A 20 años del 2001

Del “que se vayan todos” al “que se metan todos”

Hubo pocos cambios de fondo luego de una de las peores crisis de la historia argentina. En los pronunciados vaivenes económicos y políticos que tuvieron lugar durante estos últimos 20 años, no se avizoran cambios estructurales que den cuenta de mejoras valederas a largo plazo. No obstante, una de las pocas iniciativas positivas podría ser la mayor participación política, que asimismo trajo aparejada una llegada más pronunciada de “outsiders”, en algunos casos interesantes, en otros denostables, pero que directa o indirectamente validan y le dan vigor al sistema democrático.
Por Federico Glustein

¡Que se vayan todos, que no quede ni uno solo! Este lema tan característico de nuestros momentos de crisis económica, cuando a nuestro equipo le va mal y hasta como grito de protesta tuvo su pico máximo en las calles argentinas en aquellos fatídicos días de diciembre de 2001. Surgido en las asambleas barriales, juntadas populares, cacerolazos y marchas, expresó -y expresa- el desencanto de la población para con sus dirigentes o figuras derivado de una crisis de representatividad que tuvo eco en gran parte del territorio nacional en los días de mayor inestabilidad sociopolítica de la joven etapa de la democracia argentina.
El panorama de aquel momento fue de los peores de la historia nacional: la desocupación había alcanzado el récord histórico del 21,6%, la informalidad laboral era de casi 1 de cada 2 trabajadores, los despidos eran moneda corriente; las provincias y el Estado Nacional emitían cuasimonedas como patacones, Lecop, Lecor, entre otros, para pagar los sueldos de la administración del Estado; la deuda externa se había tornado impagable, el corralito había impactado de lleno sobre todo en la clase media que protestaba en las puertas de los bancos para que le devuelvan los fondos -en dólares- que les pertenecían, con Nito Artaza, el capocómico y referente radical, y Hugo “Perico” Pérez, el exfutbolista de Racing, Independiente y la selección argentina, que aparecían casi a diario como los líderes, las caras en esos reclamos. Los saqueos se profundizaban en todo el país pero en el conurbano bonaerense, donde la indigencia y la miseria se multiplicaban por minuto, se hicieron notar con mayor fuerza.
La situación económica y social era un barco a la deriva. En las elecciones legislativas del 14 de octubre de 2001 el voto en blanco y nulo, llamado en conjunto “voto bronca”, alcanzó casi el 25% de los sufragios, ocupando la primera categoría en cantidad en algunas jurisdicciones como Santa Fe y la Ciudad de Buenos Aires. El 19 y 20 de diciembre detonó una bomba que se sabía iba a estallar tarde o temprano debido a las tensiones previas, el vacío de poder del gobierno de Fernando de la Rúa y la situación económica. El asesinato de 5 personas, 227 heridos y 300 detenidos en los alrededores de la Plaza de Mayo fue la cara visible de lo que pasara en todo el territorio, con miles de detenidos y heridos, además de los 39 muertos, en una imagen que parecía sacada de películas y no de la realidad de nuestro país. Fue un momento de basta muy sangriento.
Luego de la partida por los aires del presidente De la Rúa, los cinco presidentes en una semana, el fierro caliente lo tomó la política. Eduardo Duhalde, senador por el Partido Justicialista, exgobernador bonaerense, exvicepresidente de la Nación, quien fuera derrotado en las elecciones presidenciales en el año 1999, fue electo como Primer Mandatario el 3 de enero de 2002, en un gobierno de transición. El “que se vayan todos” no se reflejaba como decisión del sistema político local: no se fue nadie más que el gobierno nacional, quedando como el único culpable de un panorama desolador que proviene de mucho más que dos años.
20 años después, aquí, en este 2021, los participantes en política son cada vez más, los outsiders, es decir, personas que no participaban activamente en la política, aparecen como candidatos en las ultimas elecciones legislativas, dando a entender que no solo no hay que irse de los lugares de representación, sino que si se quiere cambiar la realidad, hay que participar, ponerse al frente de una idea y tratar de llevarla a cabo.

