Filosofía y estética del arte: Georg Lukács

Georg Lukács, Budapest, 1885/1971) fue un filósofo marxista y crítico literario húngaro de origen judío, ampliamente considerado como uno de los fundadores del "marxismo occidental". Es muy conocido por sus escritos anteriores a la Segunda Guerra Mundial sobre teoría literaria, teoría estética y filosofía marxista. Ofrecemos un comentario sobre su vida y su legado por parte de Luis Morgenstern, desde Chile,
Por Luis Morgenstern

György Lukács nació en Budapest el 13 de abril de 1885, procedente de una rica familia judía. Su padre, Josef Löwinger, era uno de los directores del Budapest Kreditanstalt, a la sazón el banco más importante de Hungría; este adopta el nombre de Lukács por decisión del ministro del Interior, más tarde, en 1901 la familia recibe de los Habsburgo un título de nobleza como premio a sus servicios como financiero, mismo que usará Lukács en su primera etapa: “von Lukács». Alterna sus estudios de Filosofía en Budapest, donde se doctora en Filosofía en 1909, con la redacción de su estudio Evolución histórica del teatro moderno. En esta época se adhirió a la corriente neokantiana, entonces la dominante, que reservaba la investigación sistemática de la realidad empírica a las ciencias especializadas, reduciendo la filosofía a la lógica y a la teoría del conocimiento. Leyó El Capital de Marx, a Max Weber y se impregnó de la filosofía de G. Simmel durante su época de bachiller. La teoría de la novela es su último libro premarxista. La dedicatoria del estudio es para su primera mujer: Jelena Andrejevna Grabenko de la cual se separaría pronto.

En 1914 se produce el estallido de la guerra y con ello el segundo estudio intensivo de Marx. Poco a poco se va gestando un movimiento escisionista en el seno de la socialdemocracia húngara, y el 21 de noviembre de 1918 se constituyó el Partido Comunista de Hungría bajo la dirección de Béla Kun. Un mes más tarde Lukács ingresaba en sus filas. En marzo de 1919 era ya comisario responsable de Instrucción Pública en la República Soviética de Hungría presidida por Béla Kun. Ideológicamente se aproxima más a la postura de Rosa Luxemburgo que a la de Lenin. Aboga por una identidad peculiar y dialéctica de la conciencia de las masas y la conciencia de la vanguardia intelectual, y por otra aboga por una revolución democrática social, en vez de una revolución proletaria. a solventarse. Lukács se retractó, y durante toda su vida intentaría mostrarse como buen leninista.

En 1920 sucumbió la república soviética y Lukács huyó a Viena. Las autoridades austríacas lo encarcelaron en octubre, atendiendo a una solicitud de extradición. Recopila algunos de sus artículos publicados anteriormente en uno de sus libros más importantes: Historia y conciencia de clase, publicado en 1923. En este texto se apropia de las categorías hegelianas para interpretar a Marx, propone una nueva concepción de la organización del Partido, entendiéndolo como forma histórica y como portador activo de la consciencia de clase. Fue acusado de revisionista en el quinto congreso de la Comintern por Zinoviev. Para Lukács, las críticas a su texto significaron el abandono del intento más radical para reactualizar lo revolucionario de Marx mediante la renovación y continuación de la dialéctica hegeliana y de su método.

En 1928, con motivo del II Congreso del Partido Comunista húngaro, que había sido declarado ilegal, Lukács redactó un documento denominado “Tesis de Blum”. Estas fueron rechazadas por los dirigentes del Partido, desde Moscú, y por la Internacional Comunista, Lukács fue excluido de todos los niveles ejecutivos y obligado a confinarse a la filosofía y a la crítica literaria. Estas tesis proponían una plataforma radical-democrática, con ello se abandonaba la “dictadura del proletariado” en el sentido bolchevique. La Autocrítica fue un cambio táctico que Lukács consideró años después como una mentira necesaria. Se traslada a Moscú en régimen de “clausura”. Se convierte en colaborador científico del Instituto Marx-Engels donde puede estudiar a fondo los Manuscritos económico-filosóficos de Marx todavía inéditos. Se genera un alejamiento o ruptura con Hegel. En 1931 la Comintern lo envía a Berlín, de esta época datan sus importantes aportaciones a la teoría literaria.

En 1933, Lukács, a causa del triunfo del nacionalsocialismo, encuentra refugio en la Unión Soviética, es aquí donde se elabora su proyecto de “gran realismo” opuesta al “realismo socialista”. Se convertirá en colaborador del Instituto Filosófico de la Academia de Ciencias de Moscú, también llamada Instituto Marx-Engels. Regresa a Budapest en el año de 1944, sus trabajos aparecen publicados de forma rápida, es nombrado profesor de Estética de la Universidad de Budapest, miembro del Parlamento y de la Academia de Ciencias. Fue parlamentario entre 1949 y 1956. Tuvo un papel en la Revolución húngara de 1956, de alcance nacional, contra el gobierno de la República de Hungría por sus políticas impuestas desde Moscú; esa revuelta duró desde el 23 de octubre hasta el 10 de noviembre de 1956.

