los trabajos forzados, los que son sometidos a situaciones de esclavitud por deudas representaban el 50%.
La dimensión de género no puede ser soslayada: se calcula que del total de las formas de la esclavitud moderna, las niñas y mujeres constituyen el 71%. En este cálculo se incluye el fenómeno del matrimonio infantil, precoz y forzado. Especialmente difundido en Asia y África, habría 15 millones de personas vivían en un matrimonio forzoso al cual no habían prestado su consentimiento. Se las incluía en la situación de esclavitud porque “soportaban una situación que implicaba haber perdido su autonomía sexual y a menudo suponía la prestación de tareas bajo el pretexto de «matrimonio»”.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), por otra parte, calculó que hay unas 4,5 millones de víctimas de explotación sexual forzada. Aunque casi todos los países han declarado ilegal la esclavitud, los casos se extienden por todo el globo, con especial intensidad en África y Asia.

Situaciones

Son incontables los ejemplos de situaciones de esclavitud: pueden ser personas obligadas a estar sirviendo en barcos de pesca debido a una deuda; trabajadores detenidos contra su voluntad como empleadas domésticas, o atrapadas en burdeles bajo amenazas de violencia.
Pueden ser niñxs obligados a la mendicidad forzada, mujeres obligadas a ejercer la prostitución o la servidumbre, pobres y analfabetos endeudados compulsivamente sometidos a trabajos extenuantes en actividades clandestinas, desde la industria textil a la producción de drogas, pasando por trabajos en la construcción o en haciendas agrícolas. Ciertos parámetros que se cruzan para potenciar el fenómeno: extrema pobreza, estado débil o corrupto, leyes permisivas, costumbres patriarcales institucionalizadas, capitalismo salvaje.

Conclusiones

La potencia liberadora de las ideas de la modernidad encontró poderosos obstáculos para su plena concreción. El desarrollo del capitalismo puso en crisis su discurso sobre la libertad en aras de las necesidades “superiores” del proceso de acumulación, vinculadas a la generación de súper-ganancias a costa de condiciones degradadas de trabajo ínfimamente remunerado. También allí se encuentran los límites a la universalización de los derechos humanos y del respeto universal a la condición humana.
Dado que no tenemos certeza de que alguna fuerza todopoderosa se proponga intervenir próximamente en los asuntos terrenales para redimir a la humanidad, nos queda la enorme tarea de acrecentar la condena a la esclavitud en todas sus formas, hasta que ese fenómeno se vuelva completamente ajeno a los vínculos humanos.

* Profesor en UBA y Universidad Nacional de General Sarmiento