El escándalo por Pegasus puede hacer caer el juicio a Netanyahu

El programa de espionaje informático israelí Pegasus, considerado el más potente del mundo y que fuera diseñado para rastrear a terroristas y cárteles de narcotráfico, se utilizó para espiar a funcionarios, políticos, disidentes, periodistas y activistas sociales en distintos países. Incluso en Israel, donde fue usado para investigar a miembros del entorno político y familiar del ex primer ministro Benjamin Netanyahu, así como a testigos y acusados en su juicio por corrupción. También a líderes de la ola de protestas ciudadanas de 2020 contra el mismo Bibi, cuando era primer ministro. Un caso que pone en riesgo los mismos cimientos de la democracia.
Por Damián Szvalb

Seguramente cuando impulsó la venta en el exterior del sistema de ciberespionaje Pegasus como parte de su estrategia de ciberdiplomacia, con el objetivo de mejorar la imagen internacional de Israel, Bibi Netanyahu no se imaginó que ese programa iba a generar un escándalo internacional y en el propio país, y mucho menos que lo podía salvar de ir preso.
Eso puede pasar si avanza la investigación en la que se acusa a la policía israelí de haber recabado información de forma irregular a través de ese software en el juicio por corrupción contra el exjefe de Gobierno y el resto de acusados. Frente a esto, la defensa de Bibi ya pidió que se pare el proceso judicial hasta esclarecer los hechos. El próximo paso será pedir que se anule.
Esto forma parte de una trama más grande y compleja que primero estalló a nivel mundial el año pasado cuando se publicó una investigación realizada por un consorcio de 17 medios internacionales. Ahí se supo que alrededor de 50 gobiernos, democráticos y autocráticos, habían usado este programa para controlar a opositores y periodistas. Esa denuncia le costó a la empresa israelí NSO, creadora del programa, que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos la incluyera en la lista negra de empresas vetadas en contratos públicos.
Es decir que el programa, pensado y diseñado para rastrear a terroristas y cárteles de narcotráfico, se utilizó para espiar a funcionarios, políticos, disidentes, periodistas y activistas sociales. Hay que destacar que el Pegasus es el programa espía más potente del mundo, capaz de descifrar confiablemente las comunicaciones encriptadas de los iPhones y los teléfonos inteligentes Android.
Esa investigación de los medios de comunicación se basó en análisis forenses de teléfonos y una base de datos filtrada de 50000 números, incluida la del presidente francés, Emmanuel Macron, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y otros jefes de Estado y altos cargos.
Todavía se recuerda que cuando lo creó, Shalev Hulio, aseguró que su programa espía Pegasus iba a ser utilizado por los servicios de inteligencia de varios países y que no estaba diseñado para poder operar en los teléfonos de Israel. Pero ahora, quedó claro que las promesas de Hulio no se cumplieron.

Mapa del alcance global estimado del uso de Pegasus

Fuego amigo: israelíes espían a israelíes

En las últimas semanas los israelíes se enteraron a través de la prensa que ese sistema fue usado para espiar a los propios israelíes. Entre ellos miembros del entorno político y familiar de Netanyahu, así como testigos y acusados en su juicio por corrupción.
En Israel, el escándalo estalló cuando el diario económico Calcalist contó cómo operaba la unidad policial de seguridad Sigint para espiar sin autorización judicial. Primero se intervenían los teléfonos de los supuestos sospechosos con el software, que captura los datos. Si se conseguía alguna prueba del cargo, pedían autorización judicial para “formalizar” el caso y regularizar la investigación de manera retroactiva. En definitiva, los policías de la unidad Sigint acumulaban información sin acusación alguna, con la pretensión de poder inculpar a los ciudadanos cuando quisieran.

Si bien Bibi puede beneficiarse con este escándalo, tampoco se la lleva gratis: de mínima deberá dar explicaciones. Según Calcalist, entre los espiados con el sistema Pegasus se encuentran líderes de la ola de protestas ciudadanas de 2020 contra él cuando era primer ministro. El mismo diario económico informa de que en ninguno de los casos se solicitó autorización judicial previa para intervenir los teléfonos.
Según la denuncia periodística, las ventas de Pegasus al exterior tuvieron un papel central para que Bibi lograra el apoyo de los países árabes para la campaña de Israel en contra de Irán al negociar los Acuerdos de Abraham en 2020, que normalizaron las relaciones entre Israel y algunos de sus antiguos enemigos árabes.

Un programa que pone en riesgo a la democracia

El Pegasus es un sistema preparado para enviar o recibir mensajes encriptados, descargar fotografías almacenadas, escuchar llamadas de voz, acceder a mensajes y filmar en secreto a través de la cámara de un teléfono. Se trata de un mecanismo de espionaje tan invasivo que en muchos países se pide que se prohíba su uso.
Por ejemplo, el organismo de control de datos de la Unión Europea aconsejó que el software espía debería prohibirse ya que es un «cambio de juego» que ofrece poderes sin precedentes para entrometerse en la vida de las personas. Este supervisor europeo de protección de datos afirmó que el Pegasus tiene la capacidad de interferir “en los aspectos más íntimos de nuestra vida cotidiana”.
Lo que más preocupa de este “descontrol” del ciberespionaje es la capacidad que tiene este software espía de causar riesgos y daños sin precedentes a las libertades fundamentales y también a la democracia y el estado de derecho. Sobre todo, en un contexto en donde los sistemas políticos liberales están siendo horadados por opciones políticas extremistas autoritarias.
Los europeos creen que el Pegasus es capaz de afectar la esencia misma de los derechos básicos, en particular el derecho a la privacidad. Se espera que el Parlamento Europeo lance un comité de investigación sobre el uso de Pegasus dentro de la UE, y que las agencias de inteligencia, los funcionarios y los ministros sean llamados a declarar.
Una muestra de cómo el uso del Pegasus se descontroló se puede ver en el caso de México. Las autoridades de ese país lo usaron para capturar al Chapo Guzmán. Pero también México empleó el programa espía en contra de periodistas y disidentes.
Otro caso que repercutió a nivel mundial fue el de Arabia Saudita que lo usó en contra de activistas de derechos de las mujeres y contactos de Jamal Khashoggi, el periodista del Washington Post que fue asesinado y desmembrado por agentes saudíes en 2018. Durante el gobierno de Bibi, el Ministerio de Defensa israelí, vendió el Pegasus a líderes de extrema derecha, entre ellos a los de Polonia y Hungría.