Economistas en la política en estos 20 años
Cuando asumió La Alianza, la economía argentina se encontraba con una fuerte retracción producto de la crisis económica iniciada en 1997 que comenzaba a mostrar la insostenibilidad de la convertibilidad (el famoso uno a uno) y conllevaba la toma cada vez mayor de deuda externa para su sostenibilidad, con un principal acreedor como lo era el Fondo Monetario Internacional. En este sentido, el mensaje desde el gobierno era de “eficientizar” el gasto, es decir, recortar donde haya que hacerlo y que poner economistas alineados con ese mensaje al frente de esas carteras. Las carteras de Educación, Defensa, Relaciones Exteriores, Infraestructura y Trabajo, además de la habitual de Economía y finanzas fueron comandadas por economistas, hecho que es un récord en la historia de nuestro país.
El retorno de los especialistas en materia económica se da con Mauricio Macri en la presidencia, pero en menor escala. Trabajo, Interior, además de Hacienda y Finanzas, fueron las carteras ocupadas en esta oportunidad. En este ciclo compitieron con ingenieros y CEOS de empresas multinacionales, quienes ingresaron a la gestión pública por “idoneidad” en su área, es decir, por tener “éxito” en el sector privado. Sin entrar en detalles técnicos ni personales, los economistas fueron yéndose a medida que los resultados no aparecían. En 2019 concluiría un ciclo donde una cantidad de outsiders ingresaron al gobierno pero no pudieron resolver los “problemas” que venían a resolver, pasando algunos de ellos a otras áreas de la política ya sea a intendencias municipales, poder legislativo nacional y/o local, asesoramiento gubernamental y otros volvieron al sector privado.
La asunción de Alberto Fernández dejó a los economistas para las áreas vinculadas: Economía y Desarrollo Productivo, priorizando a los abogados en un amplio número de las carteras. La presencia de outsiders se da a niveles de secretarías y asesorías. La economía no dejó de ser un tema de agenda y así brotaron economistas en los medios pero sobre todo en la política. En estas últimas legislativas, el ultraderechista Javier Milei encabezó una alianza que también incluyó a José Luis Espert en Buenos Aires y un interesante número de economistas como candidatos nacionales y distritales. También por el lado del Frente de Todos se candidatearon economistas, con Carlos Heller y Matías Tombolini en la Ciudad de Buenos Aires. A su vez, en Juntos, Martin Tetaz y Ricardo López Murphy son algunos de los cientistas en la rama que se presentaron para obtener bancas en una lista que contó con buena presencia de estos profesionales.
Como podemos ver, en tiempos donde la economía es un tema de los principales, los economistas aparecen en la escena pública, son funcionarios, candidatos, asesores, legisladores, etc.