En octubre de 1956 ingresó en el gobierno de Imre Nagy como ministro de Cultura Popular. Fue encarcelado por los soviéticos junto con Nagy poco después y regresará a Budapest en abril de 1957 para investigar de forma autónoma, puesto que había sido expulsado del partido. Fue readmitido en el partido y en la Universidad en puestos meneros de poca relevancia. recibió galardonado con el premio Goethe de la ciudad de Frankfurt en 1970. Lukács falleció el 4 de junio de 1971.
Lukács procede a recuperar en esta obra la dimensión hegeliana del pensamiento de Marx. Además de establecer una conexión artificial entre Lenin y Rosa Luxemburgo; una conexión que contrastaba con el hecho de que por mucho que ésta fuera considerada una heroína revolucionaria desde su fusilamiento por los oficiales alemanes en 1919, había sido aliada por los mencheviques. El subtítulo de Estudios de dialéctica marxista ofendió a los comunistas rusos y centroeuropeos, al no usar el sentido de “materialismo” de Engels. Lukács propone una teoría genuinamente dialéctica que quitaba toda base a la polémica entre materialistas e idealistas. Según él, el materialismo e idealismo son la tesis y la antítesis, según la dialéctica hegeliana, de un debate que hunde sus raíces en un esfuerzo frustrado por superar la hendidura abierta entre sujeto y objeto. La solución no radica en optar por una u otra, sino en trascender el campo de la disputa, cosa que puede hacerse tratando, al igual que el propio Marx, la práctica como unión concreta de pensamiento y realidad.

Para Lukács el arte y la ciencia reflejan la realidad de la que es parte el hombre. Cuando hablamos de reflejo no nos referimos a la copia especular que la imagen parece implicar, sino todo tipo de formulaciones de las relaciones en que el hombre se encuentra con el mundo experimentado. Ambos tienen su origen en la experiencia, en lo particular. El método de la ciencia es la eliminación de la inmediatez personal en la búsqueda de leyes generales, “desantropomorfización”. El método del arte es, por el contrario, “antropomórfico”, aspira a una totalidad en un doble sentido, tiene que reproducir la totalidad de las determinaciones esenciales del objeto, y, en consecuencia, no está limitado a la apariencia de la realidad, sino que reproduce la individualidad sensible de los objetos. Su característica peculiar es que reproduce de una forma realizada el carácter único, la particularidad, de la existencia. De ahí se descubre una generalidad dentro de esa unicidad, pero su forma de generalización es la del hombre, en tanto que representado aparece como típico, típico de un modo de ser, etc. La obra de arte es una imitación, un artefacto; es una totalidad en cuanto que es completa en sí misma; está cerrada en sí misma, su objeto es la verdad, una penetración y comprensión que permite al que lo goza “cambiar y profundizar” su participación personal.

La totalidad aparece en el arte todavía de otra forma: como una cualidad del “sujeto”, llevando así una intensificación de la subjetividad. Para el hombre es una necesidad básica sentirse a sí mismo un todo; una necesidad cada vez más urgente cuando la división del trabajo separa sus facultades y separa a unos hombres de otros. La religión y la ética aspiran a restaurar la totalidad del individuo, pero la reunificación de la personalidad, el reconocimiento de la totalidad, la continuidad de la individualidad del hombre solo se cumple verdaderamente con el arte. El arte en general es para Lukács una crítica del mundo real a través del contraste que él mismo establece entre la totalidad, el todo de la experiencia, lograda por medio de la experiencia imaginativa, y la esfera de lo cotidiano. Por lo cual, la norma crítica inmanente en los grandes escritores es su visión de totalidad.38 El arte es, pues, un modo especial de conocimiento. La ciencia de la historia pone la base de nuestra consciencia histórica; el arte despierta nuestra consciencia histórica y la mantiene despierta. Esta concepción la usa por primera vez en Teoría de la novela: La novela refleja un mundo privado de significación trascendental, o sea, condición de sin hogar del hombre.

Como teórico de estética, fue un ferviente defensor del realismo socialista. Entendía el arte como reflejo de la realidad social históricamente determinada, y le asignaba la misión de servir a la autoconciencia de la humanidad. El arte debe ser estudiado a partir de las categorías de análisis del materialismo histórico, en su relación dialéctica con las formaciones sociales y las condiciones reales existentes. De esta manera, se pueden desentrañar aquellos aspectos del arte de origen burgués mistificador que esconde la verdadera naturaleza de la sociedad, convirtiéndose así en un instrumento ideológico de la clase dominante, y al que hay que contraponer el realismo socialista.
Según esta concepción del arte como modo de reflexión, la función de una obra de arte es presentar al ser humano la totalidad de la realidad histórica objetiva dentro de un “medio homogéneo” (como la pura visibilidad en la pintura o el lenguaje poético en la poesía).

Una crítica muy convincente del modernismo que logra sobrepasar su marca y revelar la propia lealtad de Lukács al arte que ostentosamente logra unir lo universal y lo particular en forma de protesta social. Sostiene que los modernistas, al coludirse con la fragmentación forjada por el capital y privilegiar la subjetividad, niegan la realidad exterior y, por lo tanto, son capaces de representar la mera potencialidad abstracta. Así, la elevación del sujeto es de hecho un vaciado del potencial subjetivo real.
Fue considerado uno de los teóricos marxistas más destacados en el siglo XX.

Fuentes:
https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-554X2011000200005
https://plato.stanford.edu/entries/lukacs/
https://encyclopaedia.herdereditorial.com/wiki/Autor:Lukács,_Georg
https://es.wikipedia.org/wiki/Georg_Lukács