Outsiders en la política: ¡Que se metan todos!
Eva Duarte era una actriz de renombre y presidenta de la Asociación Radial Argentina cuando conoció a Juan Domingo Perón en 1944. Sin embargo, una vez casada con el coronel fue que comenzó intensamente su activismo político, sobre todo en la campaña presidencial de 1946. Presidió la Fundación Eva Perón y fundó el Partido Peronista Femenino, con el fuerte impulso de la aprobación del sufragio femenino. Una de las mujeres más importantes de la política argentina fue inicialmente una outsider.
Sin embargo, más allá del artilugio para denominar outsider a Eva Perón, es un disparador para entrar en el mundo de los famosos que fueron candidatos sin tener militancia previa.
En este 2021 se podría decir que hubo un récord de personajes de fuera del mundo político que fueron candidatos. Carolina Losada pasó de Intratables a ser candidata por la UCR y ganar las elecciones para el Senado en la provincia de Santa Fe, donde en el Frente de Todos el candidato era el experiodista deportivo Marcelo Lewandowski, quien ya había sido electo diputado dos años antes. En la categoría para legisladores nacionales en la misma provincia se presentó por el partido Unite -los del pañuelo celeste que lograron ingresar a la mediática Amalia Granata en 2019- la boxeadora Alejandra Oliveras. En la contienda rosarina, cuatro de las cinco listas para concejales eran encabezadas por periodistas: el ganador fue Ciro Seisas por el Frente Amplio Progresista, quien se desempeñó como conductor en radio y TV hasta días antes de ser electo; el segundo puesto fue para Lisandro Cavatorta, por el Frente de Todos, que dejó su histórico ciclo Bótelos de Telefé Rosario para ser el candidato del gobernador Perotti en la ciudad portuaria; por el lado de Juntos por el Cambio, Ana Laura Martínez, quien provino del periodismo deportivo y el modelaje, hace ocho años dejó la pantalla para sumarse a la política por el ala PRO; el cuarto candidato fue Miguel Tessandori, a quien lo fueron a buscar “de todos los espacios políticos” pero este histórico periodista deportivo de El Clan decidió ir en soledad y logró dos bancas en el Concejo. Sacando a Locomotora Oliveras, todos los outsiders entraron, mostrando que no solo la sociedad quiere ver caras nuevas sino que la política se abastece de figuras de los medios para alcanzar mayor conocimiento.
En este sentido, no es casual la elección que hicieran los libertarios tanto en Ciudad de Buenos Aires como en Provincia de Buenos Aires, saliendo tercera fuerza en ambos distritos. Candidatos por fuera de las estructuras partidarias tradicionales, con gran presencia en los medios, sobre todo en las redes sociales, donde la verdad no importa, sino lo que se valida es que se repita y difunda un suceso. El voto joven, en especial quienes votaban por primera vez, acompañó a esta experiencia de derecha en este 2021, que promete “acabar con la casta”, una especie del “que se vayan todos” pero en el contexto actual, con el mensaje de que el Estado es ineficiente y que hay que reducirlo porque no permite el emprendimiento privado. Los gastos de campaña, a excepción de los casi 4 millones de pesos otorgados por el Estado, fueron ocultos en la Ciudad de Buenos Aires, sin informar quienes fueron los aportantes, aunque es sabido que hubo financiamiento empresarial, sobre todo para pagar el mítico Luna Park como búnker. Poco le importa al 17% del electorado porteño qué hay detrás de este personaje, tratado por los seguidores más cercanos con un nivel de mesianismo, una forma de derechaje populista que se está viendo en otras partes del planeta.
En estas elecciones, además, participaron personalidades tales como la modelo Cinthia Fernández, el cantante Brian Lanzilotta, los bailarines Hernán Piquín y Federico Fernández, el empresario Roberto García Moritán, más conocido por ser “el marido de Pampita”, los exfutbolistas Sebastián Neuspiller, Alberto Tarantini y Hernán Encina. Facundo Manes, el neurocientífico, fue el elegido por parte de la UCR para ser su representante en provincia de Buenos Aires.
Este fenómeno se potenció en estos últimos años pero tiene larga data. Daniel Scioli, el Lole Reutemann, Palito Ortega, Irma Roy, Nacha Guevara, Camau Espínola, Marcos Di Palma, Matías Lammens y hasta Moria Casán fueron candidatos por alguna línea del peronismo. Aldo Pedro Poy, el ídolo del canalla rosarino, es concejal del Frente Progresista en la lista que encabezó la periodista Susana Rueda hace dos años. El actor Luis Brandoni es un exponente histórico del radicalismo, que también había sumado a los periodistas Débora Pérez Volpin y a Luis Otero. Pinky llegó a ser diputada por el PRO, como el humorista Miguel Del Sel, quien casi gana la provincia de Santa Fe,y el exárbitro Héctor Baldassi o el extenista Agustín Calleri. Estos son ejemplos de que sucede en todos los partidos, en todas las épocas, y por sobre todas las cosas, de que es bueno para el sistema político.
Los politólogos lo estudian y reflexionan sobre este fenómeno. Y detallan dos cuestiones: el nombre de la persona y el prestigio, es decir, se busca trasladar credibilidad y fama desde otro espacio, tratando de conservar la identidad, para evitar “quedar pegado” con los cuestionamientos negativos a la política nacional. En lo que coinciden es en que suman voces nuevas, experiencias, representan frescura y aires de cambio para las estructuras que en general son rígidas y reticentes a ciertos cambios.
Lo cierto es que hace 20 años pasamos una de las peores crisis económico-sociales de nuestra historia. Y las barriadas pedían: “Que se vayan todos”. Hoy, a 20 años de aquel episodio, no se fue nadie, y se suman cada vez más. La democracia está cada día más fortalecida y eso también es gracias a los outsiders, a quienes entran desde afuera para cambiar, pero a la vez, validan y le dan vigor al sistema